El que me haga sombra se va
[08-08-2012]
Aimée Cabrera
Corresponsal de Misceláneas de Cuba
Cortesía de Aimée Cabrera.
(www.miscelaneasdecuba.net).- El Cabildo, un cabaret que contaba con un
teatro al aire libre, bar y restaurante con más de cien sillas, ubicado
en Calle 4 entre 7ma y 9na en Miramar, municipio Playa dejó en la calle
a unos 130 empleados, después de aparecer publicado un reportaje de una
agencia acreditada, bajo el título de "En Cuba, un cantante de ópera
construye un imperio".
Caracterizado por la venta de comidas y bebidas, así como por un
espectáculo musical nocturno, producido por la compañía Ópera de la
Calle, la cual fusiona ópera, zarzuela, rock, pop y ritmos cubanos,
lograba con su recaudación, pagar buenos salarios a los músicos,
cantantes, bailarines y camareros.
Los clientes cubanos pagaban un boleto de dos dólares, mientras que a
los extranjeros se les cobraba diez dólares de domingo a jueves y 25
dólares por el programa cultural de los fines de semana.
Ulises Aquino, prestigioso barítono al frente de Opera de la Calle tuvo
el ingenio de, bajo el permiso del Ministerio de Cultura, unir las
licencias de tres restaurantes y crear uno, en un local que estaba en
condiciones precarias consiguiendo además, un empleo no estatal, como
"organizador de eventos y otras actividades".
La recaudación, a decir de Aquino, posibilitaba ganancias mensuales de
entre 1.800 y 2.000 CUP (unos 80 dólares); sueldos muy por encima de
los oficiales, pero fue cuestionado por enriquecimiento y por cobrar la
entrada de un espectáculo ya subvencionado. Por tal motivo, el negocio
quedó cancelado y las licencias retiradas.
Es tradicional que los funcionarios del gobierno cubano estén a la caza
de quienes logran con su talento una prosperidad por encima de la media.
En el caso de Aquino, quien trató de brindar un espectáculo a la altura
de su compañía, y a la vez, estimular al colectivo de trabajadores, su
esfuerzo no fructificó.
Si los salarios eran buenos, no eran la gran maravilla, para injuriar
con la palabra enriquecimiento; pero en un país donde se exacerba el
secretismo, existe la doble moral, y la mentira se impone a la
transparencia, es de suponer que lugares como El Cabildo sean eliminados.
Experiencias como éstas hacen que el cubano inmerso en esta nueva
actividad, prefiera ser amable sin dar detalles a quienes desean hacer
reportajes sobre el cuentapropismo, para de esa forma, evitar la
inmediata represión estatal la misma que hace recordar la frase del
programa humorístico dominical, "¡El que me haga sombra, se va!".
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=36715
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