Opinión: Obama rehabilita a los hermanos Castro
La Organización de Estados Americanos está ahora abierta a las dictaduras
Por MARY ANASTASIA O'GRADY
lunes, 6 de abril de 2015 0:03 EDT
Cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, viaje esta semana
a Panamá para asistir a la séptima Cumbre de las Américas, espere una
inundación de clichés sobre el florecimiento de la democracia en la
región. No los crea. La represión está marchando por las Américas y la
ambivalencia de Estados Unidos es parte del problema.
Los intimidadores de la región perciben debilidad en la falta de
claridad moral de la Casa Blanca. Un resultado de ello es que una isla
caribeña atrasada, dirigida por un par de hermanos mafiosos, ahora tiene
la ventaja a la hora de fijar la agenda regional.
A nadie debería sorprenderle si el presidente estadounidense es
humillado en Ciudad de Panamá, como lo fue en Puerto España en 2009. Fue
en aquel entonces cuando Obama trató de hacerse amigo de Hugo Chávez,
quien le agradeció presentándole una copia de la famosa diatriba
antiestadounidense Las venas abiertas de América Latina.
Las cumbres son un desperdicio de tiempo y dinero para países de verdad.
Pero esta será útil para Cuba, país al que se le permitirá ingresar al
grupo por primera vez y en sus propios términos. Es difícil señalar cuál
es el punto más bajo de la política exterior de Obama, pero su sumisión
abyecta respecto de esta reunión en el patio trasero de EE.UU. es un
serio contendiente.
Por muchos años, a Cuba no se le permitió sentarse a la mesa con los
miembros de la Organización de Estados Americanos. En abril de 2001, los
participantes de la cumbre de las Américas en Quebec ratificaron una
política establecida de incluir únicamente a gobiernos elegidos
democráticamente. En septiembre de 2001, los miembros de la OEA firmaron
la "Carta Democrática Interamericana" que requería la suspensión de los
gobiernos no democráticos.
La carta tuvo algún significado en sus primeros años, gracias a la
influencia de EE.UU. y al hecho de que la OEA no podría pagar sus
cuentas sin el Tío Sam. Pero comenzó a desvanecerse cuando Obama asumió
el poder y comenzó a tratar de calmar a Cuba y Venezuela. Para este año,
ya no queda ni un rastro.
Ser parias hizo que Raúl y Fidel Castro se sintieran irrespetados. Así
que presionaron a buena parte de la región para que dijeran que si Cuba
era excluida de nuevo, boicotearían el evento. En diciembre, Obama cedió.
Fue una señal de lo mal que están las cosas en las Américas. Gobiernos
autoritarios tienen el control en Nicaragua, El Salvador, Venezuela,
Ecuador, Argentina y Bolivia. Todos emplean, en diferentes niveles, al
menos algunos de los elementos del modelo cubano en el que el ejecutivo
consolida el poder, la sociedad civil es suprimida y el debido proceso
es cosa del pasado.
Las elecciones están arregladas. Los gobernantes expropian cuando
quieren hacerlo. Los medios que se atreven a diferir de los lineamientos
del partido enfrentan cargas legales que los condenan a la desaparición.
Las instituciones democráticas en Brasil y Chile se mantienen intactas,
pero los líderes socialistas en ambos países son grandes admiradores de
los Castro y jamás se les ocurriría ofender a sus simpatizantes de
extrema izquierda. Colombia está comprometida debido a las negociaciones
de paz que adelanta con los narcoterroristas de las FARC en La Habana.
Un puñado de países podría haber defendido el principio de democracia si
tuvieran cierta confianza en el respaldo de EE.UU. Pero el débil equipo
diplomático estadounidense no puede hacer frente a la política exterior
de exportación de terror de los Castro. Nadie va a poner su mano en el
fuego con Obama en la Casa Blanca. Así, Cuba entra a la OEA y Raúl
recibirá la esperada legitimidad de un presidente estadounidense.
El apaciguamiento ha generado nuevas exigencias. Algunos gobiernos dicen
que protestarán en Panamá debido a que EE.UU. recientemente declaró a
Venezuela una amenaza para su seguridad nacional y sancionó a siete
funcionarios venezolanos. El presidente Nicolás Maduro dijo que ha
recolectado más de seis millones de firmas en una carta de protesta que
le entregará a Obama.
El presidente Obama espera ser recibido en Panamá como un héroe, como el
hombre que ofreció abrir las relaciones diplomáticas con Cuba por
primera vez en medio siglo. Pero Cuba lo ha desairado. Castro dice que
no aceptará relaciones normales hasta que, entre otras cosas, la isla
sea sacada de la lista de estados que patrocinan el terrorismo y que
EE.UU devuelva Guantánamo.
Cumplir con la mayoría de las exigencias de Cuba requeriría la
aprobación del Congreso estadounidense. Pero aplacar a Raúl será una
prioridad para Obama. El mandatario podría tratar de sacar
unilateralmente a La Habana de la lista de patrocinadores del terrorismo
si cree que tiene un apoyo que asegure su veto en caso de un desafío del
Congreso.
Aquí es donde la realidad cubana podría interferir. La isla es hogar de
terroristas vascos buscados en España y decenas de fugitivos de la
justicia estadounidense como Joanne Chesimard, que fue encontrada
culpable en 1973 del asesinato de un policía estatal de Nueva Jersey. La
dictadura militar también arma y entrena a las FARC. Cuba desea tener
acceso al sistema bancario de EE.UU., pero los bancos tendrían que
considerar los riesgos legales que asumirían si reciben a un cliente con
una historia de apoyo financiero al terrorismo y de lavado de dinero.
Será difícil incluso para Obama ser popular en la cumbre de Panamá a
menos que decida abandonar la guerra contra el terrorismo. Incluso en
ese caso, es poco probable.
Escriba a O'Grady@wsj.com
Source: Opinión: Obama rehabilita a los hermanos Castro - WSJ -
http://lat.wsj.com/articles/SB11340654013753224549404580562971590678924?tesla=y
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