Deportes
Del cuatro-esquinas al fútbol de tres
Iván García
La Habana 14-10-2012 - 10:28 am.
El balompié ha sustituido al béisbol en las calles de Cuba. 'La chapa' y
'el taco' van en picada.
Allá en los años ochenta del siglo pasado, cuando un Play Station o Xbox
eran cosas de ciencia ficción y el fútbol internacional se trasmitía por
la tele cada cuatro años a raíz de las copas mundiales, los niños y
adolescentes cubanos practicaban el béisbol a gran escala. Era una
auténtica pasión. Una gozada.
Ir los domingos al Latino a ver los dobles juegos, comer pan con
croqueta a quince centavos y pizzas napolitanas sentados en las gradas
de tercera base, hablar de estadísticas y gritar hasta quedarse ronco
con la banda de Armandito el Tintorero, era el sueño de cualquier
fanático a Industriales.
En aquel tiempo el béisbol se jugaba caliente. Todos en el barrio
querían tener la picardía de Rey Vicente Anglada, fildear fácil como
Rodolfo Puente, lanzar curvas parabólicas a lo Pablo Miguel Abreu,
tenedores indescifrables como Rogelio García, atrapar flys al estilo del
loco Mesa y conectar jonrones de 500 pies imitando el swing de Antonio
Muñoz, Armando Capiró o Pedro José Rodríguez.
Antes que ser ingenieros o médicos deseábamos ser peloteros. El fútbol
se mantenía en segundo o tercer plano. En el mes que duraba un Mundial
se trocaban los bates por un balón ruso con pintadas negras, y los fiñes
tiraban sus gambetas.
Solo por 30 días se discutía si el Brasil de Zico era superior al once
del genio Maradona. Pelé estaba enmarcado dentro de las leyendas.
Platiní o el bambino Rossi encantaban, pero su juego de lujo no superaba
nuestro amor por el béisbol.
Se desayunaba, almorzaba y comía béisbol. No pocos dormían con el guante
debajo de la almohada. Antes de entrar a la escuela se armaban
encendidas peñas deportivas. Y en el receso, siempre alguien llevaba en
su bolsillo la inseparable pelota de goma y se armaba un encendido pitén.
Las modalidades del béisbol
La pelota se jugaba en una amplia variedad de modalidades. Si usted
vivía cerca de un terreno de béisbol, se jugaba al flojo con pelotas
recicladas, envueltas en teipe. Si se lograban juntar suficientes
guantes y un arreo de receptor, entonces se pactaba un partido al duro.
A veces con equipos de otros barrios. Todo empezaba amistosamente,
saludándose e intercambiándose los guantes.
No pocas veces terminaban los juegos liados a bofetones y blandiendo
amenazante los bates ante un deslizamiento con el pie a la altura de la
cara o una pelota lanzada sobre la cabeza con muy mala leche. Pero jugar
pelota en terrenos de béisbol no era habitual en La Habana. Lo típico
eran los pitenes de barrios.
Jugar a la chapa con un palo de escoba haciendo de bate. Las chapas de
refrescos se escachaban de forma ovalada para que hicieran una mejor
variación en el aire. La mayoría de los grandes peloteros habaneros se
iniciaron jugando a la chapa.
Otra modalidad era el cuatro-esquinas. Cada esquina era una base. Se
bateaba con la mano y se caminaba a paso normal hacia las bases. Para
regresar se podía correr. Las distancias eran cortas. Y se utilizaba una
pelota de esponja que solía hacer efectos enrevesados. O pelotas de
tenis afeitadas hasta dejarla en el casco.
Jugaban niños, adolescentes y adultos. Estaba prohibido jugar pelota en
la calle. Y siempre había un centinela que avisaba cuando aparecía una
patrulla policial.
También se jugaba al taco. La pelota era un trozo de madera. Los vecinos
siempre estaban dando las quejas a los padres de los niños debido a las
ventanas rotas y el escándalo que se armaba.
Se jugaba en short, sin camisa y a veces descalzo. En el campo se
practicaba pelota de manigua. La gente se sentaba a ver los partidos
tomando alcohol destilado con excremento de vaca y con un machete en la
cintura. No existía delimitación del terreno.
Fútbol de a tres
Pero esa pasión por el béisbol en todas sus variantes fue hace más de 30
años. Ahora en los barrio los chicos juegan fútbol de a tres. Dos
piedras hacen las veces de portería. Siguen las ligas europeas y existen
dos bandos irreconciliables. Los culés y los merengues.
Hay discusiones por horas, intentando demostrar que Lionel Messi es
superior a Cristiano Ronaldo. O viceversa. La diferencia radica que esos
muchachones no conocen el once regular de la selección nacional.
Tampoco apoyan a los equipos provinciales. Ni asisten al Pedro Marrero a
hinchar por la tricolor en su fase eliminatoria al Mundial de Brasil
2014. Eso sí, se saben al dedillo los cotilleos de la vida privada de
los cracks y cada cual diseña su estrategia para los grandes partidos.
Te hablan con naturalidad del trivote defensivo. Del 4-3-3. Del volante
ofensivo, los carrileros por banda y el disparo de la hoja seca. A los
menores de 18 años no les entusiasma Industriales.
http://www.diariodecuba.com/deportes/13463-del-cuatro-esquinas-al-futbol-de-tres
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