Raúl Castro tendrá que agarrarse de la brocha
Si se le cae la escalera petrolera venezolana que se tambalea
Eugenio Yáñez | 13/11/2014 8:13 pm
No es cuestión de voluntad política, ideología o solidaridad, sino algo
más allá de deseos y posibilidades de los actores de este ¿drama o
farsa? Los precios del barril del petróleo continúan descendiendo, y
ningún pronóstico indica que esa tendencia finalizará o se revertirá a
corto plazo.
Y la economía de la Venezuela "bolivariana", gracias a la ineptitud de
sus caudillos, depende casi absolutamente de los ingresos del petróleo.
Producción que cada día, gracias también a esa legendaria ineptitud,
desciende sistemáticamente. Entonces, continuamente Maduro y sus
secuaces disponen de menos petróleo, que además deben vender a precios
más bajos.
En las estrategias del castro-chavismo Venezuela tiene un papel decisivo
y preponderante como suministrador de petróleo subsidiado a los países
de la región, tanto en entregas como subsidios. Si por el Pacto de San
José de 1980 la Venezuela democrática y México vendían 160.000 barriles
diarios de petróleo a países centroamericanos y caribeños —pacto en el
que estaba incluida Cuba— con el chavismo y la creación de PetroCaribe
se amplió sustancialmente el petróleo entregado a precios preferenciales
y bondadosas condiciones de pago a muchos países de la región, y
fundamentalmente a Cuba, no solamente la mayor de las economías
beneficiadas por PetroCaribe, sino ideológica y políticamente mentora
—para decirlo apaciblemente— del gobierno de Caracas.
Gracias a esos generosos suministros muchos países de la región han
podido disfrutar de relativa estabilidad y hacer funcionar sus economías
sin grandes cataclismos sociales debidos a crisis energéticas.
Y Cuba, un país permanentemente en crisis económica desde que "la
revolución" llegó al poder en 1959 —mucho antes que existiera "el
bloqueo"— ha logrado mantener desde 1999 un simulacro de economía
gracias no solamente a los miles de barriles de petróleo que recibe de
Caracas diariamente, sino también a sinuosos convenios de "colaboración"
bilateral y a medidas de extorsión que La Habana practica sobre
Venezuela como hacía la metrópoli en tiempos del colonialismo español
con las naciones latinoamericanas, aunque ahora oficialmente se le llama
"internacionalismo" y "relaciones fraternales".
Con el respiro de la inyección de petróleo venezolano se supuso que Cuba
podría transitar el siglo XXI sin las asfixias del llamado "período
especial", pero sus gobernantes, tan ineptos como los "bolivarianos",
malgastaron los recursos, los dedicaron a asignaciones equivocadas, los
malversaron, y dilapidaron las riquezas creadas por los venezolanos, que
sus gobernantes regalan a La Habana a cambio de apoyo político y
represivo para sus delirantes proyectos.
Una parte importante de los recursos venezolanos entregados a los
procónsules cubanos fue desperdiciada irresponsablemente por Fidel
Castro como si dispusiera de facultades omnímodas —lo que siempre hizo—,
y después por Raúl Castro durante más de ocho años, como dictador
provisional u oficial, que con timoratos experimentos de "actualización"
y su demagogia del "sin prisa pero sin pausa", tampoco logró dinamizar
la economía y sacarla del abismo.
No han funcionado los tímidos intentos de pasar la propiedad de inútiles
dinosaurios estatales a manos privadas o cooperativas; ni el elefante
blanco del puerto de El Mariel; ni la entrega en usufructo de tierras
ociosas; ni el aumento de la producción agropecuaria; ni la reducción de
importaciones; ni la extracción del petróleo submarino; ni el turismo en
la magnitud requerida; ni la producción de níquel, azúcar, tabaco,
rones, o productos farmacéuticos y biotecnológicos; ni la compraventa de
casas y automóviles. Y los capitalistas extranjeros desesperados por
invertir en Cuba solamente aparecen en las páginas de Granma. Lo único
que va quedando al régimen para obtener divisas son las remesas, envíos
de productos y visitas de cubanos a sus familiares en la Isla, y la
exportación de médicos y personal de salud a más de 55 países, aunque el
grueso fundamental se concentra en Venezuela y Brasil. Pero Caracas pasa
por muchas dificultades en estos momentos, y los convenios con Brasil no
son eternos.
Los eventuales suministradores alternativos de petróleo para el régimen,
como Rusia, Irán, Brasil, Angola, Argelia, Guinea Ecuatorial o alguna
exrepública soviética, además de encontrarse a mayor distancia, no
tienen interés ni condiciones para ofrecer a La Habana los precios
preferenciales y subsidios de los gobernantes venezolanos.
Por eso el desesperado pataleo de la dictadura pretendiendo al menos una
flexibilización del embargo de Estados Unidos que posibilitara el arribo
ilimitado de turistas americanos a Cuba, y obtener créditos para
importar todo lo que el régimen urgentemente necesita para sobrevivir en
medio de tanta ineptitud e ineficiencia. Después de más de medio siglo
de antiimperialismo patológico, la "revolución" necesita a los "gusanos"
y el "imperialismo" para subsistir.
Vistas de conjunto estas realidades, es evidentemente que a Raúl Castro
se le tambalea la escalera venezolana sobre la que se ha sostenido todos
estos años.
Y su única opción entonces sería agarrarse de la brocha.
Source: Raúl Castro tendrá que agarrarse de la brocha - Artículos - Cuba
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