Un maestro "Makarenko" cuenta su historia
"Pensábamos equivocadamente que el socialismo era lo mejor que nos había
pasado en la vida"
jueves, octubre 22, 2015 | Frank Correa
LA HABANA, Cuba – Hace poco, mientras esperaba un ómnibus en la parada
de Tercera y 26, en Miramar, conocí a un profesor de 68 años, quien me
contó una anécdota que quiero compartir.
El hombre dijo sentir nostalgia por su época de estudiante, cuando
siendo casi un niño lo seleccionaron en su lejano Banes, Holguín, junto
a 29 muchachos más, para estudiar en una escuela de formación comunista.
"La escuela era una antigua mansión de gente adinerada, sus dueños
habían emigrado para Estados Unidos en 1959. Nos trajeron a La Habana
por orden de Fidel, a prepararnos en 'tareas revolucionarias'. Teníamos
entre 10 y 12 años y gozábamos de privilegios que hoy son imposibles
imaginar. Había un equipo de personas en la escuela que nos atendía como
si fuéramos sus hijos: comíamos según nuestros pedidos, nos lavaban la
ropa, un ómnibus nos sacaba a pasear los domingos, a la playa, al Coney
Island, al zoológico, al acuario, en las vacaciones nos llevaban a
nuestros hogares y luego nos traían. Éramos 'los niños lindos' del
Comandante en Jefe".
¿Qué querías estudiar?
"Mi sueño era ser piloto de guerra. Lo hubiera conseguido sin ningún
problema, pero mi madre no quiso, y mi vida cambió por completo.
Finalmente estudié la más difícil de todas las carreras en Cuba:
magisterio. Fue en la escuela "Los Makarenko", seguidores del pedagogo
ruso. Se trata de un oficio que he desempeñado toda mi vida. Y en
cuarenta y seis años frente a alumnos he visto involucionar la educación
hasta llegar al caos que es hoy¨.
Cuéntame sobre esa involución
"En cuarenta y seis años de ejercicio he conocido todo tipo de alumnos,
de padres, de profesores, de directores de escuela. Puedo asegurar que
la educación actual nada tiene que ver con las ideas de enseñanza que
nos inculcaron en la escuela 'Makarenko'. Mi último centro laboral fue
en un politécnico de Ciego de Ávila, en un sitio de la costa llamado
'Pesquería', donde fui testigo del peor desplome moral que puede existir
en una escuela pública".
Continúa su relato el profesor: "Te voy a citar un solo ejemplo. En los
exámenes finales del año pasado, de mi clase desaprobaron 24 alumnos de
31. Por tal motivo fui analizado en la dirección del centro, que no
aceptaba tan bajo índice. Luego en las revalorizaciones salieron a flote
solo cinco y volvieron a llamarme a la oficina del director, por los
pobres resultados de mi grupo. Me salvó que, en cada repaso, había hecho
firmar un documento a cada alumno, donde reflejaba las horas de estudio
y los contenidos impartidos. Si desaprobaban era por lagunas de
conocimientos que traían de otros cursos. Mi máxima siempre ha sido que
jamás voy a aprobar a un alumno si no lo obtiene por esfuerzo propio¨.
¿Qué sucedió después?
"En el extraordinario desaprobaron 15 de los 19 examinados. El director
me dijo 'contigo no hay arreglo; puedes irte de vacaciones que nosotros
nos encargamos'. Le dije que si uno solo de los estudiantes
desaprobados aparecía con otra nota a mi regreso, los iba a denunciar en
el ministerio, por fraude. Eso irritó tanto al director que me calificó
de 'conflictivo' y comenzó contra mí una cacería de brujas. Pero se
toparon con un tipo duro, un 'Makarenko'".
"Conocía de los robos de la comida destinada a los alumnos por parte del
director, un joven al que apodaban 'El Gato con Botas' porque sus
fechorías siempre las realizaba de noche. Sabía de la venta de
colchones, de sábanas, frazadas, botas, que nunca llegaban a los
alumnos; pero sobre todo de las ventas de notas, el peor mal que puede
padecer un centro docente. Hice un documento de denuncia y lo entregué
en la dirección. Advertí que lo haría público en caso que algún
desaprobado apareciera con buenas notas. A mi regreso de las vacaciones
me tenían listo el traslado para una escuela de la capital. Lo acepté
porque de verdad estaba cansado de luchar contra lo imposible. 'El Gato
con Botas' resultó un intocable, militante del partido, respaldado por
el Municipio y la Provincia", confiesa el viejo profesor.
Me señala con nostalgia la esquina de Quinta Avenida y Calle 26, su
antigua escuela de los años sesenta, hoy convertida en la embajada de la
República Bolivariana de Venezuela, presidida por una foto de Hugo
Chávez y un lema: "Nuestro mejor amigo".
"En aquellos años se luchaba por construir un país. Hoy muchos se
esfuerzan en destruirlo", dice el hombre.
Me presento como periodista y le pregunto si puedo publicar su historia.
Me contesta que sí, pero que no quiere fotografías ni que su nombre
aparezca. "No es por miedo, es que me quedan algunos años todavía
lidiando con 'Gatos con botas' y la soga siempre se rompe por el lado
más débil".
¿Cuánto de diferente hubiera resultado tu vida, si llegas a cumplir tu
sueño de piloto de guerra?
"Mucho. Tal vez ahora fuera general. O quizás hubiera muerto en combate.
Lo único cierto es que me tocó la más difícil de todas las carreras en
Cuba: educación. De los maestros 'Makarenko' quedamos pocos. A veces me
encuentro alguno por ahí y siempre terminamos rememorando aquellos años
de la escuela: el lujo de la casona, los cristales en los baños, el piso
de granito, las visitas de Fidel para comprobar cómo iba nuestra
preparación de futuros comunistas, la esmerada atención y la calidad de
las clases; pero sobre todo los paseos al zoológico y al Coney Island,
cuando pensábamos equivocadamente que el socialismo era lo mejor que nos
había pasado en la vida".
Source: Un maestro "Makarenko" cuenta su historia | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/un-maestro-makarenko-cuenta-su-historia/
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