Tuesday, May 22, 2012

Cuba, Mariela Castro y las aves perturbadoras

Cuba, Mariela Castro y las aves perturbadoras
Por Martín Guevara

Casi todos los que estaban en las inmediaciones hacían cola para tomarse
un helado en Coppelia. Enormes filas humanas. Las bocas de despacho
donde se veía poca gente de pie eran de venta en dólares y ahí solo se
atendía a extranjeros.

-Párense ahí -gritó uno de los policías mientras descendía raudo del
patrullero por el lado del acompañante.

Mientras el otro apagaba el motor y salía para cortarles el avance a los
dos muchachos, llegó un miliciano algo sofocado por el paso aligerado
señalando a los chicos.

-Sí esos mismos son, esos dos pájaros -mientras el miliciano decía esto
se iba formando un grupo de curiosos, los últimos de la cola, que dada
la distancia tan abrumadora que los separaba de la dependienta que
despachaba los helados, no se hacían demasiado problema en abandonar el
puesto.

¿Qué hacían detrás de esos arbustos, ustedes son gansos? -les inquirió
quien había bajado primero, más a modo de acusación que de pregunta ya
que ni siquiera les permitió responder-. Vamos, monten en el carro,
vamos a la Unidad.

Escenas cotidianas de Coppelia

Uno de los jóvenes obedeció presto la orden y sin chistar entró al
patrullero, el otro comenzó a pedir explicaciones en voz alta de por qué
los detenían. El policía le espetó que se lo llevaban por desviados y
sin mediar otra explicación le aplicó una sonora bofetada en el rostro,
le torció el brazo y lo empujó con la ayuda de la rodilla al lado de su
amigo.

Nadie de los que miraba dijo nada.

Cada tarde cuando caía el sol, se podía ver una escena similar en
Coppelia, algunos estaban dispuestos a purgar sus pecados esperando
horas por sus bolas de helados, otros como los ácratas, rockeros,
friquis y afeminados, que utilizaban la manzana de la heladería como
punto de reunión terminaban purgando en los calabozos.

Unos años antes, entre 1965 y 1968, siguiendo una política del Gobierno,
se enviaba a los homosexuales a campos de trabajo, bajo el precepto de
que el rigor los haría hombres, los callos y las vicisitudes del trabajo
los endurecerían y entrarían en cintura , en al menos uno de los pilares
fundamentales de cualquier hombre como es debido, en su vertiente de
guapo o revolucionario: ser viril; la otra era ser temerario, de esa se
podría dar fe más tarde, en Africa.

Muchos poetas

En mi edificio en el barrio de El Vedado, un vecino ex oficial del
MININT se jactaba de haber dirigido uno de esos destacamentos de
sarazas, según sus palabras animadas por el ron de las tardes sabatinas
y el habitual coro de obsecuentes aduladores, él los ponía al sereno
durante toda la noche, atados a un árbol morada de las pequeñas
hormigas rojas, para sacudirles el amaneramiento.

Había muchos poetas -decía- como Guillén y Lorca.

Este hombre hablaba nada menos que de los tristemente celebres campos de
la UMAP donde llevaron a más de 25000 jóvenes. La idea fue de las FAR,
organismo militar que dirigía entonces y hasta su investidura como
presidente de Cuba, el general Raúl Castro, quien expresó estas palabras
acerca de la utilidad de la UMAP: "Primer grupo de compañeros que han
ido a formar parte de las UMAP se incluyeron algunos jóvenes que no
habían tenido la mejor conducta ante la vida, jóvenes que por la mala
formación e influencia del medio habían tomado una senda equivocada ante
la sociedad y han sido incorporados con el fin de ayudarlos para que
puedan encontrar un camino acertado que les permita incorporarse a la
sociedad plenamente".

Entre esos jóvenes la mayoría eran desertores del ejército por una
limitación religiosa, o no aptos para las FAR por afeminados y
curiosamente hoy del linaje de aquellos mismos homófobos, emerge la
posición representante y defensora de los derechos del movimiento de
gays, lesbianas y transexuales cubanos, como colofón a una obra bufa
con el más macabro y maquiavélico de los humores posibles.

Sin hacer el más mínimo mea culpa, sin haber condenado ni enérgica ni
tibiamente la crueldad de las políticas segregacionistas de sus
antecesores, a la sazón, su propio padre, sin solicitar responsabilidad
alguna, Mariela Castro se eleva como la voz de los excluidos y
represaliados por su elección del objeto sexual.

El viaje de Mariela

Mariela planea presentarse esta semana en una conferencia en San
Francisco, ciudad de luchas por los derechos de la autogestión de la
identidad sexual, y no cabría reparar en el parentesco de la invitada
con los autores de tantas políticas represivas, si hubiese hecho un
esfuerzo por desligarse del círculo de poder de sus progenitores, pero
distante de eso, cuando tuvo recientemente la oportunidad de mostrarse
solidaria con la bloguera Yoani Sánchez, quien sí es un ejemplo de tesón
y perseverancia en la lucha por la libertad, y portadora de un valor
fuera de los usual, la desautorizó públicamente, tratándola con la misma
jerga despectiva y autoritaria con la que sus ascendientes en jerarquía
y sangre suelen insultar a quienes consideran inferiores o amenazantes.

Hoy que a la hija de Raúl se le extiende un visado para visitar la
ciudad de los desviados, de los drogadictos, de los hippies, en el país
de los gusanos y de los imperialistas, no sobraría la sugerencia de que
se manifestase contraria a toda forma de represión y de discriminación
de las personas, por sus creencias, ideas o inclinaciones.

O acaso la dinastía esté pensando en renovarse, y a lo de su reciente
acercamiento a la fe católica, deseen sumar la representatividad de la
contracultura contestataria. Las ventanas de palacio saben abrirse a
tiempo para dejar entrar las fragancias matinales.

Pero al ex oficial del MININT de mi edificio de El Vedado no hay manera
de reciclarlo, ni de devolverles los años y la dignidad a aquellos
muchachos sorprendidos en una caricia por un miliciano y dos policías,
entre las colas interminables de Coopelia para degustar la fresa y el
chocolate de la copa helada en la caída del sol.

* Sobrino del Che Guevara. Vivió como refugiado en Cuba por 15 años y
permaneció en La Habana hasta 1988. Actualmente reside en España y
escribe un libro testimonial sobre su experiencia cubana y el peso del
mito que rodea a su célebre tío guerrillero.

http://cafefuerte.com/opinion/opinion/puntos-de-vista/1861-mariela-castro-y-las-aves-perturbadoras

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