El espía que llegó de Artemisa
Publicado el Viernes, 05 Julio 2013 05:57
Por Carlos Cabrera Pérez
Más que confirmar la caída en desgracia de Ricardo Alarcón de Quesada,
los recientes cambios en la cúpula comunista cubana vienen a refrendar
que el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez conserva su
poder intacto en el régimen, pese a los errores clamorosos en la gestión
de las telecomunicaciones y los constantes rumores sobre un supuesto
patrimonio que habría atesorado en los años dedicados a la ¿computación?
En el plano histórico, Ramiro Valdés fue el líder local -junto a José
"Pepe" Suárez- que más combatientes aportó al asalto del Cuartel Moncada
(1953), gracias a sus relaciones y trabajo en Artemisa, donde era
bodeguero y masón. Padeció cárcel, se exilió en México, viajó en el
Granma, sobrevivió a Alegría de Pío (1956), formó parte del núcleo duro
de la Sierra Maestra y luego fue el segundo jefe de la columna del Che
Guevara en la invasión de Oriente a Occidente.
Aunque las versiones discrepan, nunca ha ofrecido testimonio de su etapa
junto al guerrillero argentino; unas fuentes aseguran que ha escrito sus
recuerdos para dejar su testimonio, y otros aseguran que para Valdés es
un tema incómodo, porque no querría contar cómo Fidel Castro bajó la
ventanilla al Che, y lo abandonó en el Congo y Bolivia tras su sonada
bronca por la salida de tono de Guevara en Argel contra los soviéticos.
Incondicional de Fidel Castro
"Ramiro sabe que el argentino era un tipo complicado, difícil, nada
pragmático, y ha tenido que elegir entre su cariño al Che y su lealtad
incondicional a Fidel [Castro]. Pero toda elección es dolorosa", me dijo
recientemente en Madrid un ex colaborador de Valdés. "Yo ya cerré esa
página -se justifica, mientras paladea una cerveza helada en un bar-
pero si Ramiro contara lo que nos hicieron Machado Ventura y Raúl
[Castro] cuando nos sacaron del Ministerio [del Interior], muchos se
asombrarían".
Hombre de carácter hosco, "un pesao", como se diría en buen cubano, pese
a no tener estudios superiores descubrió muy pronto las ventajas de
controlar los entresijos de la Seguridad del Estado, a lo que se ha
dedicado en cuerpo y alma desde que asumió por vez primera la cartera de
Interior.
Su otra obsesión es hacer ejercicio físico para combatir el
envejecimiento. Muchos habaneros recuerdan sus carreras diarias entre la
Plaza de la Revolución y Santa Fe (oeste de La Habana, donde vive en un
casoplón junto al mar), lo que llevó al defenestrado Carlos Aldana a
decir una vez: "Este cabrón se está preparando para sobrevivirnos, se lo
tengo que contar a Raúl [Castro]".
Y vaya si le sobrevivió, Aldana murió políticamente de un infarto masivo
made in VISA, tarjeta que habría aceptado de un amigo que supuestamente
trabajaba para la CIA, según se filtró. Y alguien contó que acabó
llorando en el despacho del entonces Ministro de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias (FAR), quien había sido su mentor y padrino.
Dos mandatos en el MININT
Durante sus dos mandatos en el Ministerio del Interior (MININT), Ramiro
Valdés maniobró con habilidad para evitar que el Partido Comunista
tuviera peso específico dentro de la institución, actitud que le granjeó
la enemistad manifiesta de José Ramón Machado Ventura. Fiel a Raúl
Castro desde el II Frente Oriental Frank País, Machado Ventura fue
depositando en Fidel Castro quejas varias sobre Valdés para ir minando
su posición.
Pero como sus méritos históricos y largos años de trabajo en la sombra
impedían apartarlo totalmente, una vez que Raúl Castro consiguió echarle
del MININT y poner a José Abrantes -con ningún poder propio para
establecer equilibrios con los raulistas, pues solo dependía de la
simpatía de Fidel Castro-, los Castros decidieron encomendarle una nueva
tarea: el desarrollo de la Informática y las Telecomunicaciones.
Craso error. Estaban premiando a un pirómano con gasolina y fósforos
abundantes; es decir, estaban poniendo en manos de un espía juguetes
tecnológicos que le permitirían acopiar aún más información sobre
compañeros, amigos, rivales y enemigos.
Al parecer Ramiro Valdés, ahora con 81 años, tiene su propio Registro
Secreto, al margen del Registro Secreto Oficial del MININT.
Misión en Venezuela
Algunos atribuyeron su vuelta al poder real a su papel en las
grabaciones que el Departamento KJ del MININT hizo de las fiestas de
Carlos Lage y Felipe Pérez Roque en la finca matancera de Conrado
Hernández, quien representaba en Cuba a empresarios vascos, pero ese
trabajo lo dirigió y coordinó el Coronel Alejandro Castro Espín y sus
hombres de confianza y amigos de la infancia, Casas y Segura.
Por si fuera poco, en 2010 apareció en Venezuela para coordinar una
campaña energética, según explicó el fallecido Hugo Chávez cuando se
filtró la presencia en Caracas del Dzerzhinsky caribeño. O sea, que a
estas alturas, Ramiro Valdés también tiene secretos venezolanos y no
sería descartable que fuera el muñidor de la medida activa de la
Seguridad cubana, quemando a Mario Silva, un ayatolá chavista, y
sirviendo su cabeza en bandeja de plata a Diosdado Cabello.
La noticia, aunque es noticia, no es la anunciada muerte política de
Alarcón, sino que Ramiro Valdés sigue cerca de Raúl Castro en esa sala
de la que se entra y se sale "no por demérito alguno", y donde el espía
que llegó de Artemisa parece sembrado.
Aunque nada es eterno, al menos hasta que siga conservando sus juguetes
preferidos en Santa Fe o quizá en la finca de Pijirigua, donde vivió y
murió su amigo y compañero Fidel Labrador Ruiz, tuerto y medio muengo
desde el ataque al Moncada, del que Ramiro Valdés Menéndez salió ileso,
como ahora.
Source: "El espía que llegó de Artemisa" -
http://cafefuerte.com/opinion/opinion/puntos-de-vista/2961-el-espia-que-llego-de-artemisa
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