Thursday, April 19, 2012

Sin pretender entender a Cuba

Sin pretender entender a Cuba
Mijail Bonito Lovio
Ex presidente FEU Derecho Universidad de La Habana
19 de Abril de 2012

Después de leer la columna de Julio Sarmiento, quien se identifica como
Ex presidente de la FECh y militante comunista, titulada "Entendiendo a
Cuba desde adentro", no me queda más que responderla, por su
inconsistencia, y el sofismo reiterado con que intenta paliar
violaciones a los Derechos Humanos más que evidentes y que él mismo se
da el gusto de señalar abiertamente. Respeto la posición del Sr.
Sarmiento e incluso aplaudo que sea una muestra de la diversidad
ideológica de los cubanos dentro y fuera de la Isla.

El Sr. Sarmiento aplica en su primer párrafo una descalificación abierta
a los que descontextualizamos la realidad, "emigrados enojados con la
realidad que les tocó vivir o disidentes exaltados por medios de
comunicación externos." Pasando esto por alto, solo puedo señalar que
nuestras mutuas apreciaciones de la realidad cubana difieren.

Es por eso que trataré de señalar lo que considero errado en el texto
del Sr. Sarmiento, léase errado como intento de manipular los hechos, al
perder de vista que la soberanía y la autodeterminación radican en los
pueblos y no en los gobiernos y que el bien jurídico superior debe ser
la persona humana. Es así que no creo que el Sr. Sarmiento yerre de
manera involuntaria en temas tan básicos como las libertades de
movimiento o de expresión.

Asumo en este texto los puntos planteados por el Sr. Sarmiento en su
mismo orden para que los lectores puedan asumir su propia opinión, más
allá de los aportes de uno o de otro.
Restricciones para la migración

El Sr. Sarmiento señala que sólo los médicos recién graduados no pueden
salir sin haber realizado trabajos previos para el país. Médicos con
muchos años de graduados presentan dificultades para obtener permisos de
salida de Cuba y estos pueden ser otorgados o denegados de manera
arbitraria.

A la mayoría de los médicos que solicitan emigrar de Cuba, les retienen
los permisos por un mínimo de cinco años y les envían a establecimientos
de menor jerarquía durante ese tiempo, aunque su calificación
profesional sea mayor. De hecho, un alto número de los médicos cubanos
que residen en Chile llegaron al país en misiones oficiales, pues las
salidas privadas son, por regla general denegadas, sin importar los años
de ejercicio.

Todo profesional universitario, no solo el personal médico sanitario,
para realizar una salida privada del país, debe elevar, además de los
permisos de salida comunes, una solicitud al Ministro de su ramo, que
puede ser o no aceptada, sin posibilidad de reposición. Son comunes los
casos de profesionales cuyos títulos son invalidados y las
legalizaciones les son negadas en casos de emigración por cualquier causa.
Escapa a toda lógica, que el Sr. Sarmiento señale que las mayores
restricciones las ponen los países receptores de cubanos; como si éstos
estuvieran en la obligación de aceptar a todo migrante. Su apreciación
culpando al país receptor, pasa por alto que es el Estado cubano quien
viola el Art. 13 inciso 1 de la Declaración Universal de DD.HH. donde se
plantea que toda persona tiene el Derecho a salir de cualquier país,
incluso del propio, y a regresar a él. Esto, sin hacer hincapié en el
Decreto 217 que limita la movilidad interna en la Isla, imponiendo
multas y deportación a sus lugares de origen a ciudadanos cubanos de
regiones que emigren a la Habana, lo que no es solo una violación a la
mencionada Declaración, sino también del Art. 43 de la Constitución de
la República de Cuba.

EE.UU. y Cuba tienen un acuerdo por el que el primero debe otorgar
veinte mil visas de residencia al año a ciudadanos cubanos. Acuerdo que,
según el Sr. Sarmiento, EE.UU. incumple con el objetivo de incentivar
las salidas ilegales. Discrepa en este punto el Sr. Sarmiento no solo
conmigo, sino también con el Ministerio de RR.EE. de Cuba que señala en
una nota oficial con fecha 12 de Enero del 2.011, refiriéndose a la
reunión de seguimiento del acuerdo entre ambos gobiernos: "Se evaluó el
cumplimiento de los compromisos contraídos por ambas partes con los
acuerdos migratorios vigentes. En este intercambio se reconoció la
disminución significativa de las salidas riesgosas entre Cuba y los
Estados Unidos, como resultado de los esfuerzos emprendidos por los dos
países para enfrentar el tráfico de personas y la emigración ilegal". No
sabemos cuál es la fuente consultada por el Sr. Sarmiento para sustentar
sus dichos.

Según cifras oficiales entre 1994 y 1999 se otorgaron más de 95 mil
visados a cubanos para emigrar a los EE.UU. y, en los últimos tres años,
108.979 cubanos obtuvieron el status de residencia permanente en EE.UU.
según datos obtenidos en la web del Department of Homeland Security.

Olvida, además, el Sr. Sarmiento que la Ley de Ajuste Cubano es una
legislación de los Estados Unidos y que los cubanos emigran a los más
disímiles lugares del mundo. Él mismo es un cubano emigrado en Chile.
Las razones familiares son irrelevantes para exponer este punto.

Afirmar que la migración cubana es económica es una interpretación muy
alejada del criterio global con el que se pretende disfrazarla. En
primer lugar, contrario a "otros latinos", los cubanos no tienen la
menor posibilidad en su tierra de generar bienestar económico, debido a
las limitaciones de índole político que les han impuesto. Nadie opta en
primera instancia por emigrar. La familia y el lugar atan. Si los
cubanos pudieran explotar posibilidades de desarrollo y crecimiento
económico antes de tomar la decisión de emigrar y no se vieran obligados
a la dependencia del Estado, entonces el Sr. Sarmiento tendría toda la
razón. Pero esa posibilidad les está vedada.

En segundo lugar "los otros latinos" que viajan a EE.UU. lo hacen
después de haber intentado, en sus países de origen, realizar alguna
actividad económica que les permita desarrollarse. Al agotar sus
posibilidades en el lugar que les vio nacer, intentan la emigración. Eso
también pasa en Chile y no es de extrañarse. La emigración es un
fenómeno global, pero la "peculiar realidad político social" con que el
Sr. Sarmiento defiende la actualidad de la Isla no puede ser aplicada
selectivamente para un tema u otro. En cualquier caso, estos emigrantes
si pueden retornar a sus lugares de origen sin ninguna restricción y sin
ninguna sanción de parte de sus gobiernos.

Remata este punto señalando que la campaña mediática enfatiza en "…los
riesgos que están dispuestos a correr los cubanos para escapar del
comunismo". Pero nada se dice de los miles de latinos que corren los
mismos riesgos en otras fronteras o de que ellos están escapando del
capitalismo". La respuesta no puede ser más básica. Si los miles de
latinos que emigran a Europa, Canadá o EE.UU. escaparan del capitalismo,
bien podrían solicitar visados o intentar emigrar a Cuba, Corea del
Norte o China. Y no es tal.

La migración cubana sigue siendo política en tanto es el propio Gobierno
cubano el que históricamente ha politizado dicha migración llamando a
sus migrantes traidores y vende patrias y quién niega la entrada sin
ulterior recurso a ciudadanos cubanos por estar más del tiempo permitido
fuera del país.

Es cierto que el impedimento de EE.UU. a sus ciudadanos para viajar a
Cuba podría ser una violación a los Derechos Civiles, pero ni el Sr.
Sarmiento ni yo detentamos esa ciudadanía y el sistema judicial "gringo"
tiene la independencia suficiente para declarar esa medida ilegal si así
lo entendiere o le fuera solicitado. Mezclar peras con manzanas es
solamente desviar la atención y justificar la actitud del gobierno
cubano como algo que también pasa en los EE.UU. Algo que no aporta
absolutamente nada a "entender a Cuba desde adentro" y que se intenta
camuflar con el prisma foráneo. Dicha justificación implica además que
"dos malas hacen una buena", lo que viniendo de una persona con estudios
universitarios es inaceptable.
Restricciones

Todos los cubanos tenemos restricción para el retorno si nos pasamos del
año fuera de la isla, salvo los que cuentan con Permiso de Residencia en
el Exterior. Además, todo cubano está en la obligación de, a partir del
segundo mes de estadía fuera del país, pagar 1 dólar diario para tener
"derecho" a retornar, lo que debe hacerse imperativamente antes del año.
¿No sé como pudo, el Sr. Sarmiento, haber olvidado este punto, que echa
por tierra su sentencia?

Respecto a los viajes oficiales y la calificación de desertor. No es el
país receptor el que califica de desertor a un cubano, ya sea médico,
deportista o cooperante. No se ha visto jamás a un funcionario chileno
ni a un ciudadano chileno diciéndole desertor en la calle a alguno de
los tres miembros de la Brigada Médica Cubana que viajo tras el
terremoto y que no regresaron a la Isla. Es el propio gobierno cubano el
que lo hace, tanto en sus discursos oficiales como en sus medios de
prensa y en el hecho de que les condena a no regresar a la patria
indefinidamente. No es un resguardo para evitar quedar mal con los
países con los que el gobierno cubano convenía estas misiones de
profesionales. Es una sanción penal accesoria denominada destierro que
se les impone sin juicio, sin sentencia y sin delito cometido. Esa es la
práctica que debe condenarse y no la de los compatriotas que solo tratan
de buscar algo de libertad y de apoyar económicamente a sus familias
dentro de la Isla.

Sobre las "jugosas invitaciones" a deportistas no vale la pena opinar.
Si estos no fueran considerados como patrimonio estatal socialista ni
usados como material de propaganda por sus logros deportivos y se les
permitiera elegir que hacer con sus vidas, ni su columna ni la mía
tuvieran razón de ser. En términos chilenos, que es en el fondo nuestro
público. Convendría preguntarle a Alexis Sánchez u otro destacado
deportista qué opinaría si el gobierno chileno le impidiera la entrada
por haberse ido a jugar al extranjero, o peor aún, impidiera la salida
de sus seres queridos de Chile, negando el encuentro familiar. ¿Quién
sería responsable de limitar sus derechos, el Barcelona o el gobierno
que le sanciona con el destierro por ejercer un derecho universal?
Disidencia

Afirmar que los disidentes son, en su mayoría, presos comunes además de
irrespetuoso es ofensivo. En Cuba no hay presos políticos oficialmente
porque la doctrina oficial indica procesarlos por delitos comunes. Por
esta razón hay muchos más que lo que realmente se conocen. Las opiniones
contrarias al régimen son trastocadas en el delito de desacato o
propaganda enemiga. Esto no es nuevo y mucho menos las muertes en las
cárceles por huelga de hambre o trastornos de salud. De muestra un
botón, el líder estudiantil Pedro Luis Boitel murió en huelga de hambre
en 1971 y Wilmar Villar murió en 2011. Muchos más perecieron durante
esos 40 años en las cárceles.

Esas mismas cárceles que usted indica tienen mejores condiciones que en
cualquier otro país. Siendo así, no se entiende como el gobierno cubano
ha negado la entrada, en reiteradas ocasiones, a los inspectores de
Naciones Unidas que han sido mandatados al efecto. Basta con ir a
Youtube y buscar sobre las cárceles cubanas. Ahí se verá la realidad. En
este punto, tampoco me ha sido posible encontrar las fuentes de las que
dispone el Sr. Sarmiento para sus aseveraciones y ni siquiera alcanzo a
suponer como puede asegurar las características de una cárcel cubana.

No obstante, por primera vez el gobierno cubano ha reconocido la
existencia de presos políticos. Han hecho sucumbir su propia doctrina de
la inexistencia en la liberación llevada a cabo con la Iglesia y el
gobierno español de Zapatero. La lógica es simple, nadie negocia a tan
altos niveles por presos comunes. Los cubanos de a pie, más allá de los
adornos propagandísticos del Granma y la Mesa Redonda saben, ahora
oficialmente, que los presos sí son de conciencia y que la oposición es
lo suficientemente fuerte como para formar parte del espectro de la
Sociedad Política nacional. Estas razones, ya conocidas en el exterior,
se han abierto a fuerza de huelgas de hambre y caminatas sonorizadas por
escandalosos esbirros, al cubano común.
Sistema político

No son los vecinos quienes nominan a los candidatos como afirma el Sr.
Sarmiento. Por espacio solo haré referencia a la elección a la Asamblea
Nacional del Poder Popular, máximo órgano de poder del Estado, que sin
embargo está supeditado constitucionalmente a los designios del Partido
Comunista de Cuba, como "fuerza dirigente superior de la sociedad y del
Estado".

La Ley Electoral impone la creación de Comisiones de Candidaturas. Estas
comisiones designan a los precandidatos que pueden ser: delegados
electos de las Asambleas Municipales o ciudadanos, en el pleno goce de
sus derechos electorales, que sean propuestos por la Comisión de
Candidaturas Nacional. La Asamblea Municipal nomina, de este listado, a
los candidatos a la Asamblea Nacional identificando, entre otras cosas,
las organizaciones políticas y sociales a las que pertenece o, en
lenguaje común, su nivel de compromiso con el "proceso revolucionario".
Este filtro excluye toda participación directa de las personas. Las
comisiones están constituidas por miembros de las organizaciones de
masas, en cuyos estatutos, sin distinción, aparece el PC Cubano como
guía a la que se subordinan. Al ser igual el número de candidatos que el
número de diputados a elegir, la elección se vuelve simple ratificación.
Grosso modo, el error del Sr. Sarmiento en este punto es garrafal.

Otra vez desconozco la fuente del Sr. Sarmiento para arribar a sus
conclusiones. La mía es la Ley 72, Ley electoral de la República de Cuba.

La idea de partido único en Cuba no viene desde José Martí. Esto es una
manipulación, que todo aquel que tiene una somera idea de la obra
martiana rechaza. La idea del Partido Revolucionario Cubano fundado por
Martí se basó en enfrentar la lucha independentista con un solo puño, en
un solo frente de cubanos unidos, pero una vez lograda la independencia
generar una nación plural. Decía Martí: "Con todos y para el bien de
todos". El Partido Revolucionario Cubano: "…no tiene por objeto llevar a
Cuba una agrupación victoriosa que considere a la Isla como su presa y
dominio, sino preparar… la guerra que se ha de hacer para el decoro y
bien de todos los cubanos…". Desconozco si el Sr. Sarmiento tomó como
fuente al propio José Martí o el último discurso de Raúl Castro ante la
Primera conferencia del PC cubano en que interpreta a nuestro Héroe
Nacional como el gestor doctrinario de la idea de partido único.
Derechos sociales

La gratuidad de la educación es muy relativa. En la educación primaria y
secundaria no hay dudas, salvo por la ideologización de la enseñanza. En
todos los textos cubanos hay culto a los líderes de la revolución y al
comunismo. Recuérdese que en la Campaña de Alfabetización la frase
utilizada para enseñar las vocales era: "Con la OEA o sin la OEA
ganaremos la pelea", justo en momentos en que Cuba era suspendida en ese
foro.

Sobre la educación universitaria difiero sobre la gratuidad. Es preciso
señalar antes que no estoy hablando de Chile ni de ningún otro país.
Espero que si hubiere respuesta, lo que dudo, se centre en el tema
cubano y no en comparaciones.

Si el Estado es el único empleador y el promedio de salario es de US$ 20
al mes. ¿Cómo sería posible cobrar a los padres algo por la enseñanza de
sus hijos? En segundo lugar cada universitario debe realizar el servicio
social como pago de su educación al país. Eso es justo, devolver lo que
se ha invertido, pero cumplido esto debería acabarse la deuda con el
Estado. Con las políticas migratorias desde hace 53 años la deuda se
hace infinita, sobre todo si se es profesional médico sanitario.

Hay un punto incierto. Ningún trabajador estatal cubano conoce cuanto
paga de impuestos al año ni bajo que concepto. Al ser el Estado
improductivo, los impuestos son imprescindibles. Cuánto de eso va a
parar a educación o salud y cuánto de eso al mantenimiento del aparato
burocrático represivo, es desconocido.

Sobre la seguridad social solo un roce. Es dudoso que una pensión de
menos de la mitad del salario promedio cubano permita una vida digna en
sus finales, máxime cuando los discursos de Raúl Castro se han
caracterizado por anunciar a los cuatro vientos, la eliminación de
subsidios y gratuidades.

Sobre la estabilidad laboral el Sr. Sarmiento debería escuchar más a
Raúl Castro. 1,3 millones de empleados estatales cubanos quedaran
disponibles en el transcurso de este año. Proceso que comenzó el año
pasado con el despido masivo de 500 mil de ellos. Lo curioso y he aquí
la "peculiar realidad político social" de Cuba, es que los despidos son
llevados a cabo por la administración en conjunto con la única central
sindical cubana. Misma organización sindical que, por Ley, encabeza las
Comisiones de Candidaturas Electorales. No hubo ni habrá indemnizaciones
por años de servicio. Los trabajadores cubanos no han ganado ese
derecho. Solo la posibilidad de convertirse en "cuentapropistas".

Cuba es, parafraseando al escritor cubano, C. A. Montaner, un socialismo
sin subsidios y un capitalismo sin libertades.
Situación económica

La única inversión permitida en Cuba en las grandes esferas de la
actividad económica es la extranjera. A los cubanos solo les esta
permitido ejercer 178 oficios o servicios por cuenta propia. Esto,
además de discriminatório, es un incentivo a la corrupción en las altas
esferas de poder. Ellos representan a la parte cubana en dichas
empresas. Chile tiene memoria fresca de esto.

No se puede afirmar que las medidas actuales tendrán larga vida. Se debe
esperar el desarrollo de acontecimientos que signarán la economía cubana
para tales aseveraciones. Tampoco es el primer proceso de reformas en
Cuba. En 1986 se estableció el Proceso de Rectificación de Errores y
Tendencias Negativas, que concluyó en el cierre de los Mercados Libres
Campesinos, lo que acrecentó la escasez provocada por la desaparición
del mundo socialista. En el año 1992 se permitió y, pocos años después,
casi se eliminó la iniciativa privada.

Sí fuera exitosa la extracción de petróleo en Cuba. ¿Continuaría la
actividad económica privada en la Isla, aunque solo fuera en la forma de
oficios y servicios precarios? Dar una opinión sobre el alcance,
intención y desarrollo de estas reformas no es más que expresar deseos y
expresar deseos no es la forma de hacer "entender a Cuba por dentro".

Cuando los ciudadanos prosperan económicamente sin dependencia estatal
se fortalece la Sociedad Civil. Los gremios (legales o no) harán valer
sus intereses frente a las autoridades. Un régimen totalitario que
abarca y tutela todo espacio en la sociedad, no pasa de un día a otro a
ser autoritario. Sus expectativas de vida disminuirían
considerablemente. El gobierno cubano sabe de esto.
Libertad de expresión

Pretender que las discusiones convocadas desde el gobierno y sus entes,
dentro del marco, de "modernizar el modelo socialista" son un ejemplo de
libertad de expresión es un giro teórico, como mínimo, ingenuo. No puede
haber libertad de expresión bajo las limitaciones de una discusión
basada en la identificación al régimen. ¿Cómo podría ser libre alguien
para expresarse si los cauces de la discusión ya vienen señalados? ¿Cree
usted que un trabajador que tiene miedo a ser despedido podría, en su
centro laboral, señalar que no le gusta el régimen y que debería ser
cambiado?

La libertad de expresión es un derecho que el Estado tiene la obligación
de garantizar. De lo contrario no tiene ninguna validez. En este caso la
Constitución cubana ni siquiera lo garantiza, sino que lo limita desde
su misma enunciación al señalar: "Se reconoce a los ciudadanos libertad
de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista". En
otra abierta violación de la Declaración Universal que prohíbe a los
Estados limitar, modo alguno, los derechos reconocidos en ella.

Que la libertad de palabra y prensa estén garantizadas en la propiedad
pública sobre los medios de comunicación y que usted afirme: "lo que no
significa que estén controlados por el gobierno" no tiene precio. Un
ejercicio a los lectores. Entre al sitio web de dos diarios en Cuba y
distinga los titulares. Ahí verá si se rigen por políticas editoriales
autónomas o no.

Pero seamos estrictos. Los derechos de manifestación y reunión también
están limitados a la participación en las organizaciones sociales que el
Estado reconoce y que, a su vez, reconocen al PC cubano como guía en sus
estatutos. Toda otra organización u otra forma de ejercer estos derechos
son, por ende, ilegales.
Conclusión

Es un secreto para mi, la fuente en que se basa el Sr. Sarmiento para
enfatizar que "la mayoría del pueblo aspira a seguir avanzando por el
camino socialista ya emprendido". No sé de qué forma arribó a tamaña
conclusión ni qué métodos de investigación social utilizó para ello. No
me explico cómo alguien puede comprender el sentir de un pueblo que no
tiene mecanismos para expresarse y además osar señalarlo como una
conclusión inevitable.

Afirmar que las ideas de la Revolución Cubana convocan a los hombres más
nobles del mundo es autorreferente y totalitariza la nobleza como
actitud a favor de su ideología, convirtiendo al resto, que se oponga o
disienta, en los antónimos perfectos.

No me convocan ideas de aquellos que encarcelan a los que disienten. No
me convocan las ideas de aquellos que ordenan pegar a mujeres
indefensas. No me convocan las ideas de los que dieron al traste con la
autonomía universitaria en Cuba e hicieron desaparecer a las
organizaciones de la sociedad civil. No me convocan las ideas de un
gobierno que permite morir a sus prisioneros en huelga de hambre. No me
convocan las ideas de un gobierno que envió tropas a cuanta guerra hubo,
como satélite vulgar de una potencia extranjera. No me convocan las
ideas de un gobierno que aceptó que una potencia extranjera plantara en
suelo cubano misiles nucleares estratégicos. No me convocan las ideas de
los que separan familias cubanas a diario con una política migratoria
abusiva y sancionatoria. No me convocan las ideas de aquellos que han
hecho, de la opresión a un pueblo entero, su modus vivendi.

Si a Usted, Sr. Sarmiento, le convocan, enhorabuena, pero le aconsejo
que no jure nobleza.

http://www.elmostrador.cl/opinion/2012/04/19/sin-pretender-entender-a-cuba/

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