Thursday, February 11, 2016

Un sueco en Burundi, un uruguayo en Cuba

Un sueco en Burundi, un uruguayo en Cuba
REGINA COYULA, La Habana | Febrero 10, 2016

El periodista Fernando Ravsberg lleva años residiendo en Cuba. Pero,
tras leer su artículo Los sobrinos cubanos de Sam y siendo bien pensada,
creo que a Ravsberg le sucede en la Isla lo que a su sueco en Burundi.

Encuentro en su artículo errores fruto de un pecado de origen, ya que el
periodista, a pesar de seguir de cerca el acontecer nacional, habla de
la oposición como un todo; en ningún momento se permite frases como: "el
grupo tal", "los opositores del proyecto cual". Eso es grave porque el
blog de Ravsberg no está censurado en Cuba, llega por suscripción a
muchos por correo electrónico, y de la lectura del citado artículo se
desprende la falsa conclusión de que toda la disidencia actúa bajo la
cobija del gobierno estadounidense, aunque contradictoriamente, según
sus palabras, esa misma disidencia intente boicotear la normalización de
las relaciones que su amo promueve.

Todo el artículo transmite el deseo de ver una parte como el todo. No me
preocuparía la antipatía del autor hacia la disidencia de no ser que,
como comunicador, con sus opiniones contribuye a confundir a una
población mal informada.

El periodista afirma que "para sentarse en una mesa de negociación con
el gobierno hay que ser una fuerza política real". No reconoce voz
disidente con derechos sobre la base de la falta de legitimidad por
actuar supuestamente como amanuenses de Washington. Pero Ravsberg no es
cándido y está en la obligación de saber que ni siquiera respetando los
procedimientos legales establecidos, ningún disenso ha podido hacerse
escuchar. Cuando Oswaldo Payá trató de sacar adelante el Proyecto Varela
–respetuoso, autónomo, apegado a la ley, visible gracias a que Jimmy
Carter lo mencionara en el Aula Magna de la Universidad de La Habana en
vivo ante la prensa–, la respuesta del Gobierno fue desconocer la
iniciativa entregada al Parlamento y con una recogida de firmas abierta
a la que se dio carácter de referendo, se modificó la Constitución para
hacer del socialismo un sistema eterno. Pero eterna era también la
amistad con la Unión Soviética, y como esa, hay otras eternidades que
tienen fin.

La mayoría de los disidentes no tenía edad para soñar "con una invasión
de los marines", ni con alma de suicidas apoyar "un bloqueo que rindiera
por hambre a sus compatriotas". No conozco a uno solo que simpatice con
el terrorismo, pero me resulta inconcebible que un periodista que
pretende saber sobre temas cubanos ignore que hasta la prensa "enemiga"
ha sido citada en la Mesa Redonda para referirse al escándalo del desvío
del dinero para "sufragar la democracia en Cuba", esos 20 millones que
menciona de pasada el autor y que harían creer al lector no avisado que
es dinero contante y sonante entrando a Cuba año tras año.

"Perder el contacto con la realidad puede ser catastrófico en política".
No señor, ES catastrófico. Para hacer periodismo también, pero eso suele
pasar en países como el nuestro cuando no se utiliza el transporte
público, se tiene a alguien que hace la compra por uno y se vive en una
burbuja de funcionarios, artistas, empresarios y otros personajes que
siempre conocen a alguien que... Por otra parte, otorgarle al Gobierno
cubano la solidez y el apoyo interno de hace 40 años, o de hace 25, es
ignorar que una cosecha de fracasos, mala administración y corrupción
que nada tienen que ver con el "bloqueo" o la amenaza imperialista ha
dejado un pueblo exhausto y descreído con una migración joven nunca
antes registrada. No toda la disidencia se manifiesta marchando por la
calle o abriendo un blog; la lotería de visas, el cruce del Estrecho de
la Florida y la crisis migratoria en Centroamérica son otra forma de
disenso, la más popular, por cierto.

La lectura de Los sobrinos cubanos de Sam me deja la curiosidad de saber
de qué manera cree el autor que puede hacerse oposición ante un Gobierno
autoritario donde hasta asociaciones de la sociedad civil para la
protección animal o el medio ambiente son sospechosas si no están
aupadas desde el Estado y promover candidatos opositores en las
Asambleas del Poder Popular de barrio despliega un enorme operativo de
la Seguridad del Estado.

Barack Obama decidirá reunirse con todos, con una parte o con ningún
opositor, pero estoy segura de que vendrá con una idea más clara de la
disidencia cubana de la que se ha formado Fernando Ravsberg.

Source: Un sueco en Burundi, un uruguayo en Cuba -
http://www.14ymedio.com/opinion/sueco-Burundi-uruguayo-Cuba_0_1942005788.html

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