[08-02-2012]
Elías Amor Bravo
Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- El discurso del supuesto embargo económico
y comercial aplicado a Cuba por EE.UU es un disco roto que salta y
salta, que las autoridades castristas utilizan cada vez que necesitan
recurrir a la propaganda para ocultar sus vergüenzas, que no son pocas.
Esta vez, y con motivo del aniversario 50 del supuesto embargo, desde el
régimen, voceros cualificados han observado un supuesto "recrudecimiento
de la Administración Obama".
Habrá visto el amable lector que utilizo una y otra vez el término
"supuesto" que en la jerga judicial se emplea cuando el delito no ha
sido objeto de sentencia firme. Más aun cuando la tozudez de los hechos
es innegable y va justo en la dirección contraria. En las relaciones
comerciales de Cuba, EEUU, el supuesto "embargador" aparece entre los
primeros puestos en importaciones, sobre todo de alimentos, cereales y
carne, que alivian la permanente situación de hambruna que existe en la
Isla.
En términos de turismo, al parecer, y según datos que el régimen suele
divulgar con cierta desgana, los EEUU son el tercer emisor de viajeros a
la Isla, si bien es cierto que la proporción de cubanos estadounidenses
condiciona notablemente la cifra, pero en cualquier caso, ahí están los
datos. Si se tiene en cuenta la financiación internacional, también
procede de EEUU una de las transferencias más importantes que recibe
Cuba, alrededor de 2.000 millones de dólares al año, sin apenas
esfuerzo. Se trata de las remesas que las familias exiliadas envían a
los que han quedado retenidos en la Isla.
Pero además, ¿dónde está el supuesto embargo cuando se construyen
plataformas petroleras con tecnología española y china, infraestructuras
portuarias con tecnología brasileña, se obtiene financiación de bajo
coste procedente de Venezuela, cuando naciones tan prósperas como
Francia, Canadá e Italia, incluso Holanda, tienen sus negocios y sus
inversiones en la Isla a buen recaudo.Y así, podríamos continuar
ofreciendo datos y más datos que nos llevarían a cuestionar las
declaraciones de la directora de Asuntos Multilaterales del Ministerio
de Relaciones Exteriores de Cuba, Anayansi Rodríguez, que ha sido la que
ha tenido esta vez que leer el discurso del supuesto embargo, atacando
directamente al presidente Obama por no haber impulsado
"flexibilizaciones" en la aplicación de esa política.
Aquí está la segunda cuestión, que nos lleva a preguntarnos, por qué el
presidente Obama o cualquier otro presidente de Estados Unidos, el que
sea, tiene que "flexibilizar una política" cuyo contenido está aprobado
por la Cámara de representantes y tiene rango de ley. Se ve que en el
castrismo, los principios fundamentales de separación de poderes entre
judicial, legislativo y ejecutivo que están en la base de la democracia
moderna, no son conocidos. Claro, ellos tienen un sistema democrático
magnífico incomparable con el resto del mundo y mucho mejor.
La funcionaria castrista con sus declaraciones parece estar sirviendo al
equipo de campaña de Barack Obama que ya está empezando a buscar la
reelección, guiado por el consultor político español de origen canario,
Juan Verde. Porque lo bien cierto es que a Obama le interesa muy poco
abordar el discurso de la supuesta flexibilización del embargo, porque
su mensaje en clave interna a los electores de Estados Unidos, poco
tiene que ver con lo que preocupa a la comunidad internacional. Ya se
observó en las primarias republicanas de Florida, y se podrá comprobar
más adelante, que el tema del supuesto embargo es solo un argumento de
propaganda al que recurre el castrismo cuando quiere vender esa
pretendida persecución y acoso del grande al pequeño que ya lleva más de
medio siglo en los carteles mediáticos, con escasas perspectivas de
interés a nivel mundial.
Pero vayamos a la realidad. Cuba, actualmente el régimen castrista,
comercia libremente con quién necesita los bienes o servicios producidos
en la Isla. El problema es que el sistema de producción estalinista
basado en el control de la propiedad por el estado y la ausencia de
mercado, ha limitado, por no decir, eliminado, la competitividad de la
economía cubana en el mundo. Hasta el desmantelamiento del histórico
sector azucarero, decretado por Fidel Castro sin venir a cuento, ha
mostrado el fracaso de medio siglo de orientación económica basada en
argumentos que no se corresponden con la racionalidad económica. Como
señala un economista español, en el castrismo ha habido "demasiada
planificación y poca, muy poca panificación".
Según insiste la historiografía castrista, el supuesto embargo
económico, comercial y financiero de EE.UU. a Cuba fue oficializado el 7
de febrero de 1962 durante el Gobierno del demócrata John F. Kennedy.
Aquello no fue el resultado de un mal sueño o de un desliz del
presidente, sino que vino motivado por la campaña de confiscaciones y
robos de empresas e intereses económicos de Estados Unidos en Cuba
decretada por el llamada "revolución" en sus primeros años. Unas
acciones que, a la larga, se vio que venían motivadas más por razones
ideológicas que de racionalidad económica.
Este argumento del embargo, le ha dado al régimen castrista cancha en
los foros internacionales para vender su imagen de David frente a
Goliath, convenciendo a muchos inocentes, y a otros no tanto, de la
historia. Incluso, en los últimos años, han venido elaborando un informe
oficial, que en su edición de 2011 ya califica el "bloqueo como el
"obstáculo principal" para el desarrollo de la isla y cifró los daños
económicos directos producidos hasta diciembre de 2010 en unos 104.000
millones de dólares a precios corrientes". Datos que cuestan realmente
valorar, si se tiene en cuenta que la estimación anual del PIB de la
economía castrista apenas alcanza la mitad de esa cifra.
Si realmente el régimen quiere flexibilizar el supuesto embargo, tal vez
debería empezar por arreglar la casa por dentro. Y para ello sólo hay
que hacer dos cosas.
Primera sugerencia: dejar de pisotear los derechos humanos, las
libertades fundamentales, el pluralismo político. Avanzar hacia una
liberalización democrática en línea con las demandas de amplios sectores
de la sociedad cubana que son reprimidos y encarcelados año tras año.
Más democracia interna.
Segunda sugerencia, liberalizar la economía. Abandonar el enfoque caduco
e improductivo del estalinismo basado en la propiedad estatal y la
planificación, y aceptar un marco estable y protegido de derechos de
propiedad con una economía de mercado en la totalidad de sectores
productivos del país. La combinación de estas medidas debería servir
para poner fin al embargo que según las autoridades, atenaza a la
economía cubana.
Mucho me temo que, como no van a hacer caso, el año que viene, otro 7 de
febrero, volverán a celebrar lo mismo. ¿O quizás no?
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35138
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