Saturday, June 23, 2012

Guardafronteras cubanos queman embarcaciones de pescadores informales

Guardafronteras cubanos queman embarcaciones de pescadores informales
junio 22, 2012
Yenisel Rodríguez Pérez

HAVANA TIMES — Los guarda fronteras cubanos queman cientos de
embarcaciones improvisadas de pescadores informales. Esperan la llegada
de la madrugada para de esta forma divisar bien las boyas lumínicas de
estos pescadores y darles caza.

Muchas de las embarcaciones quemadas consisten en bloques de poliespuma
reforzados con tablones de madera. Son invenciones que posibilitan que
algunas familias accedan a los productos marinos tan escasos en Cuba.

De este modo se viene desarrollando una silenciosa confrontación entre
la perseverancia de los pescadores informales y la insensibilidad y el
autoritarismo de los guardiamarinas.

Los hechos se producen fundamentalmente en las aguas que bañan a
comunidades urbanas y semiurbanas en la capital del país, sobre todo en
la zona éste.

Cada noche cientos de pescadores informales se echan a la mar para
enfrentarse a los peligros del litoral, a las fuertes corrientes, al
ataque de tiburones, a la posibilidad de tener un accidente de pesca y
al maltrato de las autoridades.

Con el pasar del tiempo se ha ido conformando una cultura pesquera entre
estos hombres. En comunidades como Alamar se ha instituido popularmente
un saber sobre la cultura de la pesca informal en bloques de poliespuma.

Ésta es la principal circunstancia que hace tan difícil a los
guardafronteras erradicar o disminuir significativamente este tipo de pesca.

El Estado cubano no acepta que los ciudadanos accedan libremente a las
riquezas del mar como bien común. No tolera que se asuma
autogestivamente esta práctica de sobrevivencia familiar, siendo a la
vez responsable de la precarización del mercado de productos marinos en
el país.

Hace unos días, mientras visitaba algunas amistades en Alamar, divisé a
lo lejos y desde la ventana de un noveno piso, un espectáculo de luces
que más bien parecía una invasión de alienígenas.

Julito, que estaba justo detrás de mí, me explicó que esas luces eran
boyas lumínicas que usaban los pescadores del barrio para atraer a los
chicharros; un pez muy preciado en la cultura culinaria cubana
contemporánea.

Grande fue mi sorpresa, cuando pasado algunos minutos surgieron de la
nada enormes llamaradas que opacaban a las boyas lumínicas. Pregunté a
julito si ese era un modo de pescar grandes peces.

Desconcertado mientras observaba el espectáculo, julito gritó a su madre
que estaba en la cocina fregando los platos de la comida:

- ¡Mami!, que suerte tiene este cabrón, se dirigía a mí, se ha comido el
último filete de pescado que se verá en esta casa por un buen rato.

Era de Chicharro.

http://www.havanatimes.org/sp/?p=66097

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