Crónica de la malahora: Un robo en casa de García Márquez en La Habana
Publicado el Lunes, 25 Junio 2012 08:44
Por Juan Reynaldo Sánchez*
La amistad entre Fidel Castro y Gabriel García Márquez viene desde hace
mucho tiempo, pero después de que el escritor colombiano recibiera el
Premio Nobel de Literatura en 1982, el dictador cubano decidió
unilateralmente -valga precisarlo aunque parezca una redundancia-
regalarle una residencia para sus largos períodos de estancia en Cuba.
Para materializar su regalo, Castro escogió una residencia construida
antes de 1959 en el área de El Laguito, la que con el decursar del
tiempo se le denominaría como Casa No. 6 del protocolo del Consejo de
Estado, situada en la calle 146 y la avenida 21-A en el municipio
habanero de Playa.
Como complemento a la deferencia del gobierno cubano, Castro le ofreció
a su amigo un auto Mercedes Benz de color negro y todo el mobiliario y
servidumbre requeridos.
El misterio del teléfono perdido
Hace más de 20 años estuve relacionado con acontecimientos ocurridos en
esa mansión y de los que circularon versiones inexactas. Intento
aclararlas ahora en momentos en que el octogenario narrador parece haber
perdido completamente la memoria, según publicó recientemente la revista
People en Español, y el ex gobernante parece seguirle tras sus pasos con
episodios como el de la moringa.
Ese día Fidel Castro y García Márquez habían llegado al Aeropuerto
Internacional "José Martí" de La Habana para despedir en el salón del
protocolo de la terminal No. 1 a una delegación latinoamericana. Dentro
del área protocolar, junto a los invitados, nos encontrábamos el jefe de
la escolta de Castro, el doctor Eugenio Selman-Housein, médico personal
del gobernante, y Roberto Meléndez, jefe de protocolo. Castro -como era
su costumbre- estaba brindando con whisky Chivas Regal de ocho años a la
roca, al igual que García Márquez, mientras que los demás invitados
degustaban otro tipo de bebidas.
Meléndez se pasó de la línea y -no sé porque razón- y se sirvió varios
tragos de whisky que ingería a escondidas. Eso me llamó la atención y
lo comenté en su momento con algunos compañeros de trabajo.
La delegación visitante se marchó y Castro y García Márquez salieron
rumbo a la flamante casa del novelista en El Laguito. Llegaron allí y
estuvieron conversando con Mercedes Barcha, la señora del escritor, y
otras personas hasta que el cabo de unas horas Fidel se retiró del lugar
rumbo a Punto Cero, donde llegamos unos minutos más tarde.
Transcurrieron alrededor de 10 minutos y el Teniente Coronel Nivaldo
Pérez Guerra, oficial de guardia de la escolta de Castro, nos comunicó
que el teléfono principal de la casa de Garcia Márquez había
desaparecido. El hecho se le informó de inmediato a Castro, quien
decidió que la contrainteligencia de la Seguridad Personal se hiciera
cargo de la investigación y le reportara directamente a él de todos los
resultados.
De cómo Meléndez fue destituido
Pasó esa noche y la mañana siguiente, bien temprano, entró una llamada
del oficial Nivaldo Pérez donde informando que Meléndez estaba con él y
le había llevado el teléfono de García Márquez, en tácita alusión a que
fue el jefe de protocolo quien lo había "desaparecido". La noticia se
la pasé rápidamente a Castro. Su respuesta fue que interrogaran a
Meléndez sobre el motivo que habia tenido para realizar ese hurto.
Meléndez contestó con un relato digno de un libro infantil. Según él,
sustrajo el teléfono en represalia contra los sirvientes de la casa,
quienes al verlo ya con algunos tragos de más no quisieron servirle más
whisky.
No sé si Fidel Castro le creyó o no esa historia a Meléndez, pero le
mandó a preguntar qué tipo de castigo él creía que se merecía. Meléndez
respondió que desde ese momento renunciaba a su puesto como director del
protocolo y se iría a una brigada de la construcción para trabajar como
plomero hasta que Castro lo decidiera. Y eso fue lo que sucedió al
final. El cargo como director del protocolo del Consejo de Estado lo
asumió Angel Reigoza, hasta ese momento vicedirector de protocolo.
Meléndez no fue nunca enjuiciado y mucho menos encarcelado por ese hurto.
Era de suponer que Roberto Meléndez era un hombre de confianza tanto de
Castro como de todo el aparato del Estado y gobierno cubano, incluso se
le había otorgado un carné honorífico de la Seguridad del Estado por la
confiabilidad que había en él. Me pregunto que le hubiera pasado al
jardinero, al chofer o a cualquiera de los sirvientes de la residencia
si a alguno de ellos se le hubiera ocurrido llevarse consigo el teléfono
de García Márquez. Pero Meléndez no era interés del Estado, o sea, no
era un enemigo del Estado en ese momento y por tanto todo quedó ahí, sin
mucha publicidad.
Al menos, el incidente no aparece en las memorias de García Márquez y
dudo mucho que Fidel Castro quiera recordarlo ahora.
*Juan Reynaldo Sánchez fue escolta personal de Fidel Castro entre 1968 y
1994, con grados de teniente coronel. Fue destituido y cumplió prisión
en Cuba. Logró abandonar la isla en el 2008 y actualmente reside en
Miami. Tiene en preparación un libro sobre su experiencia en la
seguridad personal del gobernante cubano.
http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/politica/1949-cronica-de-la-malahora-un-robo-en-casa-de-garcia-marquez-en-la-habana
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