Cuba y el socialismo del siglo XXl
Algunas recetas del Socialismo del Siglo XXI pueden servir al régimen,
por lo que pudiera decirse que el totalitarismo cubano se está reinventado.
Pedro Corzo
noviembre 05, 2013
El supuesto propósito de la nomenclatura castrista de establecer en Cuba
una sociedad justa y próspera resultó en un rotundo fracaso, porque el
régimen violentó de forma permanente y sistemática los derechos de los
ciudadanos y asumió el control absoluto de los bienes de la nación.
Aun más, a pesar de las cuantiosas ayudas económicas recibidas de varios
países, en particular de la Unión Soviética y Venezuela, fue incapaz de
construir una sociedad en la que el ciudadano disfrutara de mejores
condiciones de vida.
Sin embargo, a pesar del poder que detenta hace más de cinco décadas, la
nomenclatura está consciente desde hace varios años que el proyecto
fracasó y que para conservar el control tienen que efectuar movimientos
que encajen perfectamente entre los intereses de la clase dirigente; y
es en ese aspecto en el que algunas recetas del Socialismo del Siglo XXI
pueden servir al régimen, por lo que pudiera decirse que el
totalitarismo cubano se está reinventado.
La estructura superior del poder se subvirtió a si misma modificando
algunos de los factores que caracterizan el totalitarismo castrista,
fundamentado en la figura dominante de Fidel Castro y en un control
absoluto de la economía, de otros gobiernos identificados con el llamado
"Socialismo Real".
El Socialismo del Siglo XXI parece ser útil para el proceso de sucesión
que se inició en el 2006 y que aparentemente llegó a su final este año
cuando Raúl Castro declaró que este sería su último periodo de gobierno.
Al parecer los Castro han determinado que es mandatorio iniciar un
proceso de transición que garantice a la nomenclatura la impunidad de
sus acciones y la conservación de las riquezas adquiridas.
Por otra parte el poder en Cuba está centralizado en el Partido
Comunista, una corporación mafiosa, más que ideológica o política. En
realidad las decisiones fundamentales las determina un pequeño círculo
de altos dirigentes, primordialmente los que integran el Buró Político.
La transición que procuran, no está orientada a cambios en la concepción
del poder ni en la forma que se eligen a los gobernantes. Falta ver si
incorporaran la pluralidad política, condición que permite el Socialismo
del Siglo XXI, situación posible si se tiene en cuenta que el régimen
tiene el control de las instituciones del Estado.
El crítico balance de la realidad cubana quizás determine que la clase
dirigente mezcle el modelo castrista y el Socialismo del Siglo XXI,
porque evidentemente se retroalimentan.
Muchos de sus aspectos encajan perfectamente con los intereses del
régimen isleño por lo que es lógico que la dictadura insular implemente
algunos de ellos, en particular, después que el núcleo fundador del
totalitarismo desaparezca.
La dictadura cubana tiene a su favor que ejerce un control total de la
economía y si el Estado redujera ese control, hay una "gerencia",
aproximadamente el 65 por ciento fueron militares de alta graduación,
que asumirían con relativa independencia el manejo de las corporaciones
del Estado, lo que transformaría a estos individuos de privilegiados a
multimillonarios.
Una situación similar ocurre con los medios de información y las
organizaciones de la sociedad civil que en el presente son parte de la
maquinaria estatal.
Los líderes de estas entidades y compañías se transformarían en
empresarios independientes o en propietarios de los medios, formándose
un entramado de intereses que viabilizaría la permanencia de la
nomenclatura y el surgimiento de nuevo dirigentes interesados en
mantener lo ya establecido.
La seguridad y privilegios de las Fuerzas Armadas son esenciales. Un
número considerable de miembros del Comité Central del Partido son
militares, porque el régimen cubano es esencialmente castrense.
Por otra parte en lo que respecta a la dictadura institucional que
caracteriza al Socialismo del Siglo XXI, el gobierno cubano tiene que
efectuar pocos cambios. En la isla los poderes públicos están
supeditados a la voluntad de la clase regente.
Cierto que en los últimos años se han producido ajustes económicos y
algunas que otras modificaciones de carácter legal que la propia
sociedad demanda, gestiones que tal vez fueron promovidas por sectores
de la clase dirigente identificadas con el tipo de despotismo que
implica el Socialismo del Siglo XXI, pero éstas todavía no se aproximan
al modelo antes citado y aun corren el riesgo de ser revertidas.
Hasta el presente las decisiones se han tomado en base al deterioro del
régimen, no por la convicción de la clase dirigente, lo que podría
conducir a un escenario de contradicciones peligrosas si el liderazgo
emergente decide profundizar los ajustes económicos y sociales.
Esas contradicciones podrían derivar en una ruptura en la nomenclatura,
que inexorablemente conducirían al surgimiento de dirigentes más
radicales, que tal vez no encuentren satisfactorio a sus intereses
asumir el modelo del Socialismo del Siglo XXI.
Source: "Cuba y el socialismo del siglo XXl" -
http://www.martinoticias.com/content/opiniones-pedro-corzo-cuba-socialismo-siglo-xxi-/28935.html
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