Mitos del socialismo cubano (Parte I)
Un repaso de la Revolución en Cuba deja expuesto a un régimen poblado de
mentiras descaradas y fracasos
Antón Toursinov octubre 23, 2014 a las 16:05
Los inicios del socialismo
EnglishDesde que el 1 de enero de 1959, Fidel Castro entró a La Habana
con sus "gestas revolucionarias" y se apropió del poder, el Gobierno
ilegítimo de Cuba no se cansa de mentir y de crear mitos. La gran
campaña mediática del "socialismo" cubano se ha enfocado en construir la
opinión pública internacional. No obstante, tanto los cubanos de la isla
como los que lograron huir, saben mejor que nadie la verdadera realidad
que se vive día a día en el infierno castroide.
La gran mentira comenzó con las promesas de Castro de realizar las
elecciones democráticas inmediatamente en aquel lejano 1959. Fue una de
las razones por las que la mayoría de los cubanos, cansados de las
atrocidades del dictador Fulgencio Batista (1955-1959), apoyaron la
Revolución.Pasaron tres meses —marzo, abril, mayo— y Castro no emitió
palabra acerca de entregar el poder. En ese momento comenzaron las
mayores atrocidades cometidas por los Castro y su perro guardián Ernesto
Guevara contra sus opositores y detractores, y contra el pueblo cubano
en general. Para ese entonces, una gran cantidad de cubanos entendieron
una vez más que habían sido engañados por otro vil politiquero.
No vale la pena enumerar aquí los hechos de los últimos 55 años de la
Cuba bajo el yugo castrista —que de socialismo en realidad no tiene
absolutamente nada. Pero sí es importante abrir los ojos y reconocer que
la mayoría de los "logros cubanos" son una cortina de humo —mentiras de
las más descaradas. Desde el famoso "embargo" y hasta la "igualdad
social", todas descaradas mentiras.
Al instalarse en el poder, Castro cambió su retórica anti-Batista y,
poco a poco pero cada vez con mayor intensidad, introduce el concepto
del "carácter antiimperialista" de la revolución y del sistema político
cubano. Finalmente, el flamante régimen se sometió a las condiciones
impuestas por la Unión Sovietica —el mayor imperialista del siglo XX—
con todas sus consecuencias.
Estados Unidos, el enemigo elegido
La confrontación con Estados Unidos, el enemigo presentado como acérrimo
y feroz y que, además, está a 90 millas, le cae como el anillo al dedo a
Castro. Es bien sabido que la base de la manipulación en la política
consiste en la unión contra un enemigo común. Y si no lo hay, se lo
inventa. De allí el famoso dicho, "el pueblo unido, jamás será vencido".
Al expropiar las propiedades tanto de los estadounidenses como de los
propios empresarios cubanos —bajo el eterno mamarracho de que "los
opresores que explotan a los trabajadores"— Castro superó al propio
Batista contra quien luchó. Las expropiaciones fueron realizadas bajo la
promesa de pagar el precio justo a los empresarios, sin embargo, hasta
la fecha, no se ha pagado ni un centavo. Llamemos a las cosas por su
nombre: los Castro y sus secuaces robaron propiedades ajenas. Y al
ladrón se lo castiga, como con el justo y merecido embargo comercial que
impuso EE.UU. a Cuba en 1962. Por cierto, mucho antes de las
vociferaciones "antiimperialistas" del usurpador Castro.
A los cubanos se le hace creer que sus vecinos envidian tanto al
socialismo que impusieron este embargo. Y, como sabemos, la constante
reiteración de una vil mentira se convierte en la verdad. No hay que
olvidar que Cuba siempre ha podido comerciar libremente con el resto del
mundo, como es el caso de Canadá.
No obstante, el embargo le permite a los Castro seguir teniendo a los
cubanos unidos como un rebaño, cuyo pastor es un decrépito impostor.
También les posibilitó reforzar el control de la economía —o lo que
quedó de ella— cual un negocio particular en sus propias manos. El
despropósito típico de los regímenes totalitarios socialistas es
sobrevivir a costa de los demás, sobre todo, del capitalismo. ¿O acaso
pretendía Castro luchar contra el capitalismo con los recursos del
capitalismo? Al fin y al cabo, ¿no es un principio básico de la economía
socialista ser autosuficiente?
Asistencia soviética
Y no se puede olvidar de que la inexistente economía socialista cubana
siempre ha usufructuado de los demás. Como en el caso de la Unión
Soviética, que le vendía a Cuba todo lo que necesitaba por precios
varias veces más baratos que incluso su costo de producción, y
paralelamente le compraba azúcar —que ni siquiera necesitaba— a valores
varias veces más altos que los del mercado internacional.
En la década de 1990, cuando la Unión Soviética cayó por su propio peso,
los cubanos la pasaron mal. Habían transcurrido los 30 años que se
beneficiaron de la ayuda "solidaria" sin ningún resultado positivo: no
se crearon industrias ni pudieron desarrollar la agricultura. Pero
cuando el hambre generalizado estaba a punto de hacer caer a los Castro,
el presidente venozolano Hugo Chávez fue su salvación.
Continuará…
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http://esblog.panampost.com/anton-toursinov/2014/10/23/mitos-del-socialismo-cubano-parte-i/
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