Wednesday, May 8, 2013

Esta es la hora de la verdad

Represión, Disidencia

Esta es la hora de la verdad
Lo único decente que puede hacer cada cubano es trabajar cada día un
poco más para apartar de sí el miedo psicológico que nos ha sido
implantado durante cincuenta años
Diego Alberto Cairo, La Habana | 08/05/2013 11:49 am


La lógica más elemental nos dice que si 500 mil personas enfrentan a 10
millones, la minoría tiene la batalla perdida de antemano. Pero en
estrategia y política no siempre esta ley se cumple. Es así sobre todo
cuando no existen divisiones entre los poderes ejecutivo, legislativo y
jurídico. Un grupo que controle estos tres poderes más las fuerzas
armadas y todos los medios de comunicación es prácticamente
invulnerable. Este es el caso de Cuba.

No es solo una dictadura al estilo Pinochet o una tiranía como la de
Fulgencio Batista este nuevo sistema de gobierno autoritario más
elaborado y abarcador se conoce como totalitarismo y no es posible
derrocarlo mediante el levantamiento popular. Todos los sistemas
totalitarios han terminado cediendo el poder como consecuencia de los
cambios que han efectuado sus propios líderes.

No fue el pueblo soviético el que terminó con el comunismo, fue Mijaíl
Gorbachov el que emprendió la liberalización política en la Unión
Soviética a través de la glásnost. El mejor ejemplo en estos casos lo
brinda China. El pueblo se levantó desde el 14 de abril de 1989 en la
Plaza de Tiananmen. Querían poner fin al régimen totalitario chino pero
como sus líderes no estuvieron dispuestos a dar ese paso sencillamente
no se respetó la voluntad popular y enviaron el 4 de junio al ejército
que terminó literalmente aplastando a los obreros y estudiantes con sus
tanques, fue una masacre. Solamente se hicieron algunos cambios y
ajustes en el modelo económico chino y nadie puede prever cuando se
instaurará un sistema de gobierno democrático en el gigante asiático.

Salvando las diferencias, en Cuba se están operando los cambios
necesarios para instaurar un sistema parecido en el futuro cercano. Solo
que los tanques pensantes de la Isla aprenden muy bien de los errores
ajenos y nunca se van a permitir una situación tan bochornosa como la de
la Plaza de Tiananmen. Si algo sabe la Seguridad del Estado es cuando y
donde reprimir.

Ya sabemos que un levantamiento popular no puede derrotar a un sistema
totalitario pero sí puede dejarlo mal parado en cuanto a su imagen a
nivel internacional. Cuba depende mucho de la opinión pública para
sostenerse a flote. Occidente no pueden darse el lujo de prescindir de
China pero sí pueden prescindir de cualquier relación diplomática y
comercial con la Isla sin graves consecuencias para sus economías. Los
Jerarcas del Partido Cubano lo saben y no quieren ponerse la soga al
cuello como han hecho sus camaradas de Corea de Norte, así que en estos
momentos prevenir cualquier manifestación popular es el principal
objetivo de los órganos de la Seguridad del Estado. «Hay que evitar un
escenario de confrontación entre las Fuerzas Armadas y el pueblo que
deje como resultado numerosas víctimas civiles».

¿Pero como lograr un clima de aparente calma en sistema tan hostil hacia
la dignidad de la persona humana? Ellos saben muy bien como, porque en
su momento se enfrentaron clandestinamente a la dictadura de Fulgencio
Batista. Por eso mantienen un férreo control sobre todos los medios y
espacios de acción que ellos emplearon en su momento.

Saben que un movimiento popular necesita de líderes, organización y
comunicación. Los Jerarcas del Partido han elaborado un sistema metódico
y abarcador mediante el cual captan a los jóvenes más inteligentes y
carismáticos hacia sus filas. A los que excepcionalmente se niegan los
estigmatizan cerrándoles cualquier oportunidad de prosperar en sus
estudios o en sus trabajos por talentosos que sean. Recuerdo que en mis
años de estudio nunca me destaqué por mi entusiasmo hacia las tareas
políticas pero como era un estudiante sobresaliente a la temprana edad
de catorce años recibí la invitación para militar en la Juventud
Comunista. No acepté y desde luego he pagado el precio.

En Cuba la sociedad civil ha sido reducida a la mínima expresión.
Iglesias como las cristianas y fraternidades como la Masonería han sido
penetradas por agentes del la seguridad para monitorear constantemente
sus actividades.

Las organizaciones estudiantiles, el sindicato (CTC), y las asociaciones
gremiales pasan por el férreo control de Partido Comunista (PCC) y de su
cantera júnior, la Juventud Comunista (UJC). Habitualmente el Partido y
la Juventud ubican a sus principales cuadros y militantes en los cargos
medulares de esas organizaciones.

Otros partidos políticos, sociedades secretas o sindicatos son
invariablemente declarados ilegales y perseguidos constantemente por las
autoridades del régimen.

Los medios de comunicación como la prensa la radio y la televisión son
todos estatales y solo pueden mostrar al público la versión oficialista
de los hechos. Su programación es sometida permanentemente al escrutinio
de las comisiones políticas que filtran el contenido ideológico de cada
artículo o programa antes de ser presentado. No hay margen de error.
Cuando un programa humorístico o un reportaje noticioso señala
determinado problema social o institucional (nunca político) se trata de
una estrategia muy bien planificada para crear la sensación de que
efectivamente no hay censura y se respeta la libertad de expresión. Los
Jerarcas del Partido han comprendido después de muchos años que la mejor
forma de ejercer el control sobre los medios es pasando ligeramente
inadvertidos. En Cuba desde hace muchos años se aplica «La teoría de la
válvula de seguridad». Cuando la represión, el hambre, o la pobreza
alcanzan niveles muy altos crece el peligro de enfrentar una explosión
social, al estilo del «Maleconazo» en el verano de 94. Por eso se
toleran algunas voces contrarias a los intereses del estado entre ellos
algunos artistas e intelectuales. Solo es un mecanismo de seguridad y
una fachada de cara a la opinión pública internacional.

Reconozcamos que la estrategia ha funcionado brillantemente. Dos visitas
papales y cientos de concentraciones en casi veinte años no han
provocado mayores incidentes que los golpes de un camillero o los
bastonazos de algún paramilitar vestido de constructor.

Sin líderes carismáticos que tengan la oportunidad de convocar al pueblo
de manera pública o clandestina pasamos de ser una masa de 10 millones a
dos o tres millones de grupúsculos familiares que es donde único podemos
quitarnos la mascara y opinar sin miedo. Comparados con un Estado bien
organizado somos lamentablemente una multitud de minorías.

Lo único decente que puede hacer cada cubano es trabajar cada día un
poco más para apartar de sí el miedo psicológico que nos ha sido
implantado durante cincuenta años. No permitamos que la autocensura guié
nuestras palabras. No deje de actuar de acuerdo a sus principios éticos
y morales solo para evitar que lo señalen. Les garantizo que esto casi
nunca ocurre. No hay tantos chivatos como parece, a pesar de lo que nos
han querido hacer ver, no hay un agente de la seguridad vigilándonos
todo el tiempo desde la ventana de enfrente a menos que usted sea un
connotado disidente y no su caso.

Los cubanos que no asistimos a las votaciones no recibimos un
tratamiento diferente al resto. Por mis cálculos casi un millón no
asistieron a las urnas este año y nada pueden hacer contra eso. Si usted
es trabajador por cuenta propia, ¿qué necesidad tiene de pertenecer al
sindicato que es una farsa? Pague puntualmente sus impuestos y la
seguridad social pero renuncie al sindicato, a la federación y si es
posible a los comités. Estas tres organizaciones son parásitos de la
sociedad y del Estado.

Si aún no tienes la seguridad para actuar contra la opresión que ejerce
el sistema sobre ti, al menos no le hagas el juego, abstente de
participar, nadie puede afectarte a ti y a tu familia por eso. Rebélate
en silencio pero hazlo. La alternativa es el miedo y la sumisión eterna
ante un grupo de políticos corruptos.

Lee artículos como éste y pásaselo a tus amistades de confianza para que
tengan noción de lo que ocurre en el país. Si tienes computadora o
acceso a una, infórmate sobre la historia de Cuba y de otros países
comunistas mediante fuentes neutrales como la enciclopedia virtual
Wikipedia en su versión portable y multitud de documentales donde se
narra de forma objetiva los hechos que el Partido ha tratado de mantener
ocultos.

No dejes de preguntarte ―¿Qué puedo hacer desde mi entorno para
conquistar nuevos espacios de libertad?― verás como en muy poco tiempo
se desarrolla en ti una personalidad crítica, segura y menos paranoica
al momento de expresar tus opiniones.

La única forma de construir un país libre es comenzar por liberar tu
mente. Así en el momento que las condiciones estén dadas tú podrás
aportar tu granito de arena para construir la nación libre en la que tus
hijos merecen vivir.

Si vives fuera de Cuba tus acciones pueden ser aún más importantes.
Ayuda a tu familia pero sin excederte porque tu dinero al final sirve
para sostener al régimen. Sería preferible que ayudaras a tu familia a
emigrar, cada emigrante definitivo debilita la dotación de esclavos que
posee el régimen y es una razón menos que tienes para enviar dinero y
visitar la Isla.

Es imperdonable que sirvas a los intereses de los Jerarcas del Partido
en el extranjero, allí no hay mecanismos de presión o chantaje sobre ti
y si lo haces es por tu libre y espontánea voluntad. Apoyar la opresión
y los crímenes del estado contra el pueblo habla muy mal de ti.

Denuncia públicamente la realidad de Cuba, no le hagas el juego a las
campañas publicitarias de la industria turística cubana. «Tu sabes que
no vienen a Cuba porque es un país bonito, esta es la tierra de los
mangos bajitos». Internet es un arma poderosa ayuda a desenmascarar el
verdadero rostro de la «solidaridad», si tu estás allá y no regresas
será por una buena razón, divúlgala. No solo envíes a Cuba pacotilla y
dinero, trae libros, laptops, cámaras digitales, celulares, antenas
Wi-Fi, documentales y filmes censurados por el régimen. Ayuda a crear
redes de comunicación alternativas para que tus familiares y amigos
salgan de la ignorancia y el miedo psicológico en que los mantiene el
sistema.

Cada cubano puede hacer algo para impulsar el cambio y este es el
momento, no podemos permitir que el totalitarismo se perpetúe en Cuba
como está pasando en Asia. Los viejos líderes están muriendo o saben que
su final está muy cerca pero se están ocupando de arreglar bien su
testamento. Esta es la hora de la verdad.

http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/esta-es-la-hora-de-la-verdad-284132

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