La cumbre de la desvergüenza en Caracas
Parecería imposible tanta desfachatez en solamente un par de días, pero
los gobernantes "sobrecumplieron" metas y expectativas
Eugenio Yáñez, Miami | 09/02/2012
Un espectáculo digno del peor circo de barrio se celebró el fin de
semana en Caracas, a invitación de Hugo Chávez, bajo el pomposo nombre
de XI Cumbre de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América, donde
estuvieron presentes, además del anfitrión, los gobernantes de Cuba,
Nicaragua, Bolivia, Ecuador, San Vicente y las Granadinas, Dominica,
Antigua y Barbuda, y el de Haití en condición de invitado.
Antes de la cumbre, se realizó un desfile por el vigésimo aniversario de
la "rebelión cívico-militar" del 4 de febrero de 1992, eufemismo para
calificar al sangriento golpe de Estado que encabezó Chávez, para
rendirse a poco de haber comenzado las hostilidades. En el desfile, los
jerarcas militares ratificaron su vocación "bolivariana y socialista",
en desprecio y burla a la constitución venezolana, que establece que la
fuerza armada no tiene participación política: ¿una pista de lo que
podría esperarse si la oposición ganara las elecciones presidenciales en
septiembre?
Tras ese preludio, —al que no asistieron todos los participantes en la
Cumbre— y como muestra de la absoluta "transparencia" del cónclave,
desde el comienzo Raúl Castro "bromeó" con que no le gustaba que las
conversaciones fueran abiertas al público. Al día siguiente, la prensa
tuvo limitado el acceso a las deliberaciones.
Algunos mandatarios participaban por fuerza elemental: necesitan el
petróleo barato y a crédito, y la ayuda económica que Chávez distribuye
generosamente sin tener en cuenta la opinión de los venezolanos. Sin
embargo, no siempre se sumaron a las desvergüenzas de los "bolivarianos
clásicos": Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua y Ecuador.
Fue muy reñida la competencia de impudicias y procacidades, teniendo en
cuenta el pedigree de varios de los participantes: el "culto" presidente
ecuatoriano Rafael Correa planteó adoptar sanciones contra Inglaterra
por el litigio con Argentina por las Malvinas, para después proponer la
no asistencia de los gobernantes del ALBA a la Cumbre de Las Américas en
Cartagena de Indias, Colombia, si Cuba no era invitada. Muy pronto
Estados Unidos respondió que el régimen de La Habana "de ninguna manera
cumple con el umbral de participación".
El presidente boliviano, Evo Morales, para no quedarse atrás, propuso
establecer un Consejo de Defensa del ALBA y avanzar en la creación de
una "nueva doctrina" bajo criterios "anticapitalistas" y
"antiimperialistas". Nada menos que él, que celebra y admira la
intromisión de Fidel Castro y Che Guevara en su país, y prácticamente ha
entregado su soberanía a Caracas y La Habana.
Hugo Chávez terció, hablando de la posibilidad de que en un futuro se
realizaran maniobras militares conjuntas entre países miembros del ALBA.
Aunque no se mencionó, sería interesante ver, por ejemplo, qué tienen en
común los ejércitos nicaragüense y boliviano, dónde podrían realizar una
maniobra conjunta, y con qué objetivos. Tan descabellada resultó la
propuesta de Morales que los mandatarios, aunque sonrieron a la idea del
cocalero, recomendaron estudios previos antes de tomar alguna decisión.
Cuando tocó el turno de la desvergüenza a Daniel Ortega, su propuesta
fue tan peregrina como absurda: construir un canal interoceánico en
Nicaragua, para sustituir al de Panamá, con el apoyo del ALBA, China y
Brasil. Se sabe que el Canal de Panamá está experimentando en estos
momentos una sólida ampliación y modernización, pero el inmoral caudillo
nicaragüense se aferró a una vieja y caduca idea: "Aún ampliado el canal
de Panamá van a continuar los problemas", sin explicar cuáles, y dijo
que un Canal por Nicaragua "indiscutiblemente queremos trabajarlo dentro
de lo que es el pensamiento de Sandino".
Hubo determinados acuerdos concretos, como otorgarle a Santa Lucía y
Surinam el estatus de invitados permanentes, similar al de Haití, y
comenzar su proceso de incorporación a la organización, y se aprobó un
plan de ayuda a Haití, priorizando salud pública y educación. También se
adoptaron medidas que burocratizan la organización, como la designación
de un secretario ejecutivo permanente, que será nombrado por Venezuela,
y un coordinador de política económica, que será un ecuatoriano.
En el terreno de la ensoñación, se creó ECOALBA, que entraría en vigor
en dos años, después que los gobiernos trabajen en un "mapa" económico
para avanzar en aspectos tales como encadenamientos productivos y
racionalización de la actividad económica con criterios de
complementación, según dijo Chávez, cualquier cosa que eso signifique.
Además, se intenta que las reservas internacionales de cada Estado
miembro se destinen al Banco del ALBA, para constituir un fondo de
desarrollo social e infraestructura, y la materialización física del
sucre, moneda virtual del grupo, pretendiendo autonomía e independencia
del dólar como divisa internacional.
Después del anuncio de la próxima cumbre en Dominica, el circo de
Caracas necesitaba un número sensacional para cerrar el espectáculo, y a
falta de uno presentó dos, ambos con aprobación unánime: un acuerdo
"exigiendo" la liberación de los espías de la Red Avispa que cumplen
prisión por espionaje y conspiración en Estados Unidos, conocidos en la
propaganda del régimen cubano como "los cinco héroes", y una declaración
de apoyo a la carnicería en Siria y al sanguinario dictador Bashir al
Assad, con una condena a la "política sistemática de injerencia" en ese
país, mientras se ignoraban los miles de muertos provocados por la
salvaje represión.
Sin dudas se trató de una Cumbre de la desvergüenza, que alcanzó cotas
significativas de estulticia y falta de escrúpulos: no se podía esperar
otra cosa, teniendo en cuenta los participantes. No por gusto Raúl
Castro caracterizó la reunión como "un éxito".
http://www.cubaencuentro.com/internacional/articulos/la-cumbre-de-la-desvergueenza-en-caracas-273788
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