Voces para la esperanza
A propósito del nuevo activismo ciudadano en Cuba
Ariel P. Cruz, La Habana | 15/03/2012 9:54 am
En estos momentos Cuba vive el parto silencioso de un nuevo porvenir, en
las voces y corazones de activistas y pensadores que serán encargados de
desmontar el régimen totalitario y su maquinaria represiva y
difamatoria. Aunque luchadores como Guillermo Fariñas, Oscar Elías
Biscet y las Damas de Blanco son mundialmente conocidos (y silenciados
por el Gobierno) entre los nuevos exponentes del cambio destacan dos
proyectos antagónicos por su ideología pero hermanados en el empeño
democratizador y en la calidad humana de sus animadores. Me refiero a
Estado de SATS (de corte democrático-liberal) y Observatorio Crítico
(identificado con un socialismo libertario y participativo), los cuales
han sufrido diversas formas de acoso del régimen castrista, así como
críticas de extremistas de distinto tipo.[1]
Como "inmigrante" habanero y estudiante universitario (recién graduado)
he tenido oportunidad de participar en varias actividades organizadas
por esos proyectos. Aunque sus documentos, declaraciones y la propia
experiencia que uno palpa en sus foros sugieren que se trata de espacios
de creación y gestión colectiva, en realidad tanto SATS como OC tienen
dos formidables animadores, en las personas del ingeniero Antonio
Rodiles y el poeta Isbel Díaz. Y cuentan con intelectuales prestigiosos
que apoyan, con sus reflexiones, la fundamentación ideológica de ambos
proyectos: el filosofo liberal Alexis Jardines —residente en Puerto
Rico— y el historiador marxista Armando Chaguaceda —quien vive en Ciudad
México. Estos académicos, cuyo trabajo y posturas pude conocer en mis
años de andarín por vario foros metropolitanos, parecen ser, por la
coherencia y continuidad de sus aportes, los intelectuales orgánicos
(según una formula del viejo y gastado marxismo) de una renovación del
sector del pensamiento social cubano específicamente vinculado con
iniciativas de activismo social y disidencia institucional dentro de la
Isla.
No es que SATS u OC sean los únicos espacios donde artistas, pensadores,
funcionarios, opositores y público en general pueden —sorteando la
vigilancia del régimen y las propias desconfianzas— reunirse para
abordar problemas de la realidad cubana. Los últimos jueves de la
revista Temas, los eventos del Centro Criterios, así como las
conferencias en San Juan de Letrán y peñas culturales han cumplido, de
alguna forma, ese rol en años recientes. Pero los moldes
institucionales, unidos a la represión, han ido vaciando aquellos
conclaves, y ahora la gente parece apostar por estos nuevos
foros/grupos/espacios/redes, para escuchar y hablar sobre la situación
social y política del país que viven, la misma realidad que sus medios
le escamotean. Y de eso créanme que puedo dar fe, en mi condición de
novel ingreso en el periodismo oficial cubano, misma que me obliga a
preservar —al menos por el momento— el anonimato, como forma de "no
morir en el intento" ante la mirada vigilante de mi aburrido jefe y
poder mandarle unos pesos a mis viejos, para arreglar nuestra entrañable
y descolorida casita de provincia.
Los temas que han abordado SATS y OC son disimiles: activismo cultural o
ambiental, censura y disidencia, socialismo y reggaetón, intercambios
Cuba–EEUU y poesía callejera. Han combinado la reflexión y la polémica
con manifiestos y declaraciones públicos, que nos recuerdan las mejores
tradiciones intelectuales de la Cuba colonial y republicana. Legado que
se pretende inútilmente escamotear desde las páginas de Cubadebate y los
manuales de Historia de Cuba de un "sistema de enseñanza" dedicado al
adoctrinamiento y la manipulación más sistemáticos, como los que
sufrimos especialmente en los años de pre y universidad.
En estos tiempos, donde tantas discusiones han generado los recientes
encuentros de intelectuales celebrados en la UNEAC y Criterios (debates
ocurridos en la red y que circulan de mano en mano o de "flash" en
"flash" en las aulas de mi vieja Universidad, junto a los post de Yoani
Sánchez y Eduardo del Llano o las canciones de Porno para Ricardo y Los
Aldeanos), la existencia de estos proyectos, con sus públicos, miembros,
líderes y teóricos, constituye un canto a la esperanza de que no todo
está perdido en este país. Porque su esfuerzo se suma al de mucha gente
anónima —como aquel amigo cadete de la Tamayo que me mantiene al tanto
de las últimas directrices represivas, o el primo informático que hace
posible que yo revise mi gmail y envíe este texto para que otro amigo lo
publique allí donde Internet no es un lujo de privilegiados—, personas
con rostros comunes y ocultos, que cada día van desmontando, pasito a
pasito, las murallas de la mentira, el temor y el oprobio, para
construir la Cuba independiente y democrática que muchos anhelamos.
[1] A SATS destacados disidentes "históricos" han cuestionado su status
opositor, mientras que a OC algunos opositores y exiliados le han
acusado de ser algo así como una pantalla amable del régimen.
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/voces-para-la-esperanza-274956
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