Economía
Trabajo por cuenta propia: entre la ilegalidad y el fracaso
Julio César Álvarez
La Habana | 14-02-2013 - 12:55 pm.
Luego de creer en el éxito inmediato, el fracaso llega por falta de
conocimientos, de recursos, o por lo elevado de los impuestos.
"Soy profesora de historia, tengo un título universitario, pero soy una
analfabeta en el arte de los negocios", se quejaba Miriam, una cubana
que ha fracasado como tantos otros en abrirse un camino en el trabajo
por cuenta propia.
Cuando sonó el disparo de arrancada en la última carrera organizada por
el gobierno de Cuba para los trabajos por cuenta propia, la mayoría de
los que optaron por esta modalidad laboral arrancaron al unísono con la
esperanza puesta en una meta final: el éxito inmediato.
Albergaban la esperanza de que sus sueños de almohada, de tener su
negocito propio, se hicieran al fin realidad. Salieron desesperadamente
a pedir las licencias, pero pocos hicieron un estudio mínimo de los
factores que intervenían en el éxito de una empresa, por pequeña que fuera.
Miriam fue una de esas incautas. Con los pocos ahorros que tenía, sacó
una licencia para alquilar un cuarto de su apartamento para el turismo.
En ello empleó los pocos ahorros que tenía. Más de 150 dólares le
costaron todos los trámites necesarios para empezar.
Pensó que los turistas vendrían a alquilarse con solo ella proponérselo.
No se documentó con personas que ya tenían alguna experiencia sobre los
vaivenes de ese mercado, y que pudieron haberla ayudado en sus inicios.
La habitación se mantuvo vacía por espacio de tres meses, en los que
estuvo pagando la licencia también de sus ahorros, a razón de 150
dólares por mes. Cuando al fin apareció el primer cliente, declinó
hospedarse en la habitación por carecer esta de agua caliente. Miriam se
dio cuenta que había fracasado, y desistió de seguir adelante.
Ahora que la cantidad a pagar por la licencia es mucho menor, 35 dólares
al mes más el 10% de las ganancias, no quiere volver a intentarlo en el
giro del arrendamiento. "Ya le puse una ducha eléctrica a la habitación,
pero estoy pensando sacar una licencia para dar repasos privados. Es
mucho menos dinero, pero me parece que es lo que mejor sé hacer".
Como ella, muchos han fracasado por falta de conocimientos, por falta de
recursos, o por las elevadas tarifas de los impuestos, a opinión de
algunos. Ella ha continuado trabajando como profesora. Uno de sus amigos
también fracasó, puso un quiosquito para vender discos, pero la
competencia le hizo cerrar el negocio. Ahora trabaja como posadero en
una casa de alquiler. La dueña le paga dos dólares diarios por limpiar y
ordenar la habitación.
Otros han optado por la vía de la ilegalidad para aumentar las
ganancias. Piensan que esos negocios de poca monta que el Gobierno les
ha dejado llevar, solo sirven apenas para sobrevivir.
Es el caso de Iván, un payaso autodidacta que ejerce de animador de
fiestas y cumpleaños infantiles de forma ilegal. En Cuba se les conoce
como los payasos intrusos. Él comenzó a ejercer como payaso intruso a
finales del año 2005. En ese entonces las licencias para esta actividad
estaban suspendidas.
Un año antes las habían dejado de conceder por las quejas de los payasos
profesionales, y la de algunos clientes. Acusaban a los payasos intrusos
de tener escasa preparación, y de denigrar la labor del payaso con
espectáculos que nada tenían que ver con la sicología de los niños.
"No es mi caso. A pesar de que nuca pasé una escuela, nunca dejé de
superarme. Aprendí mirando actuar a payasos profesionales. Los números
de magia que hago en los cumpleaños, se los compré a magos que me
vendieron sus secretos. Otros trucos los he plagiado porque son muy
fáciles."
Él lleva ya algunos años "por la izquierda", como se dice en Cuba para
significar que algo no se hace por los mecanismos establecidos. A pesar
de que ya el Estado ha vuelto a autorizar este tipo de licencias, y de
que los precios de las mismas han bajado significativamente, Iván no
tiene intención ninguna de legalizarse.
"Invierto mucho en mejorar mi espectáculo. Todavía tengo que arreglar mi
casa, y el dinero resultante no da para todo. La competencia ha
aumentado, la economía familiar sigue en crisis, y por ende hago menos
cumples que hace unos años."
Tampoco puede trabajar para una empresa artística como CARICATO, la que
le daría estabilidad laboral, pues no es un payaso graduado en la
escuela de circo. Tampoco puede pasar dicha escuela. Ya no cuenta con la
edad requerida.
Según un funcionario de la ONAT del municipio capitalino de Centro
Habana, más del 50% de los cuentapropistas no declararon ganancias el
año pasado. Según él, esto puede deberse a dos cosas: o que los negocios
no están marchando bien, o que los titulares de las licencias están
mintiendo en su declaración jurada para aumentar sus ganancias.
Cree que el cuentapropismo actual está marcado más por la ilegalidad y
el fracaso que por el verdadero éxito."
http://archivo.diariodecuba.com/cuba/15313-trabajo-por-cuenta-propia-entre-la-ilegalidad-y-el-fracaso
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