Friday, November 14, 2014

Mitos del socialismo cubano (Parte III)

Mitos del socialismo cubano (Parte III)
El discurso de la medicina cubana de calidad ha sido una fuente de
ingresos inagotable para el Gobierno cubano
Antón Toursinov noviembre 6, 2014 a las 15:36

En las entregas anteriores de este artículo analizamos varios aspectos
del disfuncional socialismo cubano —aunque cualquier socialismo lo es.
Intentamos desmitificar los conceptos manipulativos claves del régimen
castrista como la falsedad del concepto de "la Revolución" o las
verdaderas causas del embargo estadounidense, y concluimos que la tan
famosa educación cubana no es más que un vil adoctrinamiento de los
niños y jóvenes, típico de cualquier régimen totalitario.

Otro concepto esencial en el que se sostiene la manipulación mundial del
ilegítimo Gobierno de los hermanos Castro es la medicina. La izquierda
mundial vocifera a cuatro vientos sobre los "logros" de la medicina
cubana, de la "calidad" de sus médicos y de la "ayuda desinteresada" que
presta Cuba a los países subdesarrollados a donde envía a sus
especialistas para combatir las enfermedades. Aunque las tres
afirmaciones son tan falsas y burdas como toda la propaganda que sale
del Palacio de la Revolución en La Habana.

Después del 1 de enero de 1959, gran parte de los intelectuales cubanos
—entre ellos los médicos— entendiero que "la Revolución" se estaba
convirtiendo en otra dictadura, incluso más cruel que la anterior, y
comenzaron a emigrar de manera masiva. Muchos de los doctores de la
isla, que ya contaba con la fama por su excelente nivel sanitario y de
atención médica, se vieron obligados a emigrar en busca de una vida más
digna.

Esto produjo una crisis en el área de salud por falta de profesionales.
Entonces, el Gobierno no encontró mejor solución que implementar un plan
de preparación acelerada de médicos. Surge así el famoso Plan Baeza:
miles de médicos se gradúan en 4 años, el mismo tiempo que en otros
países lleva obtener un título de enfermero.

Tras numerosas reformas educacionales realizadas en el transcurso de los
55 años de la dictadura, convertirse en médico solo requiere entre cinco
y seis años, mientras que en el resto del mundo se requiere un mínimo de
siete u ocho años. Desde el primer año de la carrera, los futuros
médicos empiezan a realizar sus prácticas atendiendo a pacientes e,
incluso, operando.

Toda la formación se enfoca en la práctica sin casi nula preparación
teórica, tan necesaria para un médico. Es la razón por la que ni
siquiera países aliados del régimen castrista, como Brasil o Bolivia,
reconocen los títulos de medicina emitidos por universidades cubanas.
Además, a la hora de revalidar el título, los egresados cubanos suelen
fracasar en los exámenes.

Con todo ello, Cuba, con su Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM),
se ha convertido en el centro de atracción para los estudiantes de
varios países que, engañados, llegan becados a la isla a estudiar
medicina. Y ni las advertencias de que sus títulos no serán reconocidos,
ni las nefastas experiencias de los que ya pasaron por este lavadero de
cerebros, nada de ellos disminuye el arribo de nuevos alumnos extranjeros.

Como bromean estos alumnos que llegan a la ELAM, "en casa de herrero,
cuchillo de palo", refiriéndose a la prácticamente nula calidad médica
para los propios cubanos: las farmacias vacías, los hospitales en una
situación lamentable y de total insalubridad, o el fracaso rotundo del
plan de "médico de familia" lo ponen en evidencia.

Eso sí, a cualquier extranjero que llega a Cuba y se interesa por su
"alto nivel sanitario" le deslumbran con varios hospitales de lujo con
tecnología de punta. Sin embargo, evitan mencionar que estas clínicas
son un negocio del Gobierno y en ellas no atienden ni gratis ni a
cubanos —a menos que sean de la nomenclatura. Y lo más curioso: evitan
recordar que la mayoría de los doctores de estos hospitales no son
cubanos y no han estudiado medicina en este "paraíso médico".

La realidad suele chocar con los datos estadísticos de las Naciones
Unidas, de la UNESCO y de la propia Organización Mundial de la Salud
(OMS), instituciones que, a partir de los datos enviados por el propio
Gobierno cubano, ponen a la isla entre los países más desarrollados en
materia de la salud. El hecho de que los datos son entregados por el
castrismo y no por evaluadores internacionales es esencial para
comprender que se trata de datos manipulados si no falsos.

En las calles de La Habana —como en el resto del país— se puede apreciar
la degradación completa de la salud y de la salubridad: los niños en
muchos casos con anemia por mala alimentación (con una dieta abundante
en frijoles y arroz), la suciedad en las calles y la conservación de los
alimentos, entre otros problemas.

Pero Cuba es tan solidaria que envía a miles de médicos a los países
menos favorecidos del mundo, podrían muchos intentar refutar. Por
supuesto, envía médicos y en cantidades industriales. Este es el plan de
manipulación mediática internacional para mostrar la "solidaridad" del
Gobierno cubano.

La otra cara de la moneda es mucho menos agradable y más prosaica. Los
médicos cubanos en el exterior son unos simples esclavos del castrismo,
además de una fuente de ingresos inagotable. Por cada médico la isla
recibe en promedio de US$1.000 a $2.000 por mes. Pero se les paga a cada
médico en el mejor caso $400. No hay que ser genio para calcular que el
negocio es más que lucrativo, pero únicamente para los Castro.

Quizá, dentro de toda la miseria existe algo positivo: el esquivar las
prohibiciones propias del totalitarismo, el ingeniarse para sobrevivir
en la isla y el sentido de supervivencia le han enseñado a muchos
cubanos algo de empresarialidad y creatividad. Se puede estar seguros de
que, después de la caída del régimen castrista —ya sea por su propio
peso o con "ayuda"— los cubanos no pasarán las penurias típicas de
transición, sino se adaptarán rápido a la libertad.

Editado por Adam Dubove.

Source: Mitos del socialismo cubano (Parte III) -
http://esblog.panampost.com/anton-toursinov/2014/11/06/mitos-del-socialismo-cubano-parte-iii/

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