Miércoles, Febrero 8, 2012 | Por Víctor Manuel Domínguez
LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -Para que los pacientes con
dietas médicas accedan al pollo y los medicamentos indicados deben
presentar un documento conocido popularmente como "tarjetón". De no
estar firmado por el médico de la familia se forma el caos. Y eso fue lo
que ocurrió este lunes en el consultorio médico No. 22, en Centro Habana.
Reunidos desde las seis de la mañana fuera del consultorio, ni el ruego
ni las exigencias lograron que al grupo de diabéticos e hipertensos en
la tercera edad, se les actualizara la documentación oficial para poder
comprar su diera especial y sus medicamentos.
La doctora Glenda está de vacaciones, la enfermera no tiene autorización
para firmar, y el doctor Pedro, que trabaja en el turno de dos a cuatro
de la tarde, tiene sus propios pacientes que atender. Por ahora no
existe solución.
Ante la imposibilidad de resolver, las señoras Julia Cuesta y Alicia
Mendoza, expresaron airadas que mejor sería poder pagarle a un médico
particular, que adquirir los medicamentos en la red clandestina de
vendedores de medicamentos por la ciudad.
Según añadió Julia, cada vez que debe renovar el modelo de dieta y el
tarjetón para adquirir el pollo y las tabletas de Blemencamida para su
diabetes B, la situación es la misma: no aparece quien firme.
"Si el médico no está enfermo, anda por el policlínico, no hay modelos,
está en un seminario, o lo llamaron del organismo central. Estoy muy
vieja y trabajé más de 35 años como maestra para que me vengan con este
cuento. Es que no quieren trabajar", expresó Julia.
Y el problema radica en que si no entregan ambos documentos antes del
día 18 del mes que les corresponde, no pueden adquirir ni pollo ni
tabletas. Además, los pacientes tampoco pueden ser atendidos por
cualquier otra dolencia, si el médico está ausente.
Por su parte, otras señoras que no dijeron sus nombres indicaron que
muchos médicos están locos porque los envíen al extranjero "a cumplir
misión". "Los viejos lo único que damos es trabajo, ni siquiera
respeto". Piensan que sólo venimos por la dieta de pollo y nunca porque
nos sintamos mal".
La enfermera que anunció las vacaciones de la doctora no hallaba qué
otra respuesta ofrecer. Parada en la puerta del consultorio, sólo
parecía escuchar.
"En la televisión son héroes del ejército de batas blancas que pelean
por la salud fuera del país. Eso es correcto, pero en Cuba también deben
luchar por los enfermos", dijo la señora Julia, y agregó:
"Si allá cruzan ríos crecidos, suben cordilleras y otros actos de valor,
aquí a veces sólo deben cruzar la calle o bajar las escaleras del
consultorio para trabajar, y no pocas veces lo dejan de hacer, o no lo
hacen".
La crisis de confianza en el sistema de salud es general. Muchos achacan
el problema a los bajos salarios que reciben los profesionales y la
falta de recursos para trabajar a que se enfrentan, pero sobre todo, la
mayoría de la gente piensa que se debe al deseo de los médicos de ser
enviados a alguna "misión" en el extranjero para poder viajar y
resolver algunos problemas personales con el dinerito adicional y los
artículos que traen al regresar.
No todos los médicos actúan así, pero sí son muchos los que lo hacen. Al
menos, en la atención primaria de salud.
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