Viernes, Diciembre 2, 2011 | Por Leannes Imbert
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Cierta vez escuché que
cuando se creó lo que funcionaría como el primer cuerpo de policías en
la antigüedad, con el fin de que protegiera al pueblo de saqueadores,
asesinos, estafadores, etc., alguien, refiriéndose a los nuevos
policías, preguntó: ¨ ¿y de ellos, quién nos protegerá?¨
Hoy en Cuba, constantemente me pregunto lo mismo. ¿Quién nos protege de
unos policías que, lejos de cuidar y velar por el bienestar de los
ciudadanos, los mancillan y atropellan, pisoteando continuamente sus
derechos más elementales?
Cuando recuerdo al joven travesti Nelson Linares, a quien unos policías,
detuvieron el pasado mes de septiembre, para luego dejarlo morir en uno
de sus calabozos sin brindarle asistencia médica que necesitaba de
urgencia, me aterra pensar que esos mismos hombres son los encargados
por el gobierno cubano para cuidar nuestras calles y velar por nuestra
seguridad. Son los mismos policías que hace algunas semanas dejaron
desangrarse tirado en la calle, durante más de 50 minutos, a un
deficiente mental, por ser presuntamente portador del VIH/Sida; algo de
lo que fui testigo presencial.
Los cubanos vivimos horrorizados en una isla donde la policía está
compuesta por gente en cuya escala de valores no parecen estar el
respeto por la dignidad y la vida. Policías, además, que no tienen nada
que los frene, que se sienten omnipotentes, en un país donde no existe
la división de poderes que reina en las sociedades democráticas.
De las arbitrariedades de que somos víctimas cada día los ciudadanos
cubanos, de los atropellos cometidos contra personas que sólo intentan
subsistir en medio de tantas penurias, de las agresiones físicas que
conocen tan bien las Damas de Blanco y el resto de opositores y
disidentes y, de los crímenes cometidos por la policía política en
Cuba, no nos librará el gobierno, ni los jueces. Somos nosotros mismos,
los cubanos atropellados, insultados y agredidos, quienes tenemos que
poner coto a esos individuos que se creen con poder absoluto sobre cada
ciudadano, porque eso les han hecho creer los dueños del país, los que
les pagan.
Hce solo cuatro días, la noche del lunes 28 de noviembre, en San Rafael
y Espada, en Centro Habana, un policía que manejaba un auto patrullero
–el número 332- a toda velocidad, no respetó el derecho de vía e
impactó a un motociclista, causándoles graves heridas. El patrullero no
se detuvo inicialmente, era la intención de los policías dejar
abandonado al herido, pero a una cuadra de distancia un grupo de
personas que había presenciado el hecho se plantó frente al auto y los
obligó a detenerse, entre gritos e insultos. En medio de la ira que me
produjo ver la actuación de los agentes, sentí esperanza al ver que el
pueblo tuvo el valor de enfrentarlos, y pensé que es eso lo que tenemos
que hacer, enfrentarlos.
Los cubanos tenemos que gritar, denunciar, contarle al mundo sobre las
violaciones flagrantes y los tantos crímenes perpetrados contra nuestra
gente por la policía y la Seguridad de Estado de este país, sólo así
tendremos alguna protección ante esos bárbaros.
Tenía razón Martin Luther King, Jr. al decir que ¨La peor tragedia no es
la opresión ni la crueldad de los malos, sino el silencio de los
buenos¨. Es hora ya de que los cubanos perdamos el miedo que nos
mantiene callados. Quitémonos la mordaza que por tanto tiempo nos ha
impedido enfrentar y denunciar a nuestros agresores.
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