Cuba 'actualiza' su socialismo 20 años después de la caída de la URSS
Soledad Álvarez y Anett Ríos
La Habana/EFE
Veinte años después de la desintegración de la URSS, Cuba se mantiene
socialista pero con Fidel Castro retirado del poder e inmersa en las
reformas de su hermano Raúl para "actualizar" un modelo económico en
crisis desde la década de los noventa.
La caída del bloque soviético desveló la magnitud de la dependencia que
Cuba mantuvo con Moscú durante 30 años y provocó en la isla una
traumática crisis que marcó a varias generaciones de cubanos, si bien la
revolución castrista sobrevivió.
"Fue como si dejara de salir el sol": así describió Fidel Castro en el
año 2000 el impacto que sufrió el país.
Pasadas dos décadas desde aquel "golpe demoledor" y con Raúl Castro como
gobernante tras la enfermedad que apartó a su hermano mayor del poder en
2006, Cuba ha emprendido la "actualización" de su modelo para intentar
superar la grave crisis económica, pero sin renunciar al socialismo.
Las reformas del general Castro suponen una pequeña y controlada
apertura a la iniciativa privada y han incluido algunas medidas muy
esperadas por la población, como la compraventa de coches y casas entre
particulares.
Aunque en el plano político no ha habido ajustes sustanciales, Raúl
Castro ha anunciado el límite de mandatos o la revisión de los métodos
de trabajo en el Partido Comunista (PCC, único) y ha llamado a combatir
el burocratismo e inmovilismo de la organización.
Algunos creen que es ahora cuando está empezando a superarse el trauma
que causó la caída soviética, cuyas consecuencias "fueron muy profundas
y dramáticas para todos: desde los altos niveles del gobierno hasta los
ciudadanos de a pie, que nos convertimos por años en ciudadanos de
bicicletas chinas".
Quien así opina es el escritor cubano Leonardo Padura, cuya última
novela, "El hombre que amaba a los perros" sobre León Trotski, es una
feroz crítica al estalinismo que se convirtió en un éxito en la última
Feria del Libro de La Habana.
Según dijo Padura a Efe, la relación de 30 años con la URSS no dejó nada
en Cuba desde el punto de vista cultural, "pero en la economía dejó
demasiadas rémoras que solo ahora comienzan a ser sacudidas. Y lo mismo
a nivel político".
De aquella relación cree que permanecen consecuencias, como un sistema
aún "demasiado vertical" donde la participación de "las masas" es formal
y las decisiones "siempre provienen de arriba".
"Una de las más molestas secuelas es la de eterna sensación de plaza
sitiada, que justifica todo lo demás: el secretismo por ejemplo. Otra,
la mentalidad burocrática, esencialmente inmovilista, muchas veces
oportunista y, para colmo, incluso hasta generadora de las más disímiles
formas de corrupción", señaló.
Cuba y la URSS establecieron relaciones diplomáticas en 1960, y un año
después Fidel Castro proclamó el carácter socialista de su revolución.
A partir de entonces, con altas y bajas, incluido el tenso episodio de
la "crisis de los misiles" con Estados Unidos en 1962, La Habana y Moscú
establecieron una estrecha alianza.
"Las complejas circunstancias en que nuestro país debió desempeñarse (…)
impusieron la necesidad de acudir en mayor medida de lo previsto a los
vínculos económicos con los soviéticos, frente al férreo bloqueo de los
EEUU y la hostilidad del mundo capitalista", según escribe el ex
ministro de Economía cubano José Luis Rodríguez en su libro "Notas sobre
economía cubana", publicado este año.
El colapso soviético provocó una caída del 35 % del PIB de la isla, que
exportaba a la URSS el 63 % de su azúcar, el 73 % de su níquel y el 95 %
de los cítricos.
Cuba recibía de la Unión Soviética el 98 % de los combustibles y el 63 %
de los alimentos, además de materias primas y otros bienes.
Ante la pérdida de su principal socio, Cuba abrió el llamado "periodo
especial", una economía de guerra en tiempos de paz que obligó a Fidel
Castro a medidas antes impensables, como la apertura al turismo, la
inversión extranjera o el dólar.
La década de los noventa trajo resonancias sociales como la crisis
migratoria de los "balseros", una profundización de la corrupción
cotidiana, la reaparición del fenómeno de la prostitución y el
denominado problema de la "pérdida de valores", entre otros.
Ya en el siglo XXI, Cuba encontró otro importante aliado político y
económico en el presidente venezolano, Hugo Chávez, afianzó sus
relaciones con China y vio resurgir sus vínculos "estratégicos" con
Moscú, ahora en un escenario completamente diferente.
Todavía quedan en la vida cotidiana de Cuba algunos rastros de la
"huella" soviética: hay quienes todavía practican el idioma ruso
aprendido en esos años, muchos conducen turismos "Lada", usan
electrodomésticos de la era soviética o recuerdan a los "muñequitos
rusos" (dibujos animados) que transmitía la televisión en su infancia.
http://www.elnuevoherald.com/2011/12/02/v-fullstory/1076072/cuba-actualiza-su-socialismo-20.html
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