Tuesday, October 15, 2013

Donde empezó la chusmería

Donde empezó la chusmería
La indisciplina social es un tema serio que nos envuelve a todos;
debemos actuar de conjunto sin miedo a buscar las causas que dieron
origen a esta peligrosa forma de cuestionar al poder y poner fin a la
autolaceración colectiva como mecanismo de evasión.
Juan Juan Almeida
octubre 14, 2013

El Gobierno de La Habana, como un método transformador para combatir la
alarmante realidad del momento visiblemente marcada por el deterioro
social, va a por todas y ha lanzado una muy publicitada campaña para
hacer cumplir las normas cívicas perdidas y reestructurar la moral
popular a golpe de leyes impuestas, de articular disposiciones y
establecer reglamentos. Tan absurdo como un deportista que al intentar
cruzar la cinta de la meta termina enredado en ella.

Dice que su nueva batalla es contra la vulgaridad, la marginalidad y la
chabacanería. Conductas que no debemos olvidar, sin ánimo de buscar
culpables porque en realidad el momento merece soluciones, fueron
estimuladas por los jóvenes rebeldes, tropa de forajidos llegados en el
59, que implantaron el irrespeto como orden de vida, liquidaron nuestras
tradiciones y terminaron destruyendo todo.

La Revolución se impuso como un factor de civilización. Para entonces,
creer en un Dios que no vistiese verdeolivo, utilizar la servilleta, el
papel sanitario y usar frases como "permiso, por favor y gracias", se
convirtieron en costumbres criticadas porque eran consideradas "rezagos
pequeñoburgueses". Se instauró y se hizo habitual el tuteo, con ello
borraban de un plumazo el respeto y la cortesía.

Ese monstruo nació, se crió y se formó en las artes del mimetismo y el
camuflaje. Ahora pretenden mostrar la superioridad de algunos sectores
que con conocimiento o no, convivieron y conviven al margen de las
buenas costumbres y como parte de la utopía emancipadora crearon una
apología del delito respetando mucho más al que delinque con habilidad
que a un científico, un maestro, un militar, un doctor, un albañil, un
ama de casa, un campesino o un artista.

El fenómeno trajo aparejado, además de muchísimo hedor espiritual,
absoluta saturación popular ante la retórica oficial del mañana
luminoso, la mitología política y una moral que asumieron como un
comportamiento forzoso. Los menos no lo aceptaron, se revelaron de forma
sutil y silenciosa.

Los que estuvimos becados sabemos que en las escuelas en el campo era
chisme de pasillo, y motivo de chiste, la llegada de la pubertad en las
hembras. Su primera mestruación dejaba de ser algo íntimo. El pudor se
convirtió en sustantivo devaluado. Entonces, no es extraño que aquellas
mismas muchachitas empujen hoy a sus hijas a los brazos de turistas, y a
tener sexo como moneda de cambio.

Estamos preocupados por la inquietante pandemia social, que no es más
que el resultado de aquel espantoso "idilio". Pero el látigo no es
solución, como tampoco lo es entregarle por decreto más poder a los
órganos represivos de la Seguridad del Estado y la Policía Nacional.

La indisciplina social es un tema serio que nos envuelve a todos;
debemos actuar de conjunto sin miedo a buscar las causas que dieron
origen a esta peligrosa forma de cuestionar al poder y poner fin a la
autolaceración colectiva como mecanismo de evasión.

La mal llamada Revolución se viene abajo; lo triste y luctuoso es que
nos va a caer encima. Terrible metáfora descriptiva de la realidad nacional.

Source: "Donde empezó la chusmería" -
http://www.martinoticias.com/content/juan-juan-almeida-donde-empezo-la-chusmeria/28396.html

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