Vacaciones en el infierno
Miércoles, Diciembre 5, 2012 | Por Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Cuando terminamos de
hablar, me preguntó si yo escribía para el periódico Granma. Le dije que
escribo para Cubanet, pues soy independiente. Entonces volvió a
preguntarme, precisando visiblemente preocupada: ¿Eres de los Derechos
Humanos?
Ya había registrado en mi grabadora todo lo que esta mujer oriental me
contó. Pero para dejarla tranquila, le aseguré que no iba a tener
problema alguno, porque su narración era franca y fidedigna y además no
publicaría su nombre, para no perjudicarla. Agarré de nuevo mi bastón y
me despedí de ella.
María es el nombre que utilizaré para narrar su historia, aunque no es
el verdadero. Tiene 50 años de edad y regresó a su casa, en Santa Fe,
después de haber pasado unas vacaciones en "el infierno". Así llama
María al lomerío de la costa sur de Santiago de Cuba, de donde es
originaria y donde aún vive parte de su familia. Allí se encontraba
ella, la noche del 24 de octubre, cuando el ojo del huracán Sandy tocó
tierra cubana, y -bien despierta- dice haber vivido esa noche la peor
pesadilla que de su vida.
"Llevaba cinco años sin visitar Oriente, y, para ser sincera, lo vi
mucho peor que en cualquiera de los tiempos pasados. Ni siquiera porque
mi familia vive cerca del balneario de Mar Verde, al que van turistas
extranjeros, se ve algún progreso en esa zona. Todas las casas están en
muy mal estado y a la gente le falta hasta lo más imprescindible para
sobrevivir. Yo llevé arroz, azúcar y sal, solo para pasar unos días con
mis tíos".
De Sandy, María dice que no quisiera acordarse. "Fue como vivir una
película de terror en plena madrugada –me cuenta-. En medio de los
feroces vientos y del rugido de las olas a lo largo de la costa, nos
vimos a la intemperie, corriendo, empapados, en busca de un techo. Ni
siquiera mirábamos para atrás, donde había desaparecido la casa de mis
tíos".
"Cierro los ojos, y las piernas me tiemblan cuando lo recuerdo -continúa
narrando esta superviviente de Sandy-. Ni por la mente me pasó que
pasaría unos días de vacaciones en el infierno, que no terminaron cuando
el violento y rápido huracán se alejó. Al amanecer, el paisaje era
espantoso. El balneario de Mar Verde quedó destruido y las endebles
casas aledañas, simplemente desaparecieron. Los vecinos ni siquiera
podían llorar, de lo asustados e impresionados que estaban. Lo que más
me partía el alma eran los niños, hambrientos y casi desnudos, porque
todos quedamos sólo con algo de ropa. Fue lo nunca visto".
Me asegura María que en aquella zona donde vive su familia casi todas
las casas tenían piso de tierra y techos de planchas de fibrocemento.
Las casas estaban construidas con materiales que no pueden soportar ni
los vientos plataneros.
"No se entiende –dice- por qué ahora están vendiéndole a la gente el
mismo material endeble con que antes estaban hechos los techos de las
casas. En Cuba sufrimos ciclones fuertes cada año, el gobierno lo sabe y
no debería fomenter la constucción de ese tipo de casuchas endebles. Las
casas que ahora está levantando la gente, con lo que puede conseguir, se
caerán con el próximo ciclón".
Dejo a María con sus tristes recuerdos y, cuando me alejo, descubro que
también su casa, en Santa Fe, tiene el mismo techo de fibrocemento,
agarrado con clavos. Mientras camino, pienso que la pobre podría revivir
su pesadilla si el próximo ciclón entra por La Habana.
http://www.cubanet.org/articulos/vacaciones-en-el-infierno/
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