El falso concepto de la amistad y el falso concepto de la hombría
Martes, 22 de Mayo de 2012 00:21
Escrito por Juan Gonzalez Febles
Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) Hace varias décadas justo al
inicio de lo que se da en llamar revolución o proceso revolucionario, la
élite de poder encabezada por Fidel Castro se afanaba por destruir
valores seculares y corromper el alma de la nación
cubana.los-propietarios-de-cuba
Para lograr la actual cosecha de delatores y hombres nuevos, se
emprendió una campaña dirigida contra lo que denominaron "falso concepto
de la amistad" y "falso concepto de la hombría".
Se trató de elevar la delación a categoría de virtud ciudadana o para
decirlo mejor, en "valor revolucionario". No pocos de los captados para
los nuevos valores se aprestaron a chivatear. Muchos ascendieron por
esta vía y ciertamente mejoraron su status y sus calidades de vida. En
otro orden de cosas, pero en pos del mismo objetivo, se creó el plan "la
escuela al campo" y de cierta forma se completó la tarea de desarraigar
los valores familiares y ciudadanos existentes hasta ese momento.
De acuerdo con la tesis estigmatizadora del "falso concepto de la
amistad", no existía opción frente a la alternativa del mejor amigo,
padre, madre, familia, etc., si en contraposición se encontraran los
valores o intereses "revolucionarios". Como establece uno de los
"ordeno" del capitán general de la revolución, "los revolucionarios no
son amigos de los contrarrevolucionarios". Los revolucionarios deben
"abroquelar el corazón frente a la compasión". Con eso y más, aquí se
lidia a diario.
Otra figura emblemática de la "revolución", el condotiero y archi pesado
argentino, Ernesto che Guevara, aspiraba a ser "una fría y eficiente
máquina de matar". Ciertamente logró la frialdad y la condición de
matarife. Felizmente, la eficiencia, en cualquiera de sus acepciones y
manifestaciones, se mantuvo providencialmente lejos de su persona y de
todo lo que emprendió. El tipo en vida fue una catástrofe, muerto, ha
conseguido al menos ser medianamente útil.
Un interesante libro escrito por uno de los ex guerrilleros urbanos del
Directorio Revolucionario Estudiantil, da una imagen interesante y
diferente sobre la vida cubana antes del desastre. Guillermo Jiménez,
para sus amigos "Jimenito", y su libro Los propietarios de Cuba 1958,
dan la medida del arte para destruir del capitán general de la
revolución cubana, Fidel Castro.
El autor, Guillermo Jiménez consiguió grados de comandante y además,
sobrevivir sobre los "buenos" y entre los "malos". Los prologuistas de
la obra, Oscar Zanetti Lecuona y Jorge Ibarra, o al menos alguno entre
ellos, se refieren a estos 550 propietarios, en su mayoría cubanos, con
el calificativo de burguesía dependiente y en otros casos, oligarquía.
El libro detalla a qué clubes exclusivos pertenecían, cómo construyeron
su mundo familiar y hasta puntualiza la ubicación de las casas que en
aquel momento habitaron. Es una obra fascinante porque ofrece la
posibilidad de más de una lectura.
Conquistado por la obra de Jiménez, me caractericé y visité algunas de
las casas de aquellos burgueses vencidos.
En ellas hoy viven extranjeros que supieron pescar en aguas revueltas o
personas muy revolucionarias que reaccionaron desconfiadamente cuando
alegué motivos sentimentales para retratar las casas en que viven y en
las que vivieron sus ex propietarios emigrados. Los extranjeros fueron
atentos y serviciales, los nacionales, no. Curiosamente se comportaron
como burguesía dependiente –de una élite iletrada- y oligarquía, mucho
más egoísta e inescrupulosa que la que consiguieron desplazar.
En ellos fue fácil reconocer a esos que en su momento renunciaron al
"falso concepto de la amistad y de la hombría". Hoy, andan temerosos de
tener que devolver algún día el bienestar que disfrutan y no
contribuyeron a crear con su esfuerzo y esta peculiar condición les
coloca en el mismo lugar emocional y geográfico de aquella oligarquía
vencida. ¿Qué les parece?
Lo más lamentable de toda esta historia es que recuperar "los falsos
conceptos" será una verdadera misión imposible. Algunos de muy buena fe
contaban con la iglesia católica para ello; entonces, el cardenal Ortega
y sus miñones se encargaron de destruir aquella poquita fe que quedó.
Tampoco lograron retener las viejas tradiciones y valores de aquel
llamado y perdido "falso concepto de la hombría y la amistad".
En fin, el escenario nacional es complejo y todo parece indicar que los
reajustes siempre serán dolorosos.
Para Cuba actualidad: juan.gonzlezfebles1@gmail.com
http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/117-politica/4138-el-falso-concepto-de-la-amistad-y-el-falso-concepto-de-la-hombria.html
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