Jueves, Marzo 15, 2012 | Por Francisco Chaviano González
LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -A mediados de los años 50 del
siglo pasado, durante el régimen de Fulgencio Batista, el turismo en
Cuba cobró auge, pues el controvertido presidente consideraba este rubro
como el futuro del país. Bajo su égida, comenzó la construcción de
varios proyectos turísiticos, y uno de los más grandes se encontraba al
oeste de La Habana. Su primera obra fue un complejo de canales de
atraque para yates.
El proyecto se llamó Marina Barlovento, y se extendía desde la ribera
del río Jaimanitas, por toda la costa, para concluir en la Marina
Sotavento, cuya obra se abandonó apenas iniciada, y nunca se terminó.
Según cuentan los trabajadores vinculados al proyecto, el complejo
partía desde el bajo de Santa Ana e incluía el río y la punta del mismo
nombre, donde hoy se encuentra la Escuela Latinoamericana de Medicina,
para concluir en la Playa de Baracoa. Sin dudas, la zona sería un
emporio turístico de grandes dimensiones.
Esta obra monumental estuvo a cargo de Papo Batista, hijo del
presidente, y del acaudalado Ignacio Almagro, que permaneció en Cuba
después del triunfo de la revolución, residiendo en una vivienda de 5ta
Avenida, a la entrada del primer canal, hasta la década de los años 70,
cuando el comandante de la revolución Ramiro Valdés lo expulsó del país
para apropiarse de su residencia.
Inicialmente, la Marina Barlovento fue convertida en la Escuela Superior
de Pesca Andrés González Lines, que durante dos décadas compartió el
lugar con una base militar de lanchas torpederas.
A finales de los años 80, el gobierno decidió retomar la marina para el
turismo y para sede de los torneos de la pesca de la aguja Ernest
Hemingway, con participación de yates provenientes de la Florida en los
primeros años. El lugar se remozó y rebautizó como Marina Hemingway. Se
reparó su hotel, nombrándolo El Viejo y el Mar, y se agregaron varios
hoteles y múltiples instalaciones recreativas.
Hoy han desaparecido los famosos torneos de pesca, y también las
regatas, que tanta vida le dieron al pueblo de Jaimanitas. Los hoteles
han sido destinados a albergar a los venezolanos enfermos que vienen a
Cuba para tratar sus dolencias, lo que ha provocado un marcado deterioro
de las instalaciones.
La posición del presidente Barack Obama, de bajar la intensidad al
diferendo entre Cuba y Estados Unidos, y la necesidad del gobierno
cubano de encontrar nuevas fuentes sustentables de divisas, podrían
estar moviendo voluntades, a pesar de la poca confianza que inspiran los
Castro.
Según aseveran trabajadores de la Marina, que exigieron anonimato,
recientemente estuvo anclado allí un gran yate en el que vinieron
acaudalados cubanoamericanos, que se entrevistaron con altos
funcionarios del gobierno cubano para conversar sobre posibles aperturas
a inversiones en el sector del turismo. La información, no obstante, no
ha podido ser verificada con otras fuentes.
También según comentarios de numerosos trabajadores de la Marina,
existen ya planes de sacar a los enfermos venezolanos de los hoteles y
preparar las instalaciones para recibir turistas cubanoamericanos que
vengan en sus yates.
Por otra parte, las multimillonarias inversiones brasileras en la
construcción del puerto de Mariel, por la magnitud de la obra, parecen
estar concebidas con vistas al futuro, y son justificables únicamente si
se prevé un volumen de comercio que solo existiría si la Isla tuviera
plenas relaciones comerciales con Estados Unidos.
http://www.cubanet.org/articulos/por-barlovento-vienen-llegando/
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