Crimen injustificado
Viernes, 20 de Julio de 2012 13:01
Escrito por Oscar Sánchez Madan
Cuba actualidad, Cidra, Matanzas, (PD) No se puede negar que la reciente
muerte de al menos tres personas que enfermaron de cólera en la región
oriental de Cuba es una responsabilidad del gobierno de Raúl Castro. El
indeterminado número de enfermos que se han contabilizado en todo el
país constituyen una clara demostración de que los actuales dirigentes
no han prestado el necesario auxilio a las comunidades durante la última
década.
El cólera es una enfermedad que se manifiesta como una infección
intestinal. Provoca en los seres humanos diarrea acuosa profusa, vómitos
y entumecimiento de las piernas y puede ocasionar la muerte. Por lo
general, se muestra como un contagio benigno y asintomático, aunque una,
de cada 20 personas que lo contraen corren el riesgo de que su estado de
salud se agrave.
Para nadie es un secreto que en cualquier territorio, sobre todo en los
países tropicales, donde se han producido intensas y prolongadas
lluvias, en vísperas del verano, tenga lugar una alteración perjudicial
de la calidad del agua. Eso las autoridades gubernamentales lo saben.
Por tanto, era una obligación del gobierno, que es el propietario de la
gran mayoría de las empresas económicas y de los centros de
investigación, de supervisión y de servicios, fiscalizar el estado de
los pozos y embalses y la limpieza de los núcleos poblacionales. Dicho
con otras palabras, conocer si en los campos y las ciudades las
condiciones higiénicas de la población se habían deteriorado.
Un país, que según el oficialismo es una potencia médica, debería tener
garantizada la protección de sus pobladores con trabajadores de la
salud, científicos y con el personal adecuado para evitar lo que los
entendidos califican ya de probable epidemia.
Al concluir la primera quincena de julio existía la posibilidad de que
el cólera y otras enfermedades virales y bacterianas hayan invadido
otras regiones, además de la ciudad oriental de Manzanillo.
Se cuentan por miles las cubanas y los cubanos que en las últimas
semanas han sido atendidos en centros estatales de salud. Asombra que en
el oriente del país sobrepasan la elevada cifra de cinco mil personas.
Son diversos los virus y las bacterias detectados en los últimos años en
la isla por la ausencia de una adecuada práctica y educación sanitarias.
La causa principal de ese fenómeno se radica en que miles de
trabajadores de la salud han sido enviados al extranjero como
colaboradores a prestar los servicios que necesitan los nacionales.
La responsabilidad de los funcionarios no ha sido sólo en el caso de las
referidas tres muertes. En la isla, la red hidráulica está bastante
deteriorada y existen notables problemas con el suministro de agua
potable, a pesar de los cuantiosos recursos que, con mucha tardanza, ha
invertido el gobierno en los últimos años. Dicho escenario obliga a la
población a buscar maneras, a veces informales, de obtener el preciado
líquido, que con frecuencia, no les garantiza el todopoderoso estado. En
estos avatares no se observan siempre las elementales normas higiénicas.
Cada vez que las autoridades del Ministerio Salud Pública detectan un
brote epidémico, por muy peligroso que este sea, no lo informan o lo
hacen cuando han ocurrido hechos irreparables, como la muerte de
ciudadanos. Eso sí, el personal médico se esfuerza por controlar la
situación lo más rápido posible, aunque los funcionarios no brinden una
inmediata información al pueblo, que sería lo ideal para que las
comunidades se protejan.
A los gobernantes cubanos les preocupa más resguardar la imagen del
sistema estatal de salud que proteger la vida de sus compatriotas. La
"Nota Informativa" publicada en el diario oficial "Granma", el tres de
julio último, así lo confirma. No se expresa con claridad que 53
personas, (entre ellas, las tres que fallecieron), enfermaron de
"cólera". Con un lenguaje enrevesado, el Ministerio de Salud Pública
dice que en los pacientes, "han sido identificados diferentes gérmenes,
precisándose el diagnóstico del "Vibrio Cholerae", bacteria que provoca
esta enfermedad.
¿Acaso los más de 11 millones de cubanas y cubanos son médicos o hablan
latín para comprender semejantes conceptos? Por supuesto que no. Dicho
ministerio lo que pretendía no era informar, sino todo lo contrario,
encubrir la gravedad del problema. Al parecer sus dirigentes y
funcionaros temían quedar ridiculizados por el hecho de que se había
informado que el cólera era una de las enfermedades que ya no existían
en la isla. Se equivocaron estos malintencionados burócratas y ¡de qué
lamentable manera!
De no ser por la emisora "Radio Martí" y por otros medios de prensa de
Miami, Florida, cuyas señales, de diferentes maneras, se recepcionan en
varias regiones de la isla, muy poca gente hubiese sabido que decenas de
sus compatriotas adquirieron la enfermedad del cólera. El 13 de julio
último, cuatro días después de publicada la mencionada nota en Granma,
en muchos lugares la población aún desconocía dicha tragedia porque la
"información" publicada en Granma no fue precisa.
Imagínense cómo deben sentirse los honestos periodistas de los medios de
prensa oficiales -que los hay- a quienes les está prohibido difundir los
detalles de una innegable y peligrosa realidad. Ésos que han sido
criticados por el general Raúl Castro por hacerse cómplices del
secretismo oficialista.
Una sensación muy diferente experimenta el comunicador independiente
Calixto Ramón Martínez Arias, integrante del "Centro de Información
Hablemos Press", quien desde la ciudad de Manzanillo, mucho antes que el
diario Granma diera a conocer lo que sucedía, informó sobre la desgracia
que las autoridades proponían ocultar. ¡Bendita sea la prensa independiente!
Lo que afecta la salud, e incluso, la vida de la ciudadanía, no puede
constituir un secreto de estado, pretexto que utilizan los gobernantes
cubanos para esconder los errores derivados de su burocrática incompetencia.
Constituye un derecho fundamental de los ciudadanos recibir información
precisa, veraz y oportuna. Así lo establecen las convenciones de Ginebra
en esa materia.
El Ministerio de Salud Pública exhortó a la población a "cumplir las
medidas sanitarias relacionadas con la higiene personal, del agua y los
alimentos". Eso es bueno, pero hubiese sido mejor que dicho organismo
hubiera resaltado la posibilidad que había de que en otras regiones del
país, además del municipio Manzanillo, los habitantes contrajeran el cólera.
¿Por qué los funcionarios de Salud Pública no les dijeron al pueblo, a
tiempo, que las aguas de algunos pozos se habían contaminado y que
proliferaba, desde hacía varios días, la terrible enfermedad del cólera?
¿Por qué éstos callaban, en sus confortables oficinas, mientras las
personas enfermaban y morían?
Cuando se les habla de una dolencia que puede ocasionarles la muerte,
los seres humanos, como es lógico, se cuidan.
Por el contrario, no prestan mucha atención si se les aconseja
protegerse de una imprecisa infección intestinal ocasionada por la falta
de higiene.
Aunque, ¿de qué higiene hablan los portavoces del gobierno cuando los
ministerios no invirtieron, durante décadas, los necesarios recursos
para garantizar una adecuada salubridad en las calles, plazas e
instituciones públicas, incluidas las prisiones y los centros temporales
de detención?
¿Con qué autoridad moral llaman ahora a la población a sumarse a la
campaña para eliminar las referidas y peligrosas enfermedades?
Lo primero que deberían hacer las autoridades gubernamentales es rebajar
el precio, bastante alto en la actualidad, de los jabones de baño y de
lavar y del detergente, que se venden en las tiendas recaudadoras de
divisas, que es donde por lo general, se pueden adquirir estos
indispensables artículos domésticos. Asimismo, suministrar implementos
de limpieza a las cárceles y artículos de aseo que son allí casi
inexistentes.
En resumen, el hecho de mantener el deplorable estado de las redes
hidráulicas del país, la deficiente fiscalización de la calidad del
agua, los altos precios de los productos necesarios para garantizar la
higiene, las calles y plazas sucias, las prisiones en estado de abandono
y la desinformación ante los frecuentes brotes epidémicos, constituyen
un injustificable crimen, cuyo autor es un gobierno que coloca a la
población en un absoluto estado de indefensión.
Para Cuba actualidad: sanchesmadan61@yahoo.com
http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/4676-crimen-injustificado.html
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