Tuesday, June 11, 2013

"Esperando a Godot" o la reconversión de la "nomenclatura"

Transición, Reformas

"Esperando a Godot" o la reconversión de la "nomenclatura"
La discusión que debe abrirse es: ¿cuáles políticas nos acercan al
modelo keynesiano y cuáles nos dirigen al capitalismo "salvaje"?
Marlene Azor Hernández, México DF | 11/06/2013 9:51 am

El que dude sobre la transición al capitalismo en Cuba, es cuando menos
ingenuo. Lo demás, es la nebulosa ideológica sobre un supuesto
"socialismo" que se predica desde el discurso oficial y con el cuál
negocian de diferentes maneras los diversos grupos de la emergente
sociedad civil cubana con todo el derecho que les asiste. Las posturas
van desde la negación del "socialismo" hasta su cuestionamiento
ideológico en la variante estalinista, y cada posición va acompañada de
las propuestas alternativas de cada grupo, para producir el bienestar,
crecimiento y desarrollo de la nación en todos los órdenes.

No me voy a referir a las diversas maneras de entender "el socialismo",
ni desde el punto teórico ni en el imaginario social en Cuba. Me parece
más productiva la discusión sobre la sociedad que se está desarrollando
a partir de las políticas económicas en curso, aunque tengo la íntima
convicción de que cada cubano tiene una visión distinta del
"socialismo": liberales del "Estado mínimo", liberales socialdemócratas,
social cristianos, socialistas democráticos y anarquistas. Todas estas
corrientes están presentes en la sociedad civil cubana y todos se
pronuncian sobre el "socialismo" y el capitalismo de diferentes formas.
En la parte oficial, están los estalinistas de "línea dura" y los pro
reformas y/o nuevos tecnócratas empresarios en el poder con una
concepción de "socialismo" difusa e inasible. Seguramente hay otros
grupos, pero esos son los que se pueden observar desde la opacidad del
régimen político cubano.

La discusión que a mi modo de ver debe abrirse, es cuáles políticas nos
acercan al modelo keynesiano y cuáles nos dirigen al capitalismo
"salvaje". No hay manera de hacer una economía algo eficiente sin la
propiedad privada sea esta colectiva o individual. No estoy haciendo un
dictamen al margen del marxismo sino analizando el resultado de las
experiencias del "socialismo real" desde el pensamiento y las categorías
económicas de Marx. Las experiencias de todas las economías estatales
han mostrado su incapacidad para hacer un desarrollo mínimamente
autónomo y/o sustentable. A esta conclusión llegó el expresidente del
país, Fidel Castro, cuando confesó 50 años después de su propia
experiencia: "el modelo no nos sirve ni a nosotros mismos". Creo que se
demoró demasiado y esa es su responsabilidad personal.

Bastante se burló de los economistas cubanos a los que comparó con los
"fanáticos del béisbol, que discuten en las esquinas"[1]. Estoy
señalando sólo una ocasión de los largos períodos "negros" que han
tenido que pasar los economistas cubanos frente a las políticas
económicas del Gobierno, desde los años 70 en lo adelante. La autocracia
"socialista", selecciona a sus colaboradores de acuerdo a sus intereses
de turno.

Apostar al nivel de vida de la población a partir de los subsidios
exteriores hace mucho más vulnerable a la población y al Gobierno que
aplicarse en la inserción mundial con determinadas ventajas comparativas
que seguramente algunas tendremos. Todas las formas económicas
colectivas e individuales reproducen la división del trabajo capitalista
en su interior so pena de reproducir formas de intercambio de "trueque"
que bien funcionaban en la comunidad primitiva, pero que son impensables
en una economía a gran escala y por lo tanto compleja. ¿Debe ganar lo
mismo la persona que limpia y el médico? Esto es simple división social
del trabajo capitalista.

Hasta el momento, es el mercado y las políticas correctivas de los
Estados los que han demostrado mayores resultados en el crecimiento
económico y el bienestar de sus poblaciones, con políticas de equidad
social y justicia social. Cualquier proyecto de sociedad debe pensarse
en sus posibilidades de auto-sustentación.

La clave del modelo a discutir, pasa entonces, por las políticas de
redistribución de la riqueza y la democratización del poder político y
económico y no por los tipos de propiedad que tienen que ser individual
y colectiva, privada y pública. No es una discusión de futuro, el
presente de la política gubernamental está decidiendo por todos.

Consenso anti-monopólico y descentralización económica

Creo que existe un consenso bastante amplio sobre la necesidad de
diversificar las dependencias económicas externas e internas. Con
relación a las dependencias externas hay una línea de actuación
gubernamental evidente y positiva. Sin embargo, la política económica
interna sigue manteniendo un monopolio del comercio interior y exterior
que obstruye el desarrollo de las formas no estatales emergentes sean
las microempresas individuales, las cooperativas y tanto las agrícolas
como de servicio. También obstruye la responsabilidad de las empresas
estatales, permitiendo su irrentabilidad, ineficiencia y perdonando sus
impagos. Si antes todos decían "cumplir" los planes, lo que ha cambiado
ahora es que casi ninguna empresa estatal cumple, pero publicar los
incumplimientos aunque saludable, no soluciona los problemas si solo se
les exige "mayor esfuerzo".

Creo que era correcto no lanzar a la calle, en dos o tres meses, a casi
dos millones de empleados estatales, pero tampoco se observa en la
política en curso los mecanismos para facilitar el desarrollo de las
formas no estatales: se les asfixia con numerosos y altos impuestos se
les sigue controlando en gran parte su gestión, y se mantienen muchas de
las dependencias estatales anteriores y/o nuevas, entre ellas el
monopolio del comercio interior y exterior que impide a las nuevas
empresas no estatales comerciar directamente con sus socios exteriores,
sean cubanos o extranjeros y encontrar precios diferentes a los
"recaudatorios" oficiales y de esta manera no sólo depender de los
precarios mercados mayoristas que carecen mayoritariamente de los
insumos necesarios. Esto es un "cuello de botella" que lentifica y
obstruye los fines del crecimiento económico.

También existe un amplio consenso sobre la necesidad de grandes
inversiones extranjeras en la economía cubana. El asunto es entonces, si
las inversiones se canalizan sólo a través del Estado, o si se permite
que también pequeños capitales puedan invertir en el país. Y no estoy
hablando de las remesas, sino de una ley de inversiones que permita la
inversión de pequeños y medianos capitales desde el exterior, no sólo de
las grandes y millonarias inversiones a las que aspira el Gobierno.

Hasta ahora las reformas sufren de una lentitud inexplicable, o solo
explicable porque la "lógica" de las reformas quiere privilegiar la
reconversión de sus funcionarios en las empresas estatales hacia los
nuevos empresarios "socialistas" que necesitan y conservando la mayor
cantidad de los recursos y las decisiones. No se puede subordinar el
ritmo de crecimiento del resto de la economía a esta reconversión, que
lo único que prepara es a la "nomenclatura" para el siguiente paso: los
más listos y con mayores conexiones nacionales e internacionales,
intentarán convertirse en los nuevos millonarios nacionales en dos
décadas más. Eso me recuerda la transición al capitalismo en Rusia.

Hasta ahora, el consenso antimonopólico sobre la economía interna no se
encuentra en el Gobierno sino en la sociedad civil, y la
descentralización económica sigue siendo un "chiste popular".

Habrá quien diga que tal reconversión es difícil y por ello lenta.
Efectivamente lo es, si las decisiones se concentran en un número mínimo
de personas y si además se pretende proteger los intereses de los
sectores en el poder y su base social fundamental: la nomenclatura.

Hasta ahora y cinco años después del inicio de las reformas, se está
favoreciendo una conversión al "putinismo" y no a un modelo nórdico. La
discusión pública y la presión de la sociedad civil al Gobierno
definirán si Cuba será un Estado de Bienestar o transitará hacia el
capitalismo "salvaje" con un nuevo "Putin" caribeño.

La democratización económica y política continúa posponiéndose por parte
del gobierno, y la población, está en la misma posición de los
personajes en la obra teatral "Esperando a Godot".

[1] Discurso de Fidel Castro el 26 de julio de 1993.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/esperando-a-godot-o-la-reconversion-de-la-nomenclatura-284711

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