¿Dos socialismos o dos formas de asumir la decencia?
Viernes, Abril 19, 2013 | Por Leonardo Calvo Cardenas
LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Hay quienes piensan que la
cadena multinacional Telesur constituye una alternativa de apertura
informativa en el muy rígido y parcializado panorama mediático de Cuba.
Sin dejar de reflejar los criterios e intereses de sus patrocinadores
bolivarianos, el canal informativo debe participar en una ardua
competencia, por lo cual se ve obligado a brindar una cobertura amplia.
A través de esta señal, hemos podido ver en los últimos meses el
discurso de la Unión del presidente Barack Obama, las alocuciones y
manifestaciones de la oposición venezolana y hasta las informaciones de
las ligas mayores del beisbol norteamericano, entre otras novedades muy
difíciles de encontrar en los monocordes y previsibles noticiarios cubanos.
Un espacio noticioso de Telesur nos informa que el Senado brasileño
aprobó una ley que protege los derechos laborales y sociales de los
empleados domésticos. A partir de ahora, los siete millones de
brasileños –noventa por ciento mujeres– que desempeñan esta labor,
disfrutarán de salario fijo, no podrán trabajar más de 44 horas
semanales, no podrán ser despedidos sin previo aviso, y en tal caso, los
empleadores tendrán que pagar una multa que sustenta el respaldo
financiero al trabajador mientras consigue un nuevo empleo. La ley
regula además el pago de las horas extras. Según manifestaron algunos
beneficiados, entrevistados para el reportaje, se sienten sumamente
contentos y aliviados por lograr garantías largamente esperadas y
fundamentales para la calidad de sus vidas y condiciones de trabajo.
Causa admiración apreciar cómo en diez años de ejercicio, los gobiernos
del PT (Partido do Trabalho) no solo han cambiado el estatus socio
económico de cincuenta millones de habitantes, sorteando con éxito los
enormes retos del convulso panorama económico global, sino que también
han adoptado medidas de profundo impacto social, como la recién aprobada
ley o la creación del Banco Popular do Brasil, tan importante para
estabilizar la situación económica y financiera de los miles de
brasileños empleados en la llamada economía informal.
Así avanza Brasil como una de las potencias de la economía mundial,
canalizando acertadamente sus enormes potencialidades y dando pasos
trascendentales en el combate contra las tremendas desigualdades
sociales que históricamente arrastró la enorme ex colonia lusitana, para
alcanzar éxitos resonantes en el gran reto del equilibrio y la inclusión
social.
En lamentable contraste, el gobierno cubano, ante la urgencia de poner
en práctica los cambios estructurales y conceptuales que hace algunos
años prometió el presidente Raúl Castro para enfrentar la consagrada
inviabilidad del modelo, se resiste a tomar medidas que faciliten la
inserción de los cubanos en los complejos entresijos del sector no
estatal de la economía.
Nuestros trabajadores por cuenta propia deben soportar las carencias y
debilidades de una economía colapsada, la inexistencia de mercado
mayorista y el bajo poder adquisitivo de la población, además de los
impuestos confiscatorios y el inmisericorde acoso de los inspectores
estatales, una jauría indolente y corrupta que reprime y expolia, al
tiempo que se gana el desprecio de los ciudadanos.
Según la ley que regula el trabajo por cuenta propia, los empleados
domésticos, las personas que cuidan enfermos, las ancianas que venden
bolsas plásticas en los mercados, los recolectores de materias primas o
los encargados de custodiar servicios sanitarios públicos, deben pagar
licencias, impuestos y contribuciones cual si regentearan lucrativas
empresas.
Después de medio siglo de un cerrado estatismo que fue desastroso para
la economía nacional, sin admitir su responsabilidad en la debacle, el
gobierno cubano se ve obligado a abrir otros espacios de participación
económica, pero sin atreverse todavía a crear las mejores condiciones
para los nuevos pequeños empresarios y trabajadores.
Cada vez que un empleador privado contrata a un trabajador, que
posiblemente saca de la creciente lista de desempleados –disponibles,
según la eufemística jerga oficialista–, es castigado con gravámenes
adicionales.
A todas luces, las autoridades cubanas se encuentran en una compleja
encrucijada. Si crean los necesarios espacios y condiciones para el
desarrollo de las potencialidades económicas de la sociedad, se
comprometerían seriamente los diseños de dominación absolutista en que
se sustenta el régimen, incapaz de crear riquezas y de ofrecer las
garantías de justicia y equidad que tanto pregona.
Mucho tiene que aprender el alto liderazgo de la Isla de sus amigos del
PT brasilero. Mientras en Cuba se profundizan las desigualdades y
desventajas que afrontan los afrodescendientes cubanos, a la luz de las
nuevas transformaciones socioeconómicas, ante lo cual las autoridades
cubanas solo ofrecen más represión y promesas incumplidas, en Brasil,
durante los últimos años, se ha penalizado judicialmente cualquier
expresión de racismo y discriminación. Hace pocos días, los televidentes
cubanos vimos cómo un personaje de la telenovela brasileña amenazó a su
madre con denunciarla a la policía por llamar "el moreno ese" a otro
personaje. Además, se han puesto en práctica efectivas medidas de acción
afirmativa, incluyendo las cuotas universitarias para afrodescendientes.
Es precisamente un cubano, el Doctor Carlos Moore, destacado académico y
escritor, siempre calumniado y satanizado por el gobierno de La Habana,
uno de los convocados por el gobierno brasileño a elaborar los textos
destinados a revalorizar la historia y la herencia de los africanos y
sus descendientes, algo que al parecer las autoridades cubanas no van a
hacer jamás.
Naciones con orígenes, historia y culturas muy parecidas, Brasil y Cuba,
siguen hoy destinos muy diferentes porque los gobernantes cubanos están
muy lejos de la sensibilidad social, la responsabilidad política y la
vocación democrática de los líderes del PT brasileño, que registran
cifras record de popularidad, mientras los incombustibles jerarcas de La
Habana no se atreven si quiera a someterse a unas elecciones verdaderas.
Montesinos3788@gmail.com
http://www.cubanet.org/articulos/%c2%bfdos-socialismos-o-dos-formas-de-asumir-la-decencia/
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