Última actualización Tuesday, 4 October 2011
Por WILFREDO CANCIO ISLA
- Los gobiernos de Cuba y Bahamas cumplieron este lunes un paso
significativo para los proyectos de exploración petrolera en sus aguas
territoriales con la firma de un histórico acuerdo de demarcación de
fronteras marítimas entre ambos países.
Mapa de los límites marítimos entre Cuba y Bahamas.
La firma del acuerdo en una ceremonia en Nassau pone fin a 15 años de
negociaciones bilaterales en momentos en que ambas naciones necesitan
establecer firmes pilares de legalidad para echar adelante planes
estratégicos de perforación petrolera en aguas comunes.
Las bases del tratado quedaron cerradas desde el pasado mayo, pero no
fue hasta ahora que el documento fue oficializado, previo a la despedida
del embajador cubano en Bahamas, José Luis Ponce Caraballo, tras cumplir
su misión diplomática.
Una nota del Ministerio de Asuntos Exteriores de Bahamas indicó que el
acuerdo abarca además proyectos de cooperación científica, seguridad en
la navegación y protección den medio ambiente, y subraya el interés de
"potenciar la exploración petrolera conjunta".
No es nada casual que la firma del convenio se produzca en vísperas del
arribo de la plataforma semisumergible Scarabeo 9 al estrecho de la
Florida, contratada por la compañía Repsol para perforar en aguas
territoriales cubanas.
Aunque las conversaciones sobre el tema se remontan a 1996, la voluntad
de impulsar definitivamente el acuerdo se intensificó desde el 2005, a
raíz de la expansión de los proyectos de la llamada Zona Económica
Exclusiva de Cuba (ZEE) y el creciente interés de compañías extranjeras
en explorar en aguas del archipiélago bahamense. El proceso se aceleró
después de una ronda de negociaciones con amplia representación de altos
funcionarios gubernamentales y expertos en La Habana, en junio del 2009.
Un acuerdo estratégico
"Este acuerdo en la demarcación de fronteras marítimas en el estrecho de
la Florida justifica la alta probabilidad de posibles reservas de
hidrocarburos en las aguas adyacentes de ambos países", consideró el ex
ejecutivo petrolero Jorge Piñón, investigador de la Universidad
Internacional de la Florida (FIU). "Se trata de una decisión estratégica
para ambas partes".
Piñón recordó que la compañía Bahamas Petroleum (BPC) tiene numerosas
concesiones para explorar al sur de la Isla Andros, colindante con los
bloques otorgados a la compañía rusa Zarubezhneft para perforar al norte
de Cayo Santa María, en la provincia de Villa Clara.
El acuerdo era necesario para facilitar el tránsito de barcos de
estudios sísmicos que se realizan en la zona y, especialmente, para la
futura consolidación de los campos petroleros en caso de comprobarse las
posibles reservas.
En el 2009, BPC estableció un convenio con el consorcio noruego
Statoil-Hydro para impulsar el mayor proyecto de exploración petrolera
en las cercanías de Cayo Sal, en el suroeste de Bahamas, apenas 150
kilómetros de Cuba. El potencial de esa zona se estima en unos 500
millones de barriles.
Statoil-Hydro forma parte del consorcio con Repsol -junto a la firma
india ONGC- para explorar frente a las costas cubanas a fines de este año.
Las operaciones de BPC en Bahamas eran inminentes cuando se produjo el
desastroso derrame de crudo en el Golfo de México, en abril del 2010,
obligando al gobierno de Nassau a declarar una moratoria a la
exploración en sus aguas territoriales y abogar por una clara política
para el manejo de catástrofes.
Planes para el 2012
La BPC acapara la totalidad de las licencias para la exploración en
aguass profundas de Bahamas. Sus ejecutivos confían en que -a pesar de
la moratoria- las perforaciones puedan comenzar en el 2012, casi
simultáneamente con las anunciadas en aguas cubanas. La compañía ha
invertido unos $14 millones en prospecciones petroleras en el área.
Mapa con los bloques de exploración de Bahamas Petroleum (BPC) en aguas
cercanas a Cuba.
El presidente de BPC, Paul Crevello, declaró recientemente que su
compañía y el gobierno bashamés están trabajando seriamente para
eswtablecer las "regulaciones necesarias que le permitan a BPC continuar
sus operaciones en el país".
Pero el acuerdo suscrito por La Habana y Nassau tiene otras
implicaciones en la actual encrucijada política que rodea la exploración
en las aguas cubanas, cuestionada por congresistas cubanoamericanos y
sectores conservadores de Washington.
La pasada semana, un grupo de 34 congresistas pidió a Repsol que
cancele sus planes de explorar en aguas cubanas, advitiéndole que la
compañía podría enfrentar riesgos comerciales y legales en Estados Unidos.
Repsol manifestó que seguiría adelante con sus planes, asegurando que
sus operaciones "cumplen escrupulosamente con la legislación de Estados
Unidos en relación al embargo y también en materia de seguridad en
nuestras operaciones".
Para el gobierno de Raúl Castro era importante firmar este tratado y
enviar a la comunidad internacional -y a Washington- el mensaje de
entendimiento con un vecino sobre el tema de las riquezas petroleras en
aguas comunes, una asignatura pendiente entre Cuba, Estados Unidos y
México en la llamada Fosa Oriental (Easter Gap) del Golfo de México.
La Fosa Oriental es una formación geológica donde se calcula existan las
mayores concentraciones de petróleo y gas natural en el Golfo de México,
y está aún pendiente de repartición de manera tripartita entre México,
Estados Unidos y Cuba.
De acuerdo con la línea de frontera marítima trazada entre Cuba y
Estados Unidos por los acuerdos de 1977, a la isla le pertenecería una
cuña significativa de los yacimientos de la Fosa Oriental, pero las
negociaciones sobre este asunto no parecen estar a la vuelta de la esquina.
Una discusión pospuesta
El acuerdo de fronteras marítimas entre La Habana y Washington se
renueva con frecuencia bienal, aunque en ocasiones han existido intentos
en el Senado para que la Casa Blanca no valide su compromiso.
Ante la polémica desatada en Estados Unidos por la llegada de la
plataforma Scarabeo 9 a aguas cubanas, una delegación estadounidense de
expertos petroleros y medio ambiente viajó a La Habana el pasado mes
para evaluar los planes de exploración en la ZEE y allanar vías de
cooperación en caso de un desastre el alta mar.
La comitiva estadounidense estuvo encabezada por Bill Reilly,
copresidente de la comisión investigadora del derrame de crudo causado
por la explosión en la plataforma Deepwater Horizon en el Golfo de
México. Reilly participó en la elaboración de un informe que recomienda
a Washington trabajar mancomunadamente con Cuba y México para compartir
normas de perforación en el área.
Entre los integrantes de la delegación figuraron Lee Hunt, principal
ejecutivo de la Asociación Internacional de Contratistas de Excavación
Petrolera; Richard Sears, ex vicepresidente de perforaciones petroleras
en aguas profundas de la compañía Shell; y Dan Whittle, abogado del
Fondo de Defensa del Medioambiente.
La Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Representantes tenía
fijada para el 22 de septiembre una audiencia sobre la perforación
petrolera en aguas cubanas, pero funcionarios del Departamento de Estado
dijeron que no estaban preparados todavía para dar respuestas
concluyentes respecto al tema.
Aunque Repsol invitó a las autoridades estadounidenses a darle el visto
bueno a la plataforma Scarabeo 9 a su llegada a las aguas del estrecho
de la Florida, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) declinó
ejercer esa opción por considerar que podría ser interpretado como un
aval comprometedor en caso de un accidente tecnológico.
Un estudio del Servicio Geológico de Estados Unidos realizado en el 2004
evaluó en 4,600 millones de barriles de petróleo y 9.8 billones de pies
cúbicos de gas natural el potencial de la cuenca norte de Cuba. Las
reservas cubanas estarían al nivel de las que posee Ecuador, cuarto país
entre los de mayor caudal petrolero en América Latina después de
Venezuela, México y Brasil.
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