El transporte en Cuba, donde los ajustes no bastan
julio 4, 2013
Fernando Ravsberg*
HAVANA TIMES — 50 años probando sin éxito diferentes sistemas
organizativos en el transporte, debería ser suficiente para que Cuba
impulse cambios de fondo. Los nuevos "reordenamientos" darán otra vuelta
a la noria pero difícilmente lograrán un servicio eficiente.
El último Consejo de Ministros reconoció públicamente que el transporte
"durante años ha sido inestable, insuficiente y de baja calidad". El
cubano que "coge guagua" cada día dice algo parecido pero utilizando
palabras mucho más duras.
Los "ajustes al modelo" pueden servir para corregir el rumbo de aquellos
sectores que verdaderamente funcionan, pienso en Salud Pública, la
Educación o los deportes. Incluso en el turismo, donde se avanzó mucho
durante las últimas 3 décadas.
Sin embargo, el transporte nunca anduvo bien y durante los últimos años
empeora. Pero lo cierto es que ni siquiera fue satisfactorio en tiempos
de la Unión Soviética, cuando había dinero para inyectarle inversiones y
subvenciones estatales.
Entre los muchos problemas que enfrenta, hay una gestión extraña del
Ministerio, que compra autobuses chinos pero exige que tengan motores
estadounidenses, como si desconocieran que, desde hace medio siglo,
existe un Embargo Económico.
Cuando el motor de una de esas "guaguas" se estropea hay que comprarlo
en EEUU. Se hace a través de empresas extranjeras, enviando la mercancía
a un tercer país para reembarcarla a Cuba. Los precios se disparan y los
repuestos se retrasan.
Además, antes de encargarlos se organizan muchas reuniones entre los
comerciales de la importadora cubana y los especialistas del Ministerio,
con comités que evalúan un aspecto y lo pasan a otro comité que sospesa
otros y lo envía a un tercer comité…, y así durante meses.
Mientras, la guagua rota descansa en un taller donde muchas veces le
roban sus piezas para venderlas en el mercado negro. Cuando al fin se
deciden a comprar, harán falta más repuestos por lo que se reanudan las
interminables reuniones de los comités.
De esa forma el Ministerio de Transporte ha logrado por momentos
paralizar la mitad de los autobuses que circulan en La Habana. Y esto
ocurre a pesar de que el país realizó grandes inversiones comprando
buses chinos.
No cabe duda de que organizar el transporte público en cualquier nación
es una tarea compleja, que necesita especialistas, grandes inversiones y
constantes subvenciones. Pero se puede hacer porque de hecho funciona en
naciones ricas y pobres.
La entrega masiva de licencias a trasportistas privados mejoró un poco
la situación pero la apertura se realizó sin fijar el precio del pasaje,
las rutas por las que deben circular y la frecuencia, regulaciones que
se aplican hoy en muchos países.
Y al final quien paga los platos rotos siempre es el usuario porque cada
taxista cobra lo que le da la gana, se mueve por las arterias donde hay
más confluencia de público y a la hora que le conviene, dejando otras
zonas de la ciudad sin transporte.
Veo también que promoverán las bicicletas, con el fin de que participen
en la movilidad de la población. Incluso Marino Murillo dijo que "se
evaluará la aplicación de precios no recaudatorios en la venta de piezas
para su mantenimiento".
Cuando cuestioné la desaparición del carril bici en este mismo blog me
acusaron de ser híper crítico. Pues ahora habrá que reconstruirlo, no
bastará con vender bicicletas baratas, además hay que darles un espacio
seguro para circular.
Algunos se burlan, como si el uso de este medio fuera una muestra de
atraso. En realidad en muchas naciones desarrolladas se promueve, existe
el carril bici y en ciudades como Barcelona hay un eficiente servicio
público de alquiler de bicicletas.
Cuba como país pobre se beneficiaría mucho si apostara por una
estrategia coordinadora de todos sus recursos, creando un sistema de
transporte que armonice las modalidades estatales, las privadas, las
cooperativas y hasta las individuales.
Pero para llegar a eso se necesita quitarle al sector estatal los frenos
de tantas importadoras y comités, organizar mejor al sector privado,
ampliar el cooperativista y pensar en alternativas individuales baratas,
acordes a los recursos de la población.
Y todo depende del orden de prioridades. Con lo que se gasta en uno solo
de los miles de automóviles que el gobierno importa para sus empresas y
ministerios, se podrían comprar una decena de motos eléctricas o un
centenar buenas de bicicletas.
Para adquirir un bus no hace falta gastar más, basta con dejar de
importar 10 automóviles. Se podría empezar por no asignar vehículos a
los dirigentes del transporte para darles la oportunidad de conocer de
primera mano lo que sufren y piensan sus compatriotas.
El progreso de Cuba no debe medirse porque hoy circulen más automóviles,
que aumenten los de lujo o que veamos algún Hummer. El verdadero éxito
será garantizar que los cubanos de a pie tengan medios de transporte
para ir cada día al trabajo y llevar algún domingo sus hijos al Zoo.
—–
(*) Publicado originalmente por BBC Mundo.
Source: "El sistema de transporte en Cuba necesita más que cambios
menores" - http://www.havanatimes.org/sp/?p=87817
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