Juan Carlos Linares Balmaseda
18 de febrero de 2012
La Habana, Cuba – www.PayoLibre.com – Aquí los derrumbes de viviendas,
sean parciales o totales, ocurren no porque llueva torrencialmente,
sacuda la tierra los terremotos o suframos ataques terroristas. Suceden
por simple fatiga material ante un fenómeno muy corrosivo: el régimen
castrista.
Con tan atroz record de tragedias bien pudiera considerarse una causa
judicial. La acusación: negligencia criminal de las autoridades.
Durante decenios, las autoridades han impedido y obstaculizado a los
capitalinos arreglar o construirse una casa. Las prohibiciones
burocráticas, ramificadas en todas las dimensiones del aparato estatal,
han sido causa y consecuencia de que una ciudad, antes considerada joya
de estilos arquitectónicos, sea hoy una capital castigada por la más
obtusa decadencia.
De hecho, la nueva ley de compra-venta de viviendas distorsiona la
solución, porque autorizó la transferencia de casas (la mayoría en
ruinas invendibles), pero dejó vigente la prohibición para la
compra-venta de terrenos y azoteas libres entre propietarios. Entonces
¿cómo edificar nuevas viviendas?
Tras el azote de los últimos ciclones, la imagen dantesca que se
evidenciaba era la de muchos cubanos habitando en miserables y frágiles
bajareques. Y paradójicamente, los cubanos que se saltaban las negativas
y construían un cobijo para su familia, presenciarían impotentes cómo
una brigada estatal les demolía a mandarriazos lo edificado, y luego
serían acusados por ilegalidad.
Ese espíritu castigador aún persiste en los jefazos que mandan en las
instituciones. Mas, ¿cómo saber cuántas casas se han derrumbado
espontáneamente entre los miembros del buró político, del comité central
del Partido Comunista…y entre toda la recua de mandamases que disfruta a
plenitud del país?
Igualmente conviene desclasificar cuántos de ellos viven en los infectos
albergues, a donde ha ido a parar buena parte de la población citadina
que ha sufrido los efectos –o el peligro eminente– de un derrumbe.
Nuestros dirigentotes llevan veinte años fundando flamantes hoteles para
que el turismo internacional disfrute vacaciones. Pues ¡abajo el
secretismo! y que expongan ¿cuánto ingreso ha generado eso y la cantidad
dedicada al fondo habitacional de los habaneros?
"Puro mutismo", lo asegura Jesús Matienzo, ex integrante del equipo
nacional de baloncesto, a quien el Instituto Nacional de la Vivienda
(INV) le confiscó la casa en contra de la sentencia del Tribunal
Provincial que lo indultó por un supuesto delito cometido. Lleva años de
reclamación en reclamación. En días atrás volvió al INV y al preguntar
la dirección donde irían a radicar, una jefa con aires intrigante le
contestó: "¿Cómo se enteró que vamos a mudarnos?"
La casa de Jesús Matienzo la convirtieron en una oficina estatal de la
Seguridad Social, y sigue inscrito ahí mismo oficialmente, aunque vive
en un cuartucho de un edificio próximo a desplomarse, por culpa además
de la inmutable ley de la gravedad.
Ya el Instituto Nacional de la Vivienda no es una dependencia del
Consejo de Estado, ahora pertenece al Ministerio de la Construcción.
El régimen ha fabricado casas en el extranjero pregonando una hipócrita
solidaridad que no practica con los nacionales y difunde imágenes de los
desastres en otros países mientras mantiene un criminal mutismo sobre el
origen de los siniestros domésticos. Tal cuál las cosas no es de
extrañar que los derrumbes continuarán…
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