Acta de defunción de Ochoa dice que murió por "anemia aguda"
Publicado el Viernes, 13 Julio 2012 11:03
Por Wilfredo Cancio Isla
La muerte por fusilamiento del General Arnaldo Ochoa el 13 de julio de
1989 aparece atribuida a una "anemia aguda" en los registros del
Cementerio de Colón de La Habana, según consta en un libro de reciente
publicación.
La boleta de inhumación de Ochoa que figura en el archivo de la
necrópolis habanera está reproducida en el libro Un cementerio que
agoniza, escritor por Rodolfo Torres en colaboración con la historiadora
Magaly Cabrales.
"El 13 de julio de 1989 se dio sepultura en este Cementerio C. Colón, en
el Cuartel: S.E. Cuadro 17 c/c Bóveda 3 Propiedad: Administración, al
cadáver de: Arnaldo Ochoa Sánchez, natural de Holguín, de 48 años de
edad. La Habana Tomo: 407 Folio: 28", indica el Libro de Entierros No.
347 del archivo de la institución habanera.
"La información que contienen los libros de entierros del Cementerio de
Colón ha venido sufriendo en sentido general una contracción respecto a
la consignación de datos, incluyendo las inhumaciones trascendentales
que se han reducido a un formulario mínimo", relató Torres en entrevista
con CaféFuerte. "Fue una sorpresa hallar esta causa de muerte en la
boleta de Ochoa".
Deterioro de los registros
El estudio de los libros de entierros arrojó que a partir de los años
50, los asentamientos de muertes por ajusticiamiento o asesinato
aparecen registrados bajo dos causas: hemorragia interna y homicidio. A
partir de 1961 -año de la intervención estatal de la entidad- se hizo
menos exigente la consignación de datos en los registros, y hoy apenas
pueden hallarse los apuntes necesarios sobre los fallecidos.
El escritor asegura que la parte documental acumulada durante más de 130
años en el archivo del cementerio está profundamente dañada.
"Los tomos de registros más deteriorados pertenecen a los últimos 40
años como consecuencia de la manipulación y la mala calidad del
material", consideró el autor, que aboga por la cremación como una
solución racional e higiénica a los graves problemas de capacidad, robos
de osamentas y deterioro general que enfrenta el célebre camposanto cubano.
El escritor Rodolfo Torres en Miami el pasado abril.
El escritor Rodolfo Torres en Miami el pasado abril.
La necrópolis, considerada por su valor arquitectónico entre las tres
más importantes del mundo, fue inaugurada en 1876, tiene una extensión
de 560 mil metros cuadrados y más de un millón de cadáveres sepultados.
La investigación de Torres y Cabrales se inició en 1991 y se extendió
por más de dos años. Un cementerio que agoniza -publicado en Miami por
la Editorial Voces de Hoy a finales del 2011- contiene amplia
información sacada de los libros de enterramientos originales,
documentos inéditos del Archivo Nacional de Cuba, y testimonios de
sepultureros, historiadores y dolientes.
El libro tuvo una edición parcial en España en 1996, la cual no incluyó
la información documental relacionada con Ochoa, pues el editor, Antonio
Ponton, pensaba venderlo dentro de Cuba.
"Aunque Pontón tenía la intención de hacer circular el libro en Cuba, yo
sabía, para mis adentros, que eso era imposible teniendo en cuenta su
contenido", manifestó.
Torres, de 62 años, participó como soldado sanitario mayor en la guerra
de Angola entre 1976 y 1977, y fue reportero del diario Trabajadores
hasta 1994. Actualmente reside en Alemania.
"El asesinato de Ochoa es uno de los actos más horrendos y vergonzantes
que tendrá que registrar para siempre la historia de Cuba", opinó el
escritor.
Como parte de la pesquisa, Torres asistió, subrepticiamente, a la
exhumación de los restos de Ochoa, en 1991.
"En medio del período especial [crisis económica de los años 90], en
Cuba todo podía conocerse y conseguirse con un poco de dólares", relató.
"Esa información tenía un precio y yo la compré".
Exhumación del General
Todavía hoy recuerda la tensión que vivió en aquel momento.
"Viví con mucha tensión aquellos segundos, porque de veras que fueron
apenas unos segundos, sólo tenía ojos para mis espaldas y, con la boca
seca, vi lo que ocurría en el sepulcro, entre los trabajadores", contó
Torres. "Fue como una compuesta de escenas trastocadas que irían tomando
su lugar con el tiempo y luego de averiguar y relacionar hechos que
entonces no comprendía y desconocía... Todavía hoy hay caras y
movimientos de ese día bien grabados en mi memoria".
Fue así como Torres pudo presenciar la exhumación de Ochoa desde una
distancia prudencial. El acontecimiento aparece descrito en el libro de
la siguente forma:
"A la exhumación de los restos del ex general de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias y ex héroe de la República de Cuba Arnaldo Ochoa Sánchez
acudió una mujer -¿hija, hermana...?- que con aprensión envuelta en
rabia y tristeza observaba a los sepultureros trabajar. Los hombres
sacaron el desvencijado ataúd, removieron los restos de la podredumbre y
observaron aquellos despojos que una vez fueron muy valientes. Ante la
sorpresa del otro, uno de los sepultureros anduvo rápido en agacharse
para agarrar el bluejeans por las patas, levantarlo y que cayeran los
huesos ya mondos. El pantalón era como uno de aquellos modelos que
tenían la mitad de una cremallera o cadena dorada en los bordes de los
bolsillos. El hombre lo sacudió con fuerza par de veces y preguntó a la
mujer si quería llevárselo. Ella respondió sin palabras con un "No"
amargo. El sepulturero dobló entonces el pantalón, se lo metió bajo el
brazo y agarró su bicicleta para perderse por una de las calles".
Ochoa fue detenido el 12 de junio de 1989 y procesado en la llamada
Causa No. 1 junto a un grupo de oficiales de las Fuerzas Armadas y el
Ministerio del Interior. Acusado de corrupción, narcotráfico y alta
traición, fue juzgado y condenado a muerte junto a otros tres implicados
en el caso.
Según versiones extraoficiales, el fusilamiento se produjo en una unidad
de Tropas Especiales en la playa de Baracoa, al oeste de La Habana.
http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/sociedad/2006-acta-de-defuncion-de-ochoa-dice-que-murio-por-qanemia-agudaq
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