Monday, April 23, 2012

El tren de Saladrigas

El tren de Saladrigas
Lunes, Abril 23, 2012 | Por Luis Cino Álvarez

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -No deja de asombrarme la
cantidad de opositores pro-democráticos que acogen como un mesías y
escuchan con devoción al empresario cubano-americano Carlos Saladrigas
ahora que viene cada varios meses a La Habana, autorizado por la
dictadura, a hablar de reconciliación nacional.

Y no es que personalmente tenga algo en contra de la reconciliación
entre todos los cubanos, ¡que más quisiera!, pero es que se nota a la
legua –y Saladrigas no se esfuerza demasiado en ocultarlo- que dicha
reconciliación es sólo un medio para lograr su fin: conseguir que el
régimen autorice a los cubano-americanos a invertir y hacer negocios en
Cuba.

Saladrigas habla muy poco, si es que lo hace, de las libertades
políticas. Para él, es como si el mercado por sí solo fuera a traer la
democracia a Cuba. Tal vez, se conformaría con que algunos de estos
inversionistas venidos de la diáspora -una versión cubana de los
exiliados inversionistas chinos- pueda tener representantes en la
Asamblea Nacional del Poder Popular. Para aplaudir a sus partners del
partido único y las fuerzas armadas, no faltara más.

Saladrigas, de tan anticastrista que era, se oponía a cualquier diálogo
con el régimen y fue de los que más hicieron por impedir que vinieran
cubanos de Miami a las misas que dio Juan Pablo II en Cuba en enero de
1998. Pero catorce años después, dejó lo que ahora llama histeria y dio
su más entusiasta OK para que vinieran, con bastantes dólares, a las
misas de Benedicto XVI, a pesar de que durante la estancia del Sumo
Pontífice, varios centenares de disidentes estaban encerrados en
calabozos, molidos a golpes, sitiados en sus casas, y con las líneas de
los teléfonos cortados.

Que me perdone Mr. Saladrigas si estoy equivocado, pero tanto hablar de
la necesidad de que la dictadura –que él no llama así ni por casualidad-
permita a los empresarios cubano-americanos invertir en Cuba para
montarse en el tren de los cambios económicos, hacer lo suyo y ganar
bastantes billetes, sin hablar de libertades políticas, me suena más a
oportunismo que a patriotismo.

Saladrigas y los empresarios del exilio –ahora algunos prefieren
llamarlo diáspora- que sólo esperan una señita para montarse en el tren
de los cambios que no son tales, sino "actualización del modelo", me
recuerdan a Jasón y los argonautas que partieron a la Cólquide a buscar
el vellocino de oro. Durante el viaje, abandonaron a Hércules, porque su
peso hacía peligrar el barco. Estos de ahora, antes de enfrentarse al
dragón y los dos toros terribles, echan del tren -sin todavía acabar de
montarse- a la democracia, que les pesa demasiado.

Pero Saladrigas quiere quedar bien con su conciencia. Que luego no digan
que el traqueteo del tren no le permitió escuchar los quejidos ni
enterarse de los daños colaterales. Conocedor de los males que puede
traer el mercado, aun más en el socialismo de mercado, donde pagan poco
y no hay derecho a nada, Saladrigas aconseja contar con la Iglesia
Católica para que atempere las durezas del capitalismo deshumanizado que
vendrá. Supongo que sea con albergues para los que no tengan casas y
ollas colectivas para los hambrientos. Y que el cardenal invite a
Seguridad del Estado a entrar en los templos para sacar por la fuerza a
los que se pongan majaderos.

En la más reciente venida de Saladrigas a Cuba, varias decenas de
personas colmaron el Instituto de Estudios Eclesiásticos, en la Habana
Vieja, para escuchar arrobados al mesías del Cuba Study Group, y
aplaudirlo, con los ojos aguados por la emoción.

Aconsejaría pensarlo dos veces antes del próximo aplauso y la próxima
lágrima, no sea que Saladrigas, tan pragmático y conciliatorio como es,
trueque a sus admiradores de la disidencia interna, no por compotas o un
plato de lentejas, sino por el permiso para hacer negocios en Cuba. En
definitiva, para eso los mandarines no necesitan cambiar demasiadas
cosas: basta con unos cuantos decretos leyes y un cuño del MININT.

luicino2012@gmail.com

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