La herencia de Hugo Chávez
Pedro Corzo
9 de marzo de 2013
Miami, Florida – www.PayoLibre.com – El presidente Hugo Chávez, murió el
mismo día que José Stalin. Coincidencia que vale la pena evocar, porque
ambos gobernantes promovían el socialismo, aunque en versiones diferentes.
El mandatario venezolano pretendió imponer el Socialismo del Siglo XXI,
una versión menos cruenta en bienes, derechos y vidas que el socialismo
real que implantó su par soviético, pero fundamentada igualmente en el
despotismo y el abuso de poder, como denunciaron en múltiples ocasiones
instituciones defensoras de los derechos humanos, entre ellas la
Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, de la que retiró su
país por las constantes críticas a su administración.
Evidentemente su muerte genera numerosas expectativas para Venezuela y
el resto del continente americano. Su modelo autocrático trascendió las
fronteras, no por su capacidad de liderazgo, sino por las grandes
riquezas de esa nación que le permitieron invertir en un proyecto
político que sin dudas cosechó grandes éxitos.
Chávez no produjo el encantamiento mágico de Fidel Castro, ni llegó al
poder con la aureola de Mesías de su maestro. Tampoco contó con las
habilidades políticas del dictador cubano, pero poseía un excelente
olfato político, un aguzado sentido de la oportunidad y mucho dinero
como se ha señalado.
Tuvo a su favor que un sector de la clase política y empresarial
venezolana, al igual que la cubana en su momento, tenía vocación suicida
y apoyó un caudillo que paulatinamente le conculcaba los espacios en los
que desarrollaban sus actividades.
Su fórmula para acercarse al poder absoluto fue novedosa. No destruyó
las instituciones del estado, las transformó a su medida, impulsando una
constitución originaria que le abría un mundo de posibilidades para
avanzar al establecimiento de una dictadura institucional.
Legitimó el despotismo político por medio de una eficiente maquinaria
electoral. Una fórmula novedosa en un continente en el que los caudillos
habían impuesto su voluntad a sangre y fuego, aunque eso no significó
que cuando las circunstancias lo demandaron no recurriera a la violencia
extrema para controlar a los descontentos.
Chávez nunca mostró respeto a las normas democráticas. En su opinión un
adversario o rival político era un enemigo que debía ser en el mejor de
los casos desacreditado. Practicó el fusilamiento moral, recurrió a la
ilegalidad para encarcelar a los que se oponían a su mandato. Obligó al
exilio a miles de personas que sólo defendían la democracia.
Limitó la libertad de expresión. Promovió la autocensura. Eliminó los
medios de información que le adversaban con grandes multas o cancelando
las concesiones gubernamentales. Los periodistas fueron atacados por su
nombre y gustaba ridiculizar al comunicador que le hiciera una pregunta
incomoda.
La propiedad privada nunca fue un serio obstáculo para su proyecto de
dominación, siempre y cuando el capitalista fuera a fin a su proyecto,
de ahí que en Venezuela surgiera una generación de nuevos ricos que
popularmente fueron identificados como los boliburgueses.
Chávez estableció una dictadura institucional. Ajustó la legalidad a la
conveniencia del proyecto que patrocinó, lo que le permitió limitar las
libertades ciudadanas en un marco constitucional que hacía difícil la
reivindicación de los derechos perdidos.
Concentró los poderes públicos en su persona. Decidía legislaciones que
restaban a su voluntad el poder de los funcionarios electos.
Reorganizaba las circunscripciones electorales a su conveniencia e
incurrió en gastos que han dañado profundamente la economía venezolana.
La corrupción se expandió y profundizó con el subterfugio de gastos
públicos en el sector social como fueron los programas de Barrio
Adentro, que no resolvían los problemas socioeconómicos del país porque
no generaban riquezas, sino más dependencia ciudadana del gobierno. Las
empresas públicas han sido devastadas, en particular PDVSA, la principal
industria del país.
Politizó las Fuerzas Armadas. Los gastos en armamentos se incrementaron
mientras la infraestructura del país se destruía. Los grandes ingresos
petroleros fueron despilfarrados en una diplomacia petrolera que le
permitió arrendar una clientela política que estaba a su favor en los
foros internacionales.
El gran triunfo de Chávez radicó en el uso discrecional de los
petrodólares. Tuvo más éxitos que Castro en el común propósito de
destruir las sociedades democráticas de América Latina. Inventó el
despotismo electoral. Fue gestor del Celac, el Alba y UNASUR, todos
instrumentos de control político.
Su herencia son regímenes como el de Rafael Correa, Evo Morales y Daniel
Ortega, pero su principal aporte fue el haber mantenido por años la
fracasada dictadura de los hermanos Castro. Algunos analistas afirman
que aportó al totalitarismo cubano más riquezas que la extinta Unión
Soviética.
No olvidemos que Chávez apoyó a las guerrillas terroristas de las FARC y
hasta demandó el reconocimiento de su beligerancia. Fue un excelente
aliado de Muammar Gaddafi y de Mahmud Ahmadineyad. Un admirador de
Ernesto "Che" Guevara, que se declaraba hijo de Fidel Castro.
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