Monday, June 10, 2013

Reportando desde una isla prisión

Reportando desde una isla prisión
[10-06-2013]
Roberto de Jesús Guerra Pérez
Hablemos Press

(www.miscelaneasdecuba.net).- Roberto de Jesús Guerra, fundador de la
agencia de prensa Hablemos Press participó en el Foro de la Libertad de
Oslo para contarle al mundo la realidad que viven los periodistas
independientes en Cuba.

Cuando tenía 14 años, participé de una reunión en mi barrio, organizada
por miembros del Partido Comunista de Cuba. El delegado dijo: "debemos
agradecer a la revolución por los alimentos que nos venden cada mes por
la cuartilla de racionamiento". Yo respondí que "con 5 libras de arroz y
10 onzas de frijoles no se vivía". A los pocos días me condenaron por
peligrosidad social predelictiva, junto a 196 jóvenes de la región y me
condenaron a pasar un año y medio en un centro de trabajos forzados para
menores, donde me obligaban a trabajar cortando caña.

Mi historia nunca se publicó en un medio de comunicación.

Mi nombre es Roberto de Jesús Guerra Pérez, tengo 34 años y soy un
periodista independiente, fundador y director del Centro de Información
Hablemos Press, el medio de comunicación NO gubernamental más grande que
hay en estos momentos en Cuba.

Déjenme mostrarles qué es lo que significa ser periodista independiente
en Cuba.

Así es la prensa NO gubernamental en las democracias. Ya sea en los
países ricos, como Estados Unidos, España o Noruega o en los países
menos ricos, como Argentina, hasta los países más pobres, como Bolivia o
Paraguay.

Todos estos medios de comunicación privados están debidamente
registrados y reconocidos por los gobiernos de sus respectivos Estados
como empresas familiares, o sociedades anónimas y de responsabilidad
limitada.

En todos estos medios de comunicación NO gubernamentales trabajan
periodistas muy bien educados, con estudios de postgrados en las mejores
universidades del mundo.

Ahora volvamos a mi medio de comunicación.

Les presento la sala principal de redacción de Hablemos Press, que se
sitúa en el mismo cuarto y sala donde duermo y como con mi esposa.

Los cubanos no podemos construir legalmente, alquilar o comprar una casa
para instalar un medio de comunicación o crear uno nuevo. Aunque alguien
me regalara el dinero para hacerlo, no podría.

Les presento nuestra imprenta. Es una impresora Canon que me regaló un
amigo de República Checa que conoció del trabajo de Hablemos Press. Con
ella imprimo de 400 a 600 ejemplares de mi periódico cada semana. Somos
reprimidos y detenidos por imprimirlos y repartirlos.

Ni mi impresora, ni mi periódico están registrados legalmente. Son
oficialmente ilegales. En Cuba solamente el periódico gubernamental
Granma tiene una imprenta legal con la autorización de realizar
impresiones masivas.

En Cuba ningún ciudadano, nacional o extranjero, puede tener una
imprenta legalmente. Aunque alguien me la quisiera regalar, en Cuba yo
no puedo tener una imprenta.

Les presento la cámara fotográfica con la que realizamos en Hablemos
Press la mayoría de los videos.

Tanto mi cámara como mis notas audiovisuales son ilegales. En Cuba
solamente el canal del Partido Comunista (Cubavision) tiene acceso legal
a la televisión.

Ninguna persona particular, extranjera o cubana, podría instalar
legalmente un canal de televisión en Cuba. Nadie podría legalmente
comprar equipos, cámaras, micrófonos, repetidoras y antenas parabólicas
en Cuba.

Les presento el lugar donde hemos venido publicando las decenas de notas
y videos desde nuestra fundación en 2009. Los videos los filmo yo o uno
de mis corresponsales. Luego los editamos y los subimos a YouTube o los
enviamos a nuestros amigos de Misceláneas de Cuba, en Suecia.

Estas son las condiciones en las que debemos desarrollar nuestro trabajo
periodístico.

¿Por qué digo entonces que soy periodista y que dirijo el mayor medio de
comunicación independiente de mi país?

Pues simplemente porque esa es la verdad. Y la verdad no necesita
aprobación gubernamental para ser verdad.

Dejé la escuela a los 14 años y me dediqué a vender dulces caseros,
hechos por mi madre. A esa misma edad me sancionaron con trabajo forzado
por criticar las cuartillas de racionamiento. Luego de cumplir con la
sanción de año y medio, me dediqué a ordeñar vacas en una finca ganadera
de la provincia La Habana, hasta que en el año 2004, ante el
encarcelamiento masivo de la disidencia durante la llamada Primavera
Negra de Cuba y la sugerencia de Julio Machado, maestro del periodismo
independiente fallecido en Miami, decidí comenzar a ejercer el periodismo.

En mi país solamente el gobierno puede educar y dar empleo a los
periodistas y el propio gobierno decide quiénes son los que pueden
estudiar periodismo en la universidad.

Por eso es que si bien no tengo un título universitario de periodista y
el gobierno ilegaliza y castiga cualquier publicación que muestre una
realidad distinta a la propaganda de los medios oficiales, a mí y a mis
colegas de Hablemos Press nos apasiona tener la oportunidad de ejercer
un periodismo independiente único en el país, aunque esto ponga en
riesgo nuestra libertad y nuestras propias vidas.

Con mi pequeña impresora y mi cámara, realizo un trabajo en mi país que
es equivalente al que realizan los más grandes periodistas y medios de
comunicación del mundo. Hablemos Press fue el primero en reportar en
julio del 2012 la existencia de cólera en el oriente de Cuba, cuando la
propaganda oficial de mi país se jacta de tener el mejor sistema de
salud del mundo.

Somos una organización de 32 corresponsales que trabajan de manera
voluntaria en toda Cuba. No tenemos salarios, ni equipos profesionales.
La mayoría de nosotros trabajamos a medio tiempo, algunos vendiendo ajo
como es el caso de Calixto Ramón o criando cerdos como Arian, o
vendiendo tamales como Gerardo.

Fuimos los primeros en denunciar las muertes masivas de ancianos en el
Hospital Siquiátrico de La Habana, cuando la propaganda oficial de mi
país se jacta de tener el mejor sistema de salud.

Fuimos los primeros en mostrar videos de los campesinos de la sierra que
viven en la miseria y que son explotados, cuando según mi país no hay
pobreza en el campo cubano y estos viven felices.

Fuimos los primeros en mostrar el encarcelamiento de la Dama de Blanco
Sonia Garro y la activista Madeline Lázara, cuando según el gobierno de
mi país las personas de raza negra deben estar eternamente agradecidas
con la revolución.

Hemos sido los primeros en mostrar videos de la represión y
encarcelamiento de decenas de homosexuales cuando la hija de Raúl Castro
viaja por todo el mundo pregonando los avances de la revolución en
asuntos de género.

Fuimos los primeros en mostrar que más de 35 mil habitantes se han
enfermado producto de los gases contaminantes de la fundición Antillana
de Acero en La Habana.

Por hacer este trabajo que sería de lo más común y corriente en
cualquier democracia, tanto yo como mis corresponsales hemos ido a la
cárcel más de dos veces.

Por ejemplo, por denunciar el brote de cólera, mi corresponsal Calixto
Ramon sufrió 7 meses en la cárcel. Por informar sobre la represión
contra la oposición en Guantánamo, Enyor Diaz pasó un año y el resto ha
estado detenido hasta cuatro veces por mes.

Por ejercer el periodismo, yo mismo he pasado más de tres años en la cárcel.

Por ejercer este noble oficio, tanto yo como mis corresponsales en toda
Cuba somos tildados de "gusanos", "mercenarios" y
"contrarrevolucionarios", y estamos sujetos a encarcelamientos
periódicos y actos de repudio.

A la comunidad internacional le pedimos medidas firmes y enérgicas para
acabar con la tiranía de mi país.

Por ejemplo, no es posible que solamente las embajadas de República
Checa, Suecia, y la Sección de Intereses de EEUU dentro de la embajada
suiza, sean las que nos presten un par de horas de internet, mientras el
resto del cuerpo diplomático no nos prestan ningún tipo de ayuda.

Le pedimos a la UNESCO, la UNICEF, y el Consejo de Derechos Humanos de
la ONU, que en vez de simplemente repetir la información falseada que
les presenta el régimen castrista, apoyen y lean a la prensa
independiente. Que sigan nuestro trabajo en Hablemos Press. Que lean los
blogs de nuestros colegas. A través de esos medios, tal vez puedan
enterarse de injusticias, como que un niño de 14 años sea condenado a
trabajos forzados por quejarse sobre los alimentos racionados que vende
el régimen a sus ciudadanos.

Si bien yo y muchos de nosotros no tuvimos la oportunidad de asistir a
la universidad y estudiar periodismo, nos guían los mismos principios
que se enseñan en las mejores facultades de periodismo en los países
democráticos del mundo: la búsqueda de la verdad, la libertad, la
honestidad, la crítica del poder y la objetividad en la forma de cubrir
las noticias.

Los periodistas en los países libres sueñan con el prestigio, sueñan con
trabajar en los más grandes medios de comunicación, con que sus libros
sean los más vendidos, con adquirir fama mundial, con que sus primicias
y noticias exclusivas sean las más vistas, con que sus empresas
periodísticas sean las que obtengan el mayor rating y las mejores
críticas de sus lectores, televidentes o radiooyentes.

En Cuba, los periodistas independientes, soñamos solamente con una cosa:
que haya libertad de opinión, expresión, movimiento, que no seamos
perseguidos, soñamos con la libertad.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/51b5c7233a682e125ce51c78#.UbXqRJz4K8o

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