Miércoles, 04 de Enero de 2012 03:42
Jorge Luis González Suárez
Plaza, La Habana (PD) Los baños públicos en las ciudades cubanas son
centros de insalubridad. No necesitan identificación. Usted puede
encontrarlos por su olor característico a varios metros de distancia.
Resulta casi un suicidio penetrar en alguno. Deberían tener en la puerta
una máscara anti-gas como protección al cliente. Estos recintos carecen
por lo general de lo principal: agua. La limpieza en ellos es algo
desconocido.
En ellos también se roba. Canibalean los accesorios. Si la gente pudiera
se llevarían también el tanque y la taza del inodoro, que se venden a
precios prohibitivos, en divisa y en el mercado negro.
Una facultad que se debe tener es saber donde se encuentran estos baños.
Un mago no puede localizarlos. La mayoría están clausurados por
"roturas". Eso significa que no hay quien los limpie. Resulta más
sencillo cerrarlos. Si usted tiene una necesidad imperiosa, pida ayuda
al santo patrón de las inmundicias. Y resuelva el problema como pueda.
Ciertos lugares poseen estos cubículos en forma adecuada. Un empleado
los atiende. También le cobra por este servicio. Según la categoría el
precio oscila de 20 centavos a un peso. En divisa, una monedita de 5 ó
10 centavos. Su equivalente es superior. Todo esto está muy bien, pero
hay que pagarlo. Dejó de ser público para convertirse en particular.
Los de los hoteles siempre son perfectos. No hay forma de acceder a
ellos. Son para huéspedes con su tarjeta magnética. Los restaurantes de
lujo también cuentan con baños para los clientes. Si el portero da su
permiso, tal vez entre. Si da alguna propinita, pasa. Su apuro le
costará caro. Debe aprender a resignarse a todo en esta vida.
Estos lugares tienen otras funciones variadas. Desde tiempos pasados han
servido de propaganda general. Aquí podemos encontrar anuncios
clasificados. Podrá enterarse de permutas, ventas de objetos y artículos
disímiles. También se usan como propaganda política. Trate de imaginar
las cosas que se escriben en sus paredes. Es otro tipo de información y
desahogo.
El humor de Liborio cuenta con una presencia constante. Existen versos
improvisados que ya tienen carácter nacional. Ellos recuerdan al usuario
la forma correcta de usarlo. Insisten en la puntería al miccionar o
defecar. El chiste siempre se halla presente. La puerta del baño del
restaurante "La Carreta tiene colocado un cartel que dice: "Platanal".
Nuestro acerbo cultural no escapa en tales sitios. La manera de aprender
algo nuevo es ingeniosa.
Los portales, entradas de escaleras y sitios abandonados, constituyen
letrinas improvisadas. El pudor de practicar estos actos en plena calle
se ha perdido. La culpa la cargan los borrachos. Si esto es así nos
hemos convertido en un país de beodos. Se pueden escuchar frases como:
se ha perdido la vergüenza. Mejor sería afirmar: Han desaparecido los
baños públicos.
La corrupción que alcanza todos los niveles invade también el respeto
hacia nuestros semejantes. Poco preocupan al gobierno estas
barbaridades. ¿Cuánto costará recuperar el decoro y la decencia
ciudadana? Si no se solucionan estos problemas, llegaremos a la
primitividad más absoluta. Urge rescatar el comportamiento civilizado.
Se añade una preocupación más a las muchas que hoy tenemos. Volvamos a
ser lo que fuimos.
primaveradigital2011@gmail.com
http://primaveradigital.org/primavera/sociedad/estampas/3051-banos-publicos-centros-de-insalubridad
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