Wednesday, May 15, 2013

Raulismo de mercado

Raulismo de mercado
Miércoles, Mayo 15, 2013 | Por Camilo Ernesto Olivera Peidro

LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -Todo parece indicar que el
sector cultural está en la mirilla de los Ukases del reformismo
raulista. Para el próximo verano, específicamente a partir del mes de
julio, otra ola de cesantías sacudirá a la mayor parte de las empresas
de contratación artística.

Durante el año pasado, un primer paso en este sentido dio como resultado
miles de despidos en casi todas las entidades supeditadas al Ministerio
de Cultura. En la década pasada, a la sombra de la denominada "Batalla
de Ideas", el sector cultural recibió un fuerte espaldarazo. Como ha
sido habitual durante las últimas cinco décadas, este impulso estuvo
bendecido por una frase voluntarista de Fidel Castro. Según él, Cuba
estaría destinada a convertirse en el país más culto del planeta.

Por ello, era preciso crear las condiciones necesarias para que todo el
pueblo alcanzara una cultura general integral. Hoy, a casi diez años de
aquella risible consigna, el paisaje es desolador. La mayor parte de las
instituciones culturales están deterioradas o se encuentran en crisis
total. El pueblo cubano está cada vez más embrutecido, desinformado y
deformado a nivel educacional y cultural.

En estas circunstancias, el gobierno no está interesado en buscar
soluciones que democraticen el acceso a la información. Lejos de
propiciar que el arte y la cultura puedan estar al alcance de todos, el
raulismo de mercado está aplicando una terapia de choque típicamente
neoliberal.

Bajo las aguas negras de este tsunami, están en riesgo de caer los
artistas o las entidades que no cumplan con determinados parámetros de
rentabilidad. Por solo poner un ejemplo, en el área de la música corren
serio peligro dos géneros que nunca han gozado del beneplácito oficial,
el rap y el rock. Los cultores de ambos géneros lograron, a la vera de
la década pasada, la concesión de que se crearan empresas de
representación artística especializadas. Las empresas garantizarían un
marco legal para el desempeño profesional de estos artistas.

Vale aclarar que para que un músico pueda acceder en Cuba al pago por
sus actuaciones, tiene que pertenecer a una empresa de contratación
estatal. El rap y el rock han demostrado calidad artística suficiente y
tienen poder de convocatoria. Sin embargo, el acceso a los medios de
difusión y los canales de comercialización resulta difícil para ambas
empresas.

Tanto los medios como los canales mencionados, están dominados por una
casta que ha sido beneficiaria de la política ideológica del partido
único, el tráfico de influencias y el histórico dominio de la música
popular bailable. Además, la radio y la televisión, bajo férreo control
ideológico, parecen condenadas a permanecer de espaldas a lo que
realmente ocurre en la nación.

Mientras tanto, los canales autónomos de legitimación del arte toman
cada vez más protagonismo. Varias galerías independientes están abiertas
a obras cuestionadoras de la realidad, cuya ruptura con el discurso
ideológico del poder es evidente. La mayor parte de las nuevas
propuestas de índole musical, en sus diversos géneros, se graba y
distribuye al margen de las disqueras oficiales. Sin embargo, la
dictadura aparenta tolerar pero no acepta esta situación. Sus órganos de
inteligencia monitorean y acechan constantemente los proyectos cívicos y
socioculturales como Estado de SATS y OMNI.

Cuando una dictadura pierde sus espacios de influencia ideológica,
recurre a la coacción como método de contención. En las complejas
circunstancias que se avecinan, cabe esperar un nuevo periodo de
oscuridad en la cultura cubana. Las fórmulas de exclusión se basarán en
justificaciones de índole económica. Estas serán un perfecto marco
legitimador de nuevas variantes de represión que, como recurrentes nubes
grises, gravitan sobre la cultura en Cuba.

http://www.cubanet.org/articulos/raulismo-de-mercado/

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