abril 21, 2012
Por Pedro Campos
HAVANA TIMES, 21 abr — La reciente visita del Papa Benedicto XVI se
realizó cuando la sociedad cubana vive un momento crucial de su
historia: el ocaso biológico de la figura de Fidel Castro, junto al
declive del sistema económico y político centralizado de "socialismo de
estado," que lo sostuvo.
Tiene lugar cuando su hermano y sucesor, trata de desarrollar un
conjunto de medidas económicas que ha dado en llamar "actualización"
para intentar mantener el fracasado capitalismo monopolista de estado,
que tradicionalmente ha encubierto el "socialismo real" del siglo XX a
partir de la introducción paulatina de reformas económicas; pero sin
movimientos concretos que evidencien la intención de avanzar en la
democratización de la sociedad cubana, ampliamente demandada.
La situación se ve agravada por las perspectivas de lo que pueda ocurrir
con Chávez y Venezuela.
La visita del Papa fue una oportunidad extraordinaria para que el
gobierno mostrara tolerancia y vocación democrática. Lo expresé en
artículo previo al evento.
Sin embargo, su proceder pareció mas una gran operación paramilitar para
enfrentar un eventual levantamiento popular, que para recibir una
singular visita amistosa.
Se realizó una amplia y silenciosa operación represiva montada para
"guardar el orden," en virtud de la cual cientos de personas fueron
víctimas de represión en diverso grado, unas encarceladas, sin
procedimiento legal alguno, otras obligadas a permanecer en sus casas y
no pocos pacíficos ciudadanos fueron aleccionados, y de alguna manera
amenazados, sobre el comportamiento que deberían tener durante esos días.
Igualmente, muchos teléfonos móviles y fijos dejaron de funcionar, al
tiempo que Internet quedaba nulificada para quien no fuera parte del
sistema informativo montado por el estado para la visita del Papa.
Algunos califican el operativo como un verdadero ensayo de un estado de
sitio para "apagar" toda manifestación de oposición, en una situación
política de emergencia.
Las dos misas papales fueron colmadas por militantes del partido
comunista, militares vestidos de civil y movilizados por el gobierno que
asistían a una ceremonia que no entendían, que no era para ellos,
mientras muchos feligreses, católicos y simples creyente no pudieron
acercarse.
En México la fiesta papal fue de los católicos, aquí se la cogió el
gobierno.
Un infortunado espectáculo agresivo, estuvo a cargo de un camillero de
la Cruz Roja, quien golpeó y le propinó un "camillazo" –sí, con la
camilla- a un individuo ya reducido, que en acto deplorable e
irrespetuoso, había interrumpido el silencio de la misa, gritando
alguna consigna desafecta. El hecho –impactante- fue visto en todo el mundo.
El aparato montado para la seguridad de la visita papal no pudo evitar
el incidente, que junto al amplio operativo represivo para silenciar a
la oposición, han quedado entre los saldos públicos más sobresalientes
del evento, en Internet y en los medios internacionales de prensa.
¿Tanto "orden," tanto control mostró la disciplina del pueblo o
evidenció la mano dura con la que se gobierna Cuba?
En cualquier caso demostró la difícil tarea que enfrentamos los que
aspiramos a que el partido-gobierno aprenda a lidiar pacífica y
democráticamente con la cada vez mas amplia oposición, necesitada de
manifestar sus demandas abiertamente y dispuesta a hacerlo en forma
pacífica.
La eventual interrupción de la misa papal por elementos extremistas de
la oposición, solo hubiera servido para demostrar su falta de
consideración y respeto al santo padre, a la religión católica y a todo
el pueblo cubano interesado en mostrar su hospitalidad.
Pero el operativo gubernamental no les dio esa oportunidad y le impidió
a la extrema derecha "portarse mal," lo cual hubiera contado con un
absoluto rechazo popular, de los propios católicos y probablemente hasta
de la propia disidencia pacífica y democrática.
La oposición extremista fue impedida así, de quedar aún más aislada de
lo que hoy esta; gracias a la actuación de la contra-inteligencia (así
se autodenomina), que logró el efecto contrario. No oyen consejos y el
que no oye consejos…
Un aparato que actúa de esta manera, solo demuestra su temor ante
eventuales cambios, sin percatarse de que el torrente democrático
represado en estos 50 años de "socialismo burocrático" fluiría con menos
presión, mientras más y mayores sean las compuertas abiertas.
Y al contrario, mientras menor sea la rendija de escape, la presión
puede ser tan grande que derribe todos los diques y el contenido se
esparza a todos los predios.
Estas acciones, no facilitan "la unión de la nación ni una mayor
democracia para la sociedad," como ha reclamado el propio Presidente, ni
alienta el dialogo necesario que demandan la situación y buena parte de
la población, que no sabemos, pues no hay medidores democráticos, hasta
dónde pueda ser mayoría.
Coincidentemente, Marino Murillo, artífice de la "actualización del
modelo económico," declaró a la prensa acreditada para la visita (ojo
sobre lugar, tiempo y espacio), que en Cuba "no habrá reformas
políticas," algo que quedara en la historia como un "camillazo"
antidemocrático, que en nada ayudara al gobierno, a su gestión económica
y mucho menos a su futuro político.
Algunos dicen que ganó la Iglesia, otros dicen que el gobierno, otros
que ambos, pocos se percatan de cuanto ganó la oposición con el
camillazo y el "apagón" que le impuso el operativo estatal que,
probablemente, por tan "buenos resultados," fue premiado.
¿Alguien cree sinceramente que el Papa podría ser agredido físicamente
por algún cubano?
¿Alguien se ha preguntado qué cantidad de efectivos y recursos de todo
tipo, se gastó el gobierno para hacer esa demostración de control,
imposible de ocultar y que tan significativos saldos dejó?
¿Existirá alguna relación real entre la fuerza de la oposición en Cuba,
y tanto despliegue y esfuerzo gubernamental?
¿Si no se le permite a la oposición demostrarse pública y pacíficamente
cómo se sabrá si son 4 gatos o muchos más?
¿O fue otro disparate mas para demostrar la "necesidad" de otorgar más
fondos a los burócratas de la represión, que hace rato no oyen explotar
una bomba, no escuchan un disparo de la "contrarrevolución" y no
descubren un nuevo atentado contra el Comandante, de parte de una
oposición que ha asumido la vía pacífica?
¿No es esto un indicativo de que el gobierno debiera revisar la forma en
que lidia con la oposición y darse cuenta de que es hora de comenzar un
dialogo con todos, que la Iglesia y muchos otros defendemos e impulsamos?
La visita del Papa nos dejó muchas enseñanzas. Ojala todos saquemos las
adecuadas conclusiones.
Por favor, regañen a los que metieron la pata y no a mí por decirlo.
—–
Para contactar con Pedro Campos escribe a: perucho1949@yahoo.es
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