Cuba: modelos para armar la transición. Cinco premisas previas
CARLOS ALBERTO MONTANER, Miami | Noviembre 13, 2014
En noviembre de 1975, hace casi 40 años, murió Franco y poco después
comenzó la transición española hacia la democracia. ¿Es posible extraer
alguna lección importante de esa experiencia para los cubanos? Creo que
sí, pero es importante sentar previamente cinco premisas.
Primero. Todas las sociedades cambian de formas de gobierno porque las
generaciones adquieren y sostienen distintas perspectivas. Cuando la
dictadura cubana afirma que en 1959 los cubanos asumieron un tipo de
gobierno permanente y suscribieron para siempre la fórmula
revolucionaria de 1959, está diciendo algo que es peor que una
estupidez: está planteando una imposibilidad. Es absurdo imponer un tipo
de gobierno surgido de la idea de que la historia es inmutable y las
personas no cambian.
Segundo. Las sociedades gobernadas por caudillos son más proclives a los
cambios de sistema tan pronto desaparecen las personas que han asumido
ese liderazgo absoluto. En España el inicio del cambio fue casi
inmediato tras la desaparición física de Francisco Franco. En Cuba se ha
dado una situación muy peculiar porque Fidel Castro no ha muerto y su
larguísima agonía ha servido para apuntalar la figura de Raúl, pero
cuando mueran los dos Castro están dadas todas las condiciones para que
la cúpula dirigente comience inmediatamente un proceso de cambios.
Tercero. La atmósfera internacional contribuye a los cambios. Casi
ningún país vive en el vacío. Cuba es una nación situada en la
encrucijada de América. Desde finales del XVIII las ideas de la
Ilustración golpearon con fuerza en la Isla, como revelan los
posteriores escritos de Félix Varela o de Arango y Parreño, y en el XIX
se fueron abriendo paso las ideas liberales encarnadas en el
independentismo republicano. Hoy el paradigma de la democracia y el
pluralismo es el que impera en el mundo, y todas las naciones de América
Latina, aunque no siempre lo practiquen, buscan legitimidad amparándose
bajo ese modelo de gobierno. Es un acto contra natura que el castrismo
permanezca anclado en un sistema de partido único. Ese sistema, incapaz
de rectificar seriamente porque quienes se equivocan son los mismos que
evalúan los hechos, en gran medida es responsable de que Cuba sea la
única nación del planeta que está hoy peor que hace 55 años.
Cuarto. La circunstancia política circundante influye notablemente en
los cambios. En 1975, a la muerte de Franco, España tenía un gobierno
anclado en la visión de los años 30 y de la Guerra Civil (1936-1939).
Pero Europa había cambiado mucho. El fascismo había sido militarmente
derrotado e ideológicamente pulverizado por el triunfo de la democracia.
Los españoles además de querer cambiar el modelo político: sabían hacia
dónde dirigirse. Para ser un país normal y no una reliquia de los años
treinta, el modelo obvio era el de las democracias liberales
desarrolladas: Holanda, los países escandinavos, Alemania, Francia,
Italia, etcétera.
Quinto. Cuba tiene dos modelos en los cuales inspirarse. En Cuba debe
quedar muy poca gente emocional e intelectualmente vinculada al marxismo
leninismo. Casi 56 años de fracasos continuados es un periodo demasiado
largo. La revolución comunista ha durado tanto como duró la república.
Hasta ahora, lo que han logrado es demoler todo lo bueno que dejó el
periodo republicano en el terreno material –y basta para confirmarlo
recorrer las ruinas de La Habana y de todas las ciudades, o contemplar
la destruida industria azucarera--, junto a una reiteración y
multiplicación de los males: el caudillismo, la opresión, la corrupción,
el militarismo, los atropellos a los Derechos Humanos, la falta de
libertades, la violación de las leyes.
¿En qué se sostiene la lealtad política en ese sistema tan evidentemente
fallido? Lo probable es que la lealtad al sistema sea, realmente,
lealtad al caudillo, muchas veces confundida con temor. Pero, si la
España postfranquista tenía un norte hacia el cual orientarse –Europa
occidental--, ¿hacia dónde pueden dirigir la mirada los cubanos? Sin
duda hacia los países satélites de la URSS en Europa oriental que
abandonaron el comunismo. El gobierno cubano había uncido la Isla a ese
universo y todos esos países abandonaron el comunismo y asumieron el
modelo de la Democracia Liberal Desarrollada (DLD). Y a todos ellos les
ha ido infinitamente mejor tras la llegada de la libertad. Ninguno ha
querido volver al pasado comunista.
Se debe imitar de España el procedimiento para abandonar la dictadura en
el campo político –"de la ley a la ley", pacíficamente y por métodos
electorales–, imitando los mejores ejemplos de Europa oriental para
dejar atrás el colectivismo marxista-leninista y retomar la senda de la
economía de mercado y la libertad económica.
Si se hace de esa manera, en una generación, Cuba estaría de nuevo en el
pelotón de proa de América Latina.
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El texto forma parte de la ponencia del autor en el seminario The
Spanish Transition 35 Years Later: A Conversation between Miguel Barroso
& Carlos Alberto Montaner en la Universidad Internacional de la
Florida, Miami
Source: Cuba: modelos para armar la transición. Cinco premisas previas -
http://www.14ymedio.com/opinion/Cuna-modelos-transicion-premisas-previas_0_1669633041.html
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