Sociedad
Vidrieras en estado de coma
Fernando Dámaso
La Habana 11-12-2012 - 5:44 pm.
Vacías, acortinadas y ahora enrejadas: medio siglo de vidrieras de
comercios en La Habana.
En la Cuba republicana, ir de tiendas o de compras a las principales
calles comerciales, además de una necesidad, constituía un placer.
Igualmente era un placer ir a ver las vidrieras, limpias y adornadas
según los diferentes eventos y épocas, comenzando, al menos en La
Habana, por el Día de los Enamorados, el Carnaval, el Día de las Madres,
la primavera, el verano, el otoño y el invierno, cuando descollaban los
motivos navideños, que incluían hasta las calles con guirnaldas,
múltiples colores y villancicos.
Estas costumbres se mantuvieron durante algún tiempo después de 1959
—"el año del accidente"—, y desaparecieron con la absurda "Ofensiva
Revolucionaria" que liquidó, de la noche a la mañana, todos los
establecimientos particulares, desde una tienda por departamentos hasta
un sillón de limpiabotas.
Las vidrieras, faltas de artículos que mostrar, fueron quedando vacías y
llenándose de polvo y desechos, hasta que a alguien se le ocurrió
convertirlas en "escaparates culturales". El experimento comenzó por la
calle San Rafael, cubriendo por detrás con pintura de colores,
preferentemente roja y negra, los cristales, dejando pequeñas aberturas
de formas geométricas para observar, a través de ellas, algunos objetos
de arte (por lo general jarrones de barro decorados) colocados en
pedestales en sus interiores.
La "genial" idea se fundamentó hasta con artículos en la prensa, donde
se planteaba que "las vidrieras eran rezagos capitalistas, donde se
incentivaba el consumo, lo cual no era necesario en el socialismo, donde
las personas consumirían solo lo necesario, sin necesidad de propaganda".
[Tienda 'La Gran Feria', La Habana, 2012. (WALFRIDO LÓPEZ)] Tienda 'La
Gran Feria', La Habana, 2012. (WALFRIDO LÓPEZ)
Por suerte el "engendro cultural" duró poco: solo hasta que comenzó a
entrar la cuantiosa ayuda de la hoy extinta Unión Soviética y de sus
satélites, y surgió el denominado "mercado paralelo", el cual, a precios
elevados, ofertaba artículos que no se incluían en ninguno de los
sistemas de racionamiento establecidos, tanto el industrial como el
alimentario. Entonces, algunas vidrieras comenzaron a tener vida nueva,
aunque con pésimo gusto estético.
Con la aparición de los "gusanos" convertidos en "mariposas de alas
verdes", apresuradamente se remozaron algunos comercios, con el objetivo
de captar divisas pero, como en ellos no podían comprar los residentes
nacionales si no iban acompañados por algún pariente o amigo "de afuera"
(estaba prohibido poseer divisas), las vidrieras y puertas fueron
cubiertas con cortinas, para evitar las miradas indiscretas de los
transeúntes. Autorizada la tenencia de divisas años después, algunas
cortinas se eliminaron y otras se mantuvieron.
Con el agravamiento de la situación económica de los ciudadanos de a
pie, y ante el aumento de las actividades delictivas y actos de
violencia, las vidrieras y puertas de los comercios se enrejaron (hasta
con cabillas corrugadas) y algunas con cortinas metálicas exteriores de
corredera, convirtiéndolos en verdaderos búnkeres. El ejemplo más
deprimente lo constituyen los comercios situados en Centro Habana.
Hoy, desafortunadamente, en casi todos los municipios, esta es la imagen
más generalizada en nuestras calles comerciales, atentando contra el
ornato público, además de lo desagradable que resulta tener que comprar
—con el dinero con el que no te pagan— en un comercio que, más que tal,
parece un área restringida de algún establecimiento penitenciario, con
custodios incluidos. De esta locura solo han escapado, en parte, algunos
centros comerciales ubicados en Miramar o El Vedado. Menos mal que,
hasta ahora, a nadie se le ha ocurrido fundamentar política e
ideológicamente esta original aberración comercial del "modelo" cubano.
http://www.diariodecuba.com/cuba/14397-vidrieras-en-estado-de-coma
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