Sunday, July 10, 2011

Para Cuba, una dependencia ahora incierta

Para Cuba, una dependencia ahora incierta

Tras la caída de la URSS, el régimen encontró en Chávez un socio
indispensable; pero ya empieza a especular con su ausencia
Domingo 10 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa
César González-Calero
Para LA NACION

"Yo me puedo morir; tú, no." No hay un testimonio político más revelador
de la dependencia de Cuba respecto de Venezuela que esas seis palabras
dedicadas en 2006 por un quebradizo Fidel Castro a su epígono más
destacado: Hugo Chávez.

Antes de que el líder cubano cayera gravemente enfermo, La Habana y
Caracas habían conformado ya una hermandad política y económica tan bien
engrasada que había dirigentes, como el posteriormente defenestrado
Carlos Lage, que hablaban sin tapujos de "un solo país con dos presidentes".

La química entre Fidel y Chávez se remonta a 1994, cuando el joven y
temerario oficial venezolano visitó La Habana por primera vez. Acababa
de recobrar la libertad tras pasar dos años entre rejas por el fallido
golpe de Estado perpetrado contra Carlos Andrés Pérez. Sin conocer
todavía la madera de la que estaba hecho su admirador, Fidel le brindó
honores de jefe de Estado sólo para enojar a Rafael Caldera, el
mandatario venezolano que había recibido en su país a Jorge Mas Canosa,
bestia negra de la revolución cubana durante décadas.

Desde el primer momento, Castro vio en Chávez al hombre que -gracias a
los ingentes recursos naturales de Venezuela- podía rescatar a Cuba del
precipicio en que se encontraba tras el desmoronamiento de la Unión
Soviética. Y Chávez suspiró de placer al entrar con alfombra roja en el
olimpo revolucionario de los "dulces guerreros cubanos".

Cinco años más tarde, el teniente coronel llegaba al poder y Fidel,
taimado, sonreía desde la primera fila de invitados al acto de
investidura de su aplicado discípulo. La Habana había encontrado un
nuevo Kremlin sin salir del Caribe.

Con el petróleo venezolano como colchón, la alianza política y económica
se fue fortaleciendo. Desde hace unos años, Chávez factura 100.000
barriles diarios de crudo a la isla a precios preferenciales, un bombeo
energético suficiente para hacer olvidar los años de apagones en la isla.

A cambio, el régimen cubano ha desplegado en Venezuela un contingente de
40.000 técnicos (la mayoría, del sector de la salud). Caracas es el
primer socio comercial de Cuba, con un intercambio superior a 3500
millones de dólares anuales. Entre otros proyectos de cooperación,
Venezuela avala con su petróleo la modernización de la desvencijada
refinería de Cienfuegos, que financia China. Sólo en la reciente visita
de Chávez a La Habana -antes de que el mandatario fuera operado de
cáncer-, Cuba y Venezuela firmaron acuerdos comerciales valorados en
1300 millones de dólares.

Pero si la irrupción de Chávez en el tablero político latinoamericano
fue milagrosa para la isla, la experiencia de Fidel resultó también
decisiva para su socio caribeño. "Ambos tendremos que agradecerle a la
vida el habernos conocido", declaró en su día el líder venezolano.

Cuba respira gracias al crudo venezolano, pero la popularidad de Chávez
entre los sectores más humildes de su país se debe, en gran parte, a los
consejos de Castro sobre la importancia de las "misiones" sociales o la
impagable aportación del know how de los servicios de inteligencia cubanos.
Sorprendente déjà-vu

Con la llegada al poder de Raúl Castro, la relación bilateral no varió
de puertas afuera, pero el pragmático general percibió pronto que la
supervivencia del régimen no podía estar supeditada al chavismo ad
eternum. Si Raúl ya era renuente a la excesiva dependencia de Venezuela,
la enfermedad de Chávez podría acelerar ahora el calendario de reformas
económicas en la isla.

Hace tiempo que Raúl contempla otros escenarios ante una hipotética
ausencia de Chávez. Uno de ellos pasa por estrechar aún más los lazos
con China, que ya es el segundo socio comercial de La Habana. A Pekín le
interesa la isla por razones puramente económicas. El régimen de Hu
Jintao no le vende un tornillo a Cuba sin recibir antes un billete verde
a cambio. China piensa en grande. Y el sector petrolero cubano, ahora
insignificante, puede dar que hablar en un futuro próximo si se confirma
la existencia de unos 20.000 millones de barriles en la zona del Golfo
de México dentro de la jurisdicción de la isla.

En el sorprendente déjà-vu habanero de junio (con un Chávez imitando
casi al pie de la letra la convalecencia de Fidel en 2006), el líder
cubano ofició de maestro de ceremonias del equipo médico que trató a
Chávez. "El paciente ha librado una batalla decisiva", escribió el
comandante en una de sus habituales reflexiones. Y en su fuero interno
debió de pensar en aquellas seis palabras pronunciadas hace cinco años.

http://www.lanacion.com.ar/1388403-para-cuba-una-dependencia-ahora-incierta

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