Mulos timadores
Lunes, Abril 22, 2013 | Por Frank Correa
LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Durante los últimos días,
varios vecinos del poblado habanero de Jaimanitas, que tienen familiares
en Miami, se han quejado del servicio de mulos (personas que viajan a
Cuba desde esa ciudad de los Estados Unidos trayendo paquetería a
domicilio), porque los envíos han sido entregados abiertos y con faltantes.
En la calle 236, una anciana recibió un paquete enviado por su hijo, y
estaba violado. El hijo le notificó por teléfono el contenido del
paquete, y la anciana comprobó que faltaba un mantel de hilo, una
enguatada para el frío y medicinas.
En la calle 228, una familia residente en La Víbora visitó varias veces
Jaimanitas, intentando localizar inútilmente al mulo que les traía un
maletín con ropas y zapatos. El individuo estaba en Cuba desde hacía
cinco días, y aún no se había reportado con la entrega. Todas las veces
que vinieron, encontraron cerrada la vivienda donde pernoctaba.
Ofrecieron cinco CUC (moneda cubana equivalente al dólar) al que les
llamara por teléfono para avisarles cuando apareciera el mulo perdido.
En Tercera B, un mulo que visita frecuentemente Cuba, trayendo paquetes,
está perseguido por estafar a varios pobladores de Jaimanitas y Santa
Fe, a los que timó cuando vivía en Cuba.
Pero el más famoso de todos los mulos timadores es Alcides, que no
entregó ninguno de sus encargos de su penúltimo viaje y los repartió
como un Santa Claus entre su familia, y además vendió otros, para
propiciarse la juerga durante los cinco días que estuvo de visita en
Cuba. En el siguiente viaje, la vivienda de su familia fue apedreada sin
compasión por los damnificados, con el mulo dentro.
Alcides se refugió en la azotea y, desde un teléfono inalámbrico, llamó
a la policía para que corrieran a salvarlo, porque estaba siendo atacado
por una turba. Resguardándose de la lluvia de piedras tras un tanque de
agua, llamó por segunda vez y preguntó qué clase de país era este donde
podían matar a un extranjero a pedradas y nadie intervenía. Le
contestaron que resistiera, que en cuanto estuviera disponible algún
carro patrullero, lo enviaban a esa dirección.
Finalmente, se acabaron las piedras y los atacantes se marcharon,
quedando rotas varias ventanas y deshecho el jardín. También quedó
dañada la reputación de Alcides, así que antes de regresar a Miami,
manifestó que si vuelve a traer paquetería a Cuba, deberá quedarse en
casa de su tía, en La Lisa, un lugar sumamente aburrido donde nadie lo
conoce.
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